domingo, 18 de julio de 2010

CREYENTE-AGNÓSTICO-ATEO.

Dejé de ser creyente, ha ya mucho tiempo, Cleopatra.
Tampoco soy ateo, te lo confieso.
Un 00,01% me mantiene en el agnosticismo.
De la causa de ese pequeño resplandor es culpable la
obsesión de pensar que no es justo que todo acabe aquí
y que la maldad de tantos seres y el sufrimiento de otros,
no tenga ni castigo ni premio.
Hay y han habido tantos seres monstruosos que se irán
y se han ido entre laureles al mundo de los muertos, y
hay y habrán habido tantos otros que jamás conocerán
la compensación de la Justicia, que esa obsesión, me
confunde y me atormenta.
Si hay algo, (que lo dudo en un 99,99%), estoy convencido
de que será totalmente diferente a como nos lo pintan los
distintos "sabios" de todas las creencias de mundo.
Vuelvo a lo mismo, Cleopatra, ese deseo de Justicia ante
la maldad y la inocencia, que quedaría sin ejecutar, es lo
que me hace pensar en que debería haber algo tras de la muerte.
¿Qué me contestas tú? Cleopatra.
¡Cuanto me gustaría oír tu opinión! porque la de los humanos
no me aclara nada.
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Victoriano Orts Cobos.
(Re)visado el día 4 de septiembre de 2016


domingo, 4 de julio de 2010

SONREIR (¿Anónimo?
Leído y copiado en la sala de espera
de una clínica de analítica en Málaga.
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Una sonrisa cuesta poco y produce mucho.
Enriquece a quien la recibe y no empobrece a quien la da.
Dura sólo un instante, y su recuerdo puede ser eterno.
Nadie es tan rico que no la necesite, ni tan pobre que no pueda darla.
La sonrisa crea felicidad en el hogar, y ayuda en los negocios.
Es la señal externa, libre, de la amistad profunda.
Una sonrisa alivia el cansancio, renueva fuerzas y es consuelo en la tristeza. Esponja el alma de quien la da y del que la recibe.
Es un bien que no se puede comprar, ni prestar, ni robar, ni forzar, porque sólo tiene valor desde el momento en que se da...sinceramente, con bondad y franca naturalidad.
Pero si alguna vez no te dan la sonrisa esperada..., sé generoso y da la tuya: porque nadie tiene tanta necesidad de una sonrisa, como aquel que no sabe sonreír a los demás.