martes, 21 de febrero de 2012

ROSALÍA DE CASTRO
(1837-1885)
MUJERES POETAS. VI
Fotografía:eswikipedia.org
Con la impresión en mi blog del prólogo de “Cantares Gallegos” y el poema  “Castellanos de Castilla” quiero rendir homenaje a esta mujer que quiso tanto a su Galicia natal y supo defenderla con el arma de la palabra escrita. V.O. C.
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PRÓLOGO
Gran atrevimiento es, sin duda, para un pobre ingenio como el que me tocó en suerte, dar a la luz un libro cuyas páginas debían estar llenas de sol, de armonía y de aquella naturalidad que unida a una honda ternura, a un arrullo incesante de palabritas mimosas y sentidas, constituyen la mayor belleza de nuestros cantos populares. A la poesía gallega, toda música y vaguedad, toda quejas, suspiros y dulces sonrisitas, murmurando unas veces con los vientos misteriosos de los bosques, brillando otras con el rayo de sol que cae sereno por sobre las aguas de un río abundoso y grave que corre bajo  las ramas de los sauces en flor, cumplíale para ser cantada un espíritu sublime y cristalino, si así lo podemos decir; una inspiración fecunda como la vegetación que hermosea esta privilegiada tierra nuestra y sobre todo un sentimiento delicado y penetrante para dar a conocer tantas bellezas de primer orden, tanto fugitivo rayo de hermosura como se desprende de cada costumbre, de cada pensamiento escapado a este pueblo al que muchos llaman estúpido y al que quizás juzguen insensible, extraño a la divina poesía. Nadie menos que yo tiene las grandes cualidades que son precisas para llevar a cabo obra tan difícil, aunque nadie tampoco se pudo hallar animado de un mejor deseo para cantar las bellezas de  nuestra tierra en ese dialecto suave y mimoso que quieren hacer bárbaro quienes no saben que aventaja a las demás lenguas en dulzura y armonía. Por esto, aun encontrándome débil de fuerzas, y sin  haber aprendido en más escuela que en la de nuestros pobres aldeanos, guiada sólo por aquellos cantares, aquellas palabras cariñosas y aquellos giros nunca olvidados que tan dulcemente resonaron en mis oídos desde la cuna y que fueron recogidos por mi corazón como herencia propia, me atreví a escribir estos cantares esforzándome por dar a conocer cómo algunas de nuestras poéticas costumbres conservan  todavía cierta frescura patriarcal y primitiva y cómo nuestro dulce y sonoro dialecto es tan idóneo como el que más para cualquier clase de versificación.  
Cierto  que mis fuerzas quedaron muy por debajo de lo que alcanzaran mis deseos, y por eso, comprendiendo cuanto podría hacer en esto un gran poeta, me duelo más aún de mi insuficiencia. El libro de los cantares, de don Antonio de Trueba, que me inspirara y diera aliento para llevar a cabo mi trabajo, pasa por mi cabeza como un remordimiento, y casi asoman las lágrimas a mis ojos al pensar cómo se alzaría Galicia hasta el lugar que le corresponde si un poeta como Antón el de los <> fuera el destinado para dar a conocer sus bellezas y sus costumbres. Pero mi infeliz patria, tan desventurada en esto como en todo lo demás, tiene que contentarse con unas páginas frías e insulsas, que apenas serian dignas de acercarse desde lejos a las puertas del Parnaso como no fuera por el noble sentimiento que las creó. ¡Que esto mismo me sirva de disculpa ante quienes justamente critiquen mis faltas, pues pienso que quien se esfuerza por desvanecer los errores que manchan y ofenden injustamente a su patria es acreedora de alguna indulgencia!
Canciones, lágrimas, quejas, suspiros, atardeceres, romerías, paisajes, dehesas, pinares, soledades, riberas, costumbres, todo aquello, en fin, que por su forma y colorido es digno de ser cantado, todo lo que tuvo un eco, una voz,  un rumor por leve que fuese que llegase a conmoverme, todo esto me atreví a cantar en este humilde libro para decir una vez siquiera, aunque sea torpemente, a los que sin razón ni conocimiento alguno nos desprecian, que nuestra tierra es digna de alabanzas, y que nuestra lengua no es aquella que bastardean y chapurrean torpemente en las más ilustradísimas provincias con una risa de mofa que, a decir verdad (por más que ésta sea dura), demuestra la más crasa ignorancia y la más imperdonable injusticia que puede hacer una provincia a otra provincia hermana por pobre que ésta sea. Pero lo más triste en esta cuestión es la falsedad con que fuera de aquí pintan tanto a los hijos de Galicia como a Galicia misma, a la que generalmente juzgan lo más despreciable y feo de España cuando acaso sea lo más hermoso y digno de alabanza.
No quiero herir con esto la susceptibilidad de nadie, aunque, a decir verdad, bien pudiera perdonársele este pequeño desahogo a quien tan herida fue de todos. Yo que atravesé repetidas veces aquellas soledades de Castilla que dan idea del desierto: yo que recorrí la feraz Extremadura y la extensa Mancha, donde el sol cae a plomo alumbrando monótonos campos en que el color de la paja seca presta un tono cansado a paisaje que rinde y entristece el espíritu, sin una yerbecilla que distraiga la mirada que va a perderse en  un cielo sin nubes, tan igual y tan aburrido como la tierra que cubre; yo que visité los celebrados alrededores de Alicante, donde los olivos con su verde oscuro, sembrados en hilera y de trecho en trecho parecen llorar de verse solitarios, y vi aquella famosa huerta de Murcia, tan nombrada y tan alabada, y que, cansada y monótona como el resto de aquel país, muestra su vegetación como paisajes pintados sobre un cartón con árboles puestos simétricamente y en caminitos para diversión para los niños, no puedo por menos que indignarme cuando los hijos de esas provincias que Dios favoreció en abundancia pero no en belleza de campos, se burlan de esta Galicia competidora en clima y galanura con los países más encantadores de la tierra, esta Galicia donde todo es espontáneo en la naturaleza y en donde la mano del hombre cede su puesto a la mano de Dios.
Lagos, cascadas, torrentes, vegas floridas, valles, montañas, cielos azules  y serenos como los de Italia; horizontes nublados y melancólicos, aunque siempre hermosos, como los de Suiza, tan alabados; riberas apacibles y serenas, cabos tempestuosos que aterran y admiran por su gigantesca y sorda cólera… mares inmensos… ¿qué más diré? No hay pluma que pueda enumerar tanto encanto reunido. La tierra cubierta en todas las estaciones de yerbecillas y de flores, los montes llenos de pinos, de robles y sauces, los ligeros vientos que pasan, las fuentes y los torrentes derramándose hirvientes y cristalinos, en verano y en invierno, ya por los risueños campos, ya por profundas y sombrías hondonadas… Galicia es siempre un jardín donde se respiran aromas puros, frescura y poesía… Y a pesar de esto llega a tanto la fatuidad de los ignorantes, a tanto la indigna preocupación que contra nuestra tierra existe, que incluso los mismos que pudieron contemplar tanta hermosura (y no hablamos ya de los que se burlan de nosotros sin habernos visto nunca ni siquiera de lejos, que son los más), incluso los que penetraron en Galicia y gozaron de las delicias que ofrece, se atrevieron a decir que Galicia era… ¡una cuadra inmunda…! Y estos eran quizás hijos… ¡de esas tierras abrasadas de donde hasta los pajarillos huyen…! ¿Qué diremos a esto? Nada sino que tales fatuidades respecto a nuestro país tienen alguna  comparación con la de los franceses al hablar de sus eternas victorias ganadas a los españoles. España nunca, nunca los venció; por el contrario, salió siempre vencida, derrotada, humillada, y lo más triste de todo es que <> entre ellos tan infame mentira como <> para la seca Castilla, para la desierta Mancha, y para todas las demás provincias de España  –ninguna comparable en verdadera belleza de paisaje  con la nuestra- que Galicia es el rincón más despreciable de la tierra. Bien dicen que todo está en este mundo bien compensado, y  viene así a sufrir España de una nación vecina que siempre le ofendió, la misma injusticia que ella, más culpable todavía, comete con un a provincia humillada de la que nunca se acordara como no fuera para humillarla aún más. Mucho siento las injusticias con que nos favorecen los franceses, pero en este momento casi les estoy agradecida, pues que me proporcionan medio de hacerle más palpable a España la injusticia que ella a su vez comete con nosotros.
Fue éste el móvil principal que me impelió a publicar este libro que, más que nadie, sé que necesita la indulgencia de todos. Sin gramática ni reglas de ninguna clase, el lector encontrará muchas veces faltas de ortografía, giros que disonarán a los oídos de un purista; para al menos disculpar en algo estos defectos, puse el mayor cuidado en reproducir el verdadero espíritu de nuestro pueblo, y pienso que lo conseguí algo… aunque de manera débil y floja. ¡Quiera el cielo que otro más afortunado que yo pueda escribir con sus colores verdaderos los cuadros encantadores que por aquí se encuentran incluso en el rincón más escondido y olvidado, para que así, al menos en fama, ya no en provecho, gane y se vea con respeto y admiración merecida esta infortunada Galicia.
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Castellanos de Castilla,/ tratade ben ós gallegos:/ cando van, van como rosas;/ cando vén, vén como negros…………………..4.
-Cando foi iba sorrindo,/ cando veu, viña morrendo/ a luciña dos meus ollos,/ o amantiño do meu peito…………………………8.
Aquel maís que neve branco;/ aquel de doçuras cheyo,/ aquel por quen eu vivía/ e sin quen vivir non quero……………..……..12.
 Foi a Castilla por pan,/ e saramagos lle deron;/ déronlle fel por bebida,/ peniñas por alimento…………………………...………..16.
Déronlle, en fin, canto amargo/ ten a vida non seu seo…/ ¡Castellanos, castellanos,/ tendes coraçon de ferro!..………………..20.
¡Ay!, no meu corazonciño/ xa non pode haber contento,/ que está de dolor ferido,/ que está de loito cuberto………………….24
Morreu aquel que eu quería/ e para  min n’hay consuelo;:/solo hay para min, Castilla,/ a mala lei que  che teño./…………………28.
Premita Dios, castellanos,/ castellanos que aborreço,/  que antes os gqllegos morran/ que ir a pedirvos sustento…………….32
Pois tan mal coraçón tendes,/ secos fillos do deserto,/ que si amargo pan vos ganan,/ dádesllo envuelto en veneno………….36.
Aló van, malpocadiños,/ todos de esperanzas cheyos,/ e volven, ¡ay!, sin ventura,/ con un caudal de despreços……………….40.
Van probes e tornan probes,/ van sans e tornan enfermos,/ que anque eles son como rosas,/ tratádelos como negros…………44.
¡Castellanos de Castilla,/ tendes coraçón de aceiro,/ alma como as penas dura,/ e sin entrañas o peito!................................48.
En trós de palla sentados,/ sin fundamentos, soberbios,/ pensás que os nosos filliños/ para serviros naceron…………………….52.
E nunca tan torpe idea,/ tan criminal pensamento/ coupo en máis fátuas cabezas/ ni en máis fátuos sentimentos………………...56-
Que Castilla e castellanos,/ todos nun montón a eito,/ non valen  o que unha herbiña/ destes nosos campos frescos……….......60.
Solo peçoñosas charcas/ detidas no ardente suelo,/ tés,Castilla, que humedezcan/ esos teus labios dedentos………………..64.
Que o mar deixoite olvidada/ e lonxe de ti correron/ as brandas auguas que traen/ de prantas cen semilleiros……………………68
Nin arbres que che den sombra,/ ni sombra que preste alentó…/ Llanura e sempre llanura,/ deserto e sempre deserto…/…..........72
Esto che tocou, coitada,/ poe herencia no universo,/ ¡miserable! fanfarrona!.../ triste herencia foi por certo………………..76.
En verdad non hay, Castilla,/ nada como ti tan feyo,/ que inda mellor que Castilla/ Valera decir infierno  ……………………….80.
¿Porqué aló foches meu ben?/ ¡Nunca tal houberas feito! ¡Trocar campiños frodidos/ por tristes campos sin rego!..............84.
¡Trocar tan craras fontiñas,/ ríos tan murmuradeiros/ por seco polvo que nunca/ mollan as bágoas do ceo!.....................................88.
Mais, ¡ay!, de onde a min te foches/ sin dor do meu sentimrento,/ y aló la vida che quitaron,/ aló a mortiña cher deron………….92.
Morreches, meu queridiño,/ e para min n’hay consuelo,/ que onde antes te vía, agora/ xa solo unha tomba vexo…………………..96.
Triste como a mesma noite,/ farto de dolor o peito,/ Pídolle a Dios que me mate,/ porque xa vivir non quero……………………..100.
Mais en tanto non me mata,/ castellanos que aborreço,/ hei, para vergonza vosa,/ heivos de cantar xemendo……………...104
¡Castellanos de Castilla,/ tratade ben ós gallegos;/ cando van van como rosas;/ cando vén vén como negros!.................................108.

Castellanos de Castilla,/ tratad bien a los gallegos;/ cuando van, van como rosas,/ cuando vuelven, como negros………………...4.
Cuando fue, iba sonriendo/ cuando regresó muriendo,/ la clara luz de mis ojos,/ el amante de mi pecho……………………………..8.
Aquel más que nieve blanco,/aquel de dulzuras lleno,/ aquel por quien yo vivía/ y quien sin vivir no quiero…………………………...12.
A Castilla fue a por pan/. Y jaramagos le dieron;/ diéronle hiel por bebida,/guijarros por alimento………………………………...16.
Diéronle en fin cuanto amargo/ tiene la vida en su seno…/ ¡Castellanos, castellanos,/ tenéis corazón de hierro!...................................20.
¡Ay, ay, en mi corazón/ ya no puede haber contento/ que está de dolor herido,/ que está de luto cubierto!..........................................24.
Murió aquel a quien quería/ y para mí no hay consuelo:/ sólo hay para mí, Castilla,/ la mala ley que  te tengo………………………..28
Permita Dios, castellanos,/ castellanos que aborrezco,/ que antes los gallegos mueran/ que ir a pediros sustento………………….32.
Tan mal corazón tenéis,/ secos hijos del desierto,/ que si amargo pan os ganan/ lo dais envuelto en veneno……………………………36.
Allá van los desdichados/ todos de esperanzas llenos,/ y vuelven ¡ay! sin ventura/ con un caudal de desprecios…………………….40.
Van pobres y vuelven pobres,/ van sanos, vuelven enfermos/ que aunque ellos son como rosas/ los maltratáis como a negros.44.
¡Castellanos de Castilla,/ tenéis el corazón de acero,/ alma como peñas dura/ y sin entrañas el pecho!.................................................48.
En tronos de paja puestos,/ sin fundamento, soberbios,/ pensáis que nuestros hijitos/ para serviros nacieron..……………………..52.
Y nunca tan torpe idea,/ tan criminal pensamiento,/ cupo en cabezas más fatuas/ ni en más fatuos pensamientos…………………56
Que Castilla y castellanos,/ todos en montón revueltos,/ no valen lo que una brizna/ de nuestros campos tan frescos…………………60.
Sólo ponzoñosas charcas/ sobre el ardoroso suelo/ a duras penas refrescan/ esos tus labios sedientos…………………………..64
Que el mar te dejó olvidada/ y lejos de ti corrieron/ las blandas aguas que traen/ de plantas cien semilleros…………………………68.
Ni árboles que den sombra,/ ni sombra que preste aliento…Llanura y siempre llanura,/ desierto y siempre desierto…/…………….72..
Eso te tocó infeliz,/ por herencia de universo,/ ¡miserable fanfarrona…! triste herencia fue por cierto…………………………………..76.
En verdad que no hay Castilla,/ nada como tú tan feo,/ que mejor aún que Castilla/ valiera decir infierno……………………… ……80.
¿Por qué allá fuiste, mi bien?/ ¡Nunca tal hubieras hecho!/ ¡Trocar campiñas floridas/ por tristes campos sin riego!....................84.
Trocar tan claras fontanas,/ ríos tan murmuraderos,/ por seco polvo que nunca/ mojan lágrimas del cielo………………………………88.
Más ¡ay!, que de mí te fuiste/ sin compasión de mi afecto:/ la vida allí te quitaron/ y allí la muerte te dieron…………………………….92.
Moriste querido mío,/ y para mí no hay consuelo,/ que donde antes te veía/ sólo una tumba veo……………………………………..96.
Tan triste como la noche,/ harto de dolor el pecho,/ pídole a Dios que me mate/ porque vivir ya no quiero…………………………100.
Pero en tanto no me mata,/ castellanos que aborrezco,/ he, para vergüenza vuestra,/ he de cantaros gimiendo……………..104
¡Castellanos de Castilla,/ tratad bien a los gallegos;/ cuando van, van como rosas;/ cuando vuelven, como negros!......................108.
ROSALÍA DE CASTRO.
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Copiado del libro de poemas  CANTARES GALLEGOS e impreso por Victoriano Orts Cobos.
Málaga 21 de febrero de 2012.
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(R)evisado el día 11 de agosto de 2016.