miércoles, 28 de junio de 2017

LAS VIEJAS HERIDAS
Por MANUEL ALCÁNTARA, Diario SUR, 26/06/2017.

     Se busca un punto de apoyo, pero no para mover el mundo, sino para conseguir que se esté quieto. La decisión de Pedro Sánchez de no secundar el tratado comercial de la Unión Europea, al que llaman `CETA’ los íntimos, por sus siglas en inglés, nos trae más locos de lo que estábamos por culpa del calor. No es buen momento para echarle leña al fuego, porque los pantanos presentan el nivel de agua más bajo de las dos últimas décadas y no hay forma de apagarlo. La primavera ha sido la más calurosa desde 1965, cuando nadie hablaba de cambio climático y nos conformábamos con rimar `calor de horno´ con bochorno. La decisión de Pedro Sánchez de no apoyar el tratado comercial está dividiendo al PSOE, pero, mientras, Madrid, que está que arde, ha acogido la gran cita que reivindica a lesbianas, gais, transexuales y bisexuales de todo el ancho mundo y se prevén dos millones de visitantes. Gran éxito comercial. Con los hoteles llenos y los alquileres con precios disparatados. Hay que esperar la próxima reunión de Sánchez con Iglesias, pero la capital de España, que en tiempos fuera `castillo famoso´, es ahora el escaparate del planeta donde se debaten los derechos y las libertades ciudadanas. El mundo será lo que quieran que sea sus efímeros habitantes, aunque por una corta temporada, ya que una vida no da para más y una vez acostumbrados hay que irse.
     El gran espectáculo es la diversidad, aunque no sea apto para menores. El primer `Orgullo Mundial´ se celebró en Roma en el año 2000. En vano trató de impedirlo el Vaticano y el Papa Juan Pablo II habló desde el balcón de la Plaza de San Pedro, que es el púlpito favorito de los últimos pontífices, de “afrenta” y de que los actos de homosexualidad son “contrarios a la ley natural”. Nadie se atrevería hoy a decir estas cosas por miedo a quedarse sin clientela. Hay que ser tolerantes o partidarios. A eso le llamamos prudencia.

Copiado por Victoriano Orts Cobos.
Málaga 28 de junio de 2017.

lunes, 19 de junio de 2017

CONTRA CATALUÑA
Por ANTONIO SOLER, Diario SUR, 18/06/17.

     El verbo es amar. Más allá de la cursilería, del énfasis a veces desmesurado que se le da a esa palabra, ese es el verbo justo a emplear en esta ocasión. Y así, de ese modo intenso pero despojado de sentimentalismo barato, puedo decir que amo los largos atardeceres de Cadaqués en verano y sus calles vacías en invierno, la Riba Pitsot, el Crostonet, que amo  y he amado los paseos por el Cabo de Creus, caminar por el extremo más oriental de la península Ibérica viendo la línea de Francia, sentarme en la cala reducida que Buñuel usó  `en la edad de oro´. He caminado por ese paisaje lunar y he caminado por el laberinto mágico de la ciudad de Gerona. He amanecido en alguna masía de ensueño en el alto Empordá. He estado emocionado en el Nou Camp hasta decir basta o,  exactamente, antes de decir basta. Poco o mucho, literariamente soy lo que soy gracias a mi trabajo con los editores catalanes y a su generosidad. He caminado por los valles de Lérida, por el campus tarragonés de la universidad de Rovira i Virgili,   por las calles altas del barrio de Gracia. Uno de mis mayores referentes literarios fue y es Juan Marsé y, antes de tratarlo, subí las empinadas calles del Monte Carmelo en busca de sus héroes malditos, desde el Pijoaparte a los anarquistas derrotados, esos “hombres de hierro forjados en tantas batallas” que soñaban como niños. He pasado noches interminables en el Café Salambó, he recorrido el laberinto del Raval, antes de las invasiones turísticas, he llegado por tierra y mar, y casi por los aires, a Por Lligart . Seguí sobrecogido hasta la frontera francesa la ruta del Ejército de Cataluña en febrero de 1938. Desde hace casi medio siglo llevo colgada del cuello una imagen de  la Moreneta a modo de homenaje a los años barceloneses de mi hermano y de ese mundo mítico y amado de –Montjuich, Tibidabo, Paralelo-,  que para mí es y siempre ha sido Cataluña. Al salir del Giardimetto he vagado de madrugada por las calles desiertas de la ciudad en dirección a no sé cuántos hoteles o casas de amigos. Desde las pensiones más oscuras al Ritz esa ha sido mi casa y también un trozo indispensable de mi biografía. He llevado no sé cuántos años la rosa, la espiga y el libro envueltos por una cinta con la senyera por las calles de  san Jordi. He desentrañado libros escritos en catalán para a mi vez escribir sobre Cataluña. Siempre lamentaré que no se le concediese el Cervantes a Josep Pla o que Antonio Rabinad no fuese un puntal entre los escritores de su generación. Y así podría llenar todas las páginas de este periódico para al final acabar del mismo modo. Denunciando la trampa que lo declara a uno ajeno o enemigo de todo eso solo por creer, y creerlo firmemente, que nacionalismo y enfermedad son la misma cosa. Y que para entenderlo sólo hay que ver la historia de Europa. Desde sus orígenes hasta 1945.

Copiado por Victoriano Orts Cobos.

Málaga 19 de junio de 2017.            

martes, 13 de junio de 2017

       DE UN ESTADO AUTORITARIO
Por LORENZO SILVA. Diario SUR, 13,06, 17

     Cuando ya parecía que no podían superarse, lo han hecho. Los impulsores del proceso independentista de Cataluña han llevado al extremo su puesta en escena organizando un acto en el que se ha concluido, nada menos, que España es un estado autoritario que oprime a los catalanes. El encargado en lanzar al aire semejante proclama, que quizás a otros embarazaba pronunciar, ha sido un célebre futbolista que en otro tiempo no tuvo mayor inconveniente en vestir la camiseta de la selección nacional del país autoritario en cuestión, beneficiándose del inmenso y desproporcionado halago que reciben los que se enfundan tal vestimenta, por parte de un buen puñado de españoles y de las autoridades   que los gobiernan. Que el portavoz intelectual del alarde sea un futbolista famoso, a falta de otra cosa, suscita alguna reflexión particular, que queda al arbitrio y la consideración  de cada lector. Habrá quienes les reconozcan a alguien así cualificado una superior autoridad moral. Habrá quién no.
     Pero vamos al meollo: Mencionar en Cataluña, en España, el espantajo de autoritarismo, requiere, si uno posee unas mínimas nociones de historia, extremar la cautela. Los catalanes de cierta edad, como el resto de los españoles, conocen de primera mano lo que significa estar sometido al designio de un autócrata. Significa no poder expresar con libertad las propias opiniones, y quedar excluido de las decisiones públicas. Significa, también que a uno se le impone una visión unívoca del mundo y del país, a la que no cabe más que la adhesión, so pena de ser tildado de traidor a la patria. Significa, en fin, quedar excluido del proceso de asignación de recursos y de provisión de las necesidades públicas, que el poder autoritario gestiona y decreta con arreglo a su agenda particular.
     Es harto dudoso que en la Cataluña de 2017 sean los catalanes a los que el señor Pep Guardiola representa los que se vean sometidos a semejantes restricciones. Es impensable, siquiera, que pretenda estarlo él, agasajado con largueza y hasta el embobamiento por las autoridades competentes y elevado en cada comparecencia a los altares mediáticos sufragados con los impuestos de todos los catalanes. Su autoproclamación como víctima debería sonrojarle, si fuera capaz de volver la vista a alguna de las miles de millones de verdaderas víctimas que en el mundo son. Confundir el imperio de la ley democrática, incomoda a veces, perfectible siempre, con el capricho de un poder dictatorial, es de una banalidad insultante. Si tuviera algún sentido proponerle el ejercicio a quien ya ha abrazado un dogma, cabría invitar al certificador de autoritarismos a que pensara en esos otros cientos de miles de catalanes a los que no representa. Y en sus derechos, que también los tienen.

Copiado por Victoriano Orts Cobos.
Málaga 13 de junio de 2017.


martes, 6 de junio de 2017

DIOS LO QUIERA
Por PEDRO MORENO BRENES, Diario SUR. Domingo 04, 06, l7.
No luchar contra el cambio climático es una indecencia moral respecto a las futuras generaciones
     Esto del  cambio climático no es un capricho de sofisticados ociosos y ajenos al mundo real. Hay consenso en la comunidad científica de que esta lacra conlleva riesgos para las personas y no caben soluciones parciales, esto es cosa de todas las criaturas que habitamos la tierra. Dicen los que entienden que el calentamiento global lo provocan los gases de efecto invernadero, el dióxido de carbono y otros compuestos químicos como el metano o el dióxido de nitrógeno; por tanto, para paliar las consecuencias del cambio climático hay que reducir las emisiones contaminantes. Apelar a razones económicas y de empleo para hacerse el sueco y no hacer nada es una indecencia moral respecto a las futuras generaciones y además constituye una rotunda mentira.
     Y como de mentirosos anda la cosa, aparece el personaje de todas las salsas. Donald Trump. Este sujeto, un histrión autoritario, machista, racista, defraudador vocacional y desde luego un enorme bocazas, ganó las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Aún recuerdo a un lector de los que otorga certificados de `revolucionario´, que al hilo de las críticas de un servidor a tan nefasta expresión del género humano, apelaba a que no me enteraba, ¡Trump era un antisistema!, había que darle una oportunidad, como al `platanito´. En fin, que el mal bicho que se burlaba de un periodista crítico que padece artrogriposis y que en mala hora los electores han colocado de presidente de EE UU, dijo el pasado jueves que su país se sale del Acuerdo Climático de París, y lo hace porque puede llevar a importantes pérdidas económicas a la economía de EE UU. Sin embargo, los tiros van por otro lado, las mayores empresas estadounidenses son conscientes de que la reputación es un activo esencial y que medidas como esta afectarán a sus cuotas de mercado; asimismo, las grandes energéticas han pedido al presidente que se mantenga dentro del Acuerdo. En cuanto al empleo, es muy significativo que Richard Trumka, presidente de AFLCIO, el mayor sindicato de la nación, ha dicho que “salir del cuerdo de París significa abandonar un futuro más limpio con mejores empleos para el país. Es una decisión que no solo pone en peligro el medio ambiente, sino que nos aísla del resto del mundo”. No es la economía, es la idea de algunos de que EE UU es el amo del mundo, lo que permite a su presidente, un tipo maleducado desde siempre, a dar empujones a cualquiera que le moleste, incluso manu militari como pudimos ver en la reciente cumbre de la OTAN.
     Seamos optimistas. El Acuerdo de París continúa en vigor ya que lo han ratificado un número suficiente de países; la Unión Europea, China e India reiteran su firme propósito de mantener sus compromisos ambientales y la salida de EE UU del Acuerdo de París no será efectiva hasta 2020, coincidiendo con el final del mandato de Trump. Dios lo quiera.
*****************************
Copiado por Victoriano Orts Cobos.
Málaga 6 de junio de 2017.