sábado, 20 de diciembre de 2008

MI CANARIO

Palmito es del color de su nombre;
limpio como la luz,
bello cual la esperanza.

Se levanta descorriendo el horizonte;
musicalizando el viento.

Su mundo es un gran silo;
una fuente cristalina;
un huerto verde, muy verde;
un cañaveral de flautas.

No le ilusiona volar;
su libertad está en su jaula.

-Canta conmigo, me dice;
el día es para vivirlo;
la vida para cantarla.

-No puedo cantar, canario;
canario, cantar no puedo;
tengo atrofiadas mis alas.
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Victoriano Orts Cobos
(Re)visado el día 19 de septiembre de 2016.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

MARIPOSAS BLANCAS

La noche cae, brumosa ya y morada. Vagas claridades
malvas y verdes perduran tras la torre de la iglesia. El
camino sube, lleno de sombras, de campanillas, de fra-
gancia de yerba, de canciones, de cansancio y de anhe-
lo. De pronto, un hombre oscuro, con una gorra y un
pincho, roja un instante la cara fea por la luz del cigarro,
baja a nosotros de una casucha miserable, perdida entre
casas de carbón. Platero se amedrenta.
-¿Ba argo?
-Vea usted...Mariposas blancas...
El hombre quiere clavar su picho de hierro en el
seroncillo, y no lo evito. Abro la alforja y él no ve nada.
Y el alimento ideal pasa, libre y cándido, sin pagar su
tributo a los consumos.*

Juan Ramón Jiménez. (Platero y yo)





*Impuesto municipal sobre ciertos géneros introducicos
en una población para su venta y consumo.

Grandes monumentos

La luminosidad del templo se difumina
al grito de ¡justicia!
lanzado por las piedras en defensa
de quienes las portearon
recibiendo por recompensa,
humillación, desprecio, muerte..., olvido.
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Victoriano  Orts Cobos
(Re)visado el día 19 de septiembre de 2016.



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miércoles, 3 de diciembre de 2008

UN SONETO ME MANDA HACER VIOLANTE


(Lope de Vega)

Un soneto me manda hacer Violante,
que en mi vida me he visto en tal aprieto;
catorce versos dicen que es soneto:
burla burlando van los tres delante.

Yo pensé que no hallara consonante
y estoy a la mitad de otro cuarteto;
mas si me veo en el primer terceto
no hay cosa en los cuartetos que me espante.

Por el primer terceto voy entrando
Y Parece que entré con pie derecho,
pues fin con este verso le voy dando.

Ya estoy en el segundo y aún sospecho
que voy los trece versos acabando;
contad si son catorce y está hecho.

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(¡Que pequeño se siente uno ante una 
maravilla como esta!) V. Orts Cobos.
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