viernes, 22 de febrero de 2019

Este sol de la infancia»: Antonio Machado, 80 años después




«Este sol de la infancia»: Antonio Machado, 80 años después

Murió en el exilio, hace hoy ocho décadas. Dejó como legado una obra comprometida, una invitación al diálogo y su visión humanista de la vida en medio de un país en guerra




Alberto Gómez

ALBERTO GÓMEZ
Después de que Antonio Machado muriese, hace hoy ochenta años, su hermano José encontró un papel arrugado en su abrigo con un último verso: «Estos días azules y este sol de la infancia». También había anotado, en inglés, el comienzo del monólogo de 'Hamlet': «To be or not to be». Apenas sobrevivió 26 días en Colliure. Era 1939. Había llegado empapado por la lluvia, envejecido y enfermo, desolado por la inminente victoria franquista. Le acompañaba parte de su familia. Mantenía intacto su compromiso con una España abierta y libre, dialogante y compasiva, pero la Guerra Civil había hecho añicos el sueño de pertenecer a un país culto y en paz. Por eso sus herederos, años después, desde el exilio en Chile, se negaron a repatriar los restos del poeta pese a las peticiones de la dictadura. Aquella tumba en un pequeño pueblo de pescadores al sur de Francia simbolizaba, sigue haciéndolo, la huida impuesta de cientos de miles de personas. Para muchos, millones si añadimos a las siguientes generaciones, Machado es, por encima de su obra, una respuesta a los dilemas, un referente ético.
Resumió su infancia como «recuerdos de un patio de Sevilla / y un huerto claro donde madura el limonero». Poco duró aquella primera etapa andaluza. Su familia se trasladó a Madrid cuando Antonio tenía ocho años. Allí estudió en la Institución Libre de Enseñanza junto a su hermano Manuel, un año mayor. Deslumbrados por la vida bohemia de la capital, participaban en tertulias literarias y acudían a cafés y tablaos. Entablaron relación con intelectuales y artistas y comenzaron a escribir, primero en algunas revistas de la época, como Helios o Blanco y Negro, y luego como autores teatrales. Firmaron a cuatro manos obras dramáticas como 'La Lola se va a los puertos', antes de que las diferencias ideológicas abrieran un abismo insalvable entre ambos.
Antonio probó suerte como actor, oficio que descartaría enseguida. En 1899 viajó por primera vez a París, donde conoció a Oscar Wilde y descubrió la obra de Verlaine, cuyo influjo simbolista zarandeó sus cimientos como poeta emergente. Años más tarde regresó a la capital francesa y contactó con Rubén Darío, otra referencia colosal en sus primeros escritos. En 1902 publicó 'Soledades', que ampliaría un lustro después como 'Soledades, galerías y otros poemas' y ya revelaba la obsesión de su autor por el paso del tiempo. Nunca abandonó el tono melancólico de aquella primera obra: «Hacia un ocaso radiante / caminaba el sol de estío».
En Soria, donde obtuvo plaza como profesor de francés, experimentó algo parecido a la felicidad. Conoció a Leonor Izquierdo en 1907. Acabarían casándose dos años después, tiempo que Machado aprovechó para avanzar en su obra: estaba escribiendo los poemas de 'Campos de Castilla'. Despojado, al menos en parte, de su timidez, de su carácter «misterioso y silencioso», como lo definió Darío, dio carta de libertad a sus propias emociones, al impacto que le habían causado los paisajes castellanos y los encuentros con Leonor, a quien sacaba casi 20 años. El libro no fue publicado hasta 1912, una vez incluido el extenso romance 'La tierra de Alvargonzález', inspirado en un crimen perpetrado en un pequeño pueblo soriano.

Muerte de Leonor

Leonor había enfermado de tuberculosis meses antes. Su muerte, también en 1912, sumió a Machado en una tristeza honda: «Señor, ya me arrancaste lo que yo más quería. / Oye otra vez, Dios mío, mi corazón clamar». Ni las buenas críticas de 'Campos de Castilla', alabado por Unamuno, Azorín y Ortega, entre otros, calmaron su desesperación. Incapaz de seguir en Soria, solicitó su traslado a Madrid, pero terminó en Baeza, único destino vacante. Allí permaneció varios años, antes de instalarse en Segovia, donde festejó la proclamación de la Segunda República en 1931, siendo requerido para izar la bandera tricolor del Ayuntamiento. Pilar de Valderrama, una poeta perteneciente a la alta burguesía madrileña, casada y madre de tres hijos, se había cruzado en su camino poco antes. Rejuvenecido casi dos décadas después de la muerte de Leonor, Antonio volvió a ilusionarse. Fue una relación extraña, casta según ella, que inspiró el personaje poético de Guiomar, sobrenombre que Machado dio a Pilar en cartas y poemas.
El estallido de la Guerra Civil puso en peligro a artistas e intelectuales. Antonio, a diferencia de su hermano Manuel, cercano al bando nacional, estaba en el punto de mira. León Felipe y Rafael Alberti lo convencieron, tras varias visitas, para que se trasladara al municipio valenciano de Rocafort. Publicó 'La guerra', con textos estremecedores como la elegía dedicada a Federico García Lorca. Viajó a Barcelona y de allí, ante la inminente ocupación de la ciudad, huyó con parte de su familia a Francia, pero la frontera, colapsada, se había convertido en una ratonera. Hicieron a pie, sin maletas, el resto del camino hasta la aduana francesa. Antonio murió un mes después, el 22 de febrero de 1939. Dejó como herencia sus poemas, una invitación al diálogo y su visión humanista: «Por mucho que un hombre valga, nunca tendrá valor más alto que el de ser hombre».

ANTONIO MACHADO

EL CRIMEN FUE EN GRANADA: A FEDERICO GARCÍA LORCA

Se le vio, caminando entre fusiles,
por una calle larga,
salir al campo frío,
aún con estrellas de la madrugada.
Mataron a Federico
cuando la luz asomaba.
El pelotón de verdugos
no osó mirarle la cara.
Todos cerraron los ojos;
rezaron: ¡ni Dios te salva!
Muerto cayó Federico
—sangre en la frente y plomo en las entrañas—
... Que fue en Granada el crimen
sabed —¡pobre Granada!—, en su Granada...

RETRATO (FRAGMENTO)

Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierras de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.
Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido
—ya conocéis mi torpe aliño indumentario—,
más recibí la flecha que me asignó Cupido,
y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario.
Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.
(...)
Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.
Y cuando llegue el día del último viaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.

VOY CAMINANDO SOLO...

Allá, en las tierras altas,
por donde traza el Duero
su curva de ballesta
en torno a Soria, entre plomizos cerros
y manchas de raídos encinares,
mi corazón está vagando, en sueños...
¿No ves, Leonor, los álamos del río
con sus ramajes yertos?
Mira el Moncayo azul y blanco; dame
tu mano y paseemos.
Por estos campos de la tierra mía,
bordados de olivares polvorientos,
voy caminando solo,
triste, cansado, pensativo y viejo.

CANCIONES A GUIOMAR

Hoy te escribo en mi celda de viajero,
a la hora de una cita imaginaria.
Rompe el iris al aire el aguacero,
y al monte su tristeza planetaria.
Sol y campanas en la vieja torre.
¡Oh tarde viva y quieta que opuso
al panta rhei su nada corre,
tarde niña que amaba a su poeta!
¡Y día adolescente
—ojos claros y músculos morenos—,
cuando pensaste a Amor, junto a la fuente,
besar tus labios y apresar tus senos!
Todo a esta luz de abril se transparenta;
todo en el hoy de ayer, el Todavía
que en sus maduras horas
el tiempo canta y cuenta,
se funde en una sola melodía,
que es un coro de tardes y de auroras.
A ti, Guiomar, esta nostalgia mía.
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Publicado en Diario SUR.
Copiado/pegado de Internet  por Victoriano Orts Cobos.
Málaga 22 de febrero de 2019.

miércoles, 13 de febrero de 2019

Invasión de osos polares hambrientos



Un grupo de osos en un vertedero de Belushia Guba. A la izquierda, uno en un portal. /Youtube
Un grupo de osos en un vertedero de Belushia Guba. A la izquierda, uno en un portal. / YOUTUBE

En una isla del Ártico ruso los animales entran en portales y patios en una desesperada búsqueda de comida que puede ser fatal para sus habitantes

RAFAEL M. MAÑUECO
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«Bajas por la escalera y en el portal te encuentras de sopetón con un oso polar de dos metros y media tonelada», relata en su cuenta de la red social Vkontakte, Nadia, hija de un oficial del Ejército ruso. Menos mal que el animal se asustó y salió corriendo. De lo contrario, Nadia, que también se arredró y escapó escaleras arriba, podría no haberlo contado.
Situaciones así las viven desde la semana pasada otros muchos habitantes del poblado ártico de Belushia Guba, en el archipiélago ruso de Nóvaya Zemliá. En esta localidad, la más populosa de la isla, viven unas 1.500 personas, en su mayoría militares de una base y sus familias. «Llevo aquí desde 1983 y nunca antes había visto semejante invasión de osos blancos», dice el responsable de la Administración local, Zhigansh Musín. Cuenta que en Belushia Guba hay ahora 52 plantígrados, de los que cinco se han metido en los cuarteles.
«Mantenemos controlados a los animales porque les damos de comer, pero no podremos seguir mucho más tiempo», dice otro lugareño. Las autoridades locales ya han declarado el estado de emergencia y hay noticia de que algunos de estos bellos e imponentes depredadores han mostrado actitudes agresivas hacia personas y perros. Vídeos y fotos colgadas en redes sociales muestran a los osos por las calles, entrando en portales y patios, encaramados a las ventanas y husmeando en los cubos de basura. Los especialistas llegados a Nóvaya Zemliá para solventar el problema señalan que los basureros será lo primero que habrá que eliminar, porque su olor atrae a los enormes mamíferos.
La irrupción de osos polares en centros de población de la costa del Ártico es habitual, pero no en tal cantidad. Se les ahuyenta con disparos al aire, bengalas, perros o con tractores quitanieves, pero esta vez no están funcionado estos métodos. Ya hay quien sugiere emprenderla a tiros con los plantígrados, pero la autoridad municipal descarta una medida tan extrema. El oso blanco es una especie protegida y su caza en Rusia está prohibida. Así que todos esperan que llegue a la isla una brigada de expertos en espantarlos, como las que funcionan ya en la península de Yamal y Chukotka. «Librarnos de los intrusos no va a ser fácil ni rápido» advierte Musín.
De momento, se aconseja a los habitantes de Belushia Guba evitar los traslados a pie. Los militares de la base, incluso los que hasta ahora caminaban por la cercanía con sus viviendas, también deben moverse en autobús. Desde el sábado nadie ha sufrido un ataque serio de estos animales, pero están muy hambrientos y, si no se les alimenta, pueden tornarse muy peligrosos.
Los expertos de WWF explican que la insólita irrupción de osos polares se debe a que el deshielo del mar por el cambio climático les aparta del hábitat en donde capturan su alimento, focas sobre todo. La desaparición de las placas de hielo no les deja otra salida que adentrarse en tierra, donde en invierno escasea la caza.
Nóvaya Zemliá es un conglomerado de dos islas, la norte y la sur, llamada también Mezhdusharski y donde se encuentran, además de Belushia Guba, otras tres poblaciones. Juntas no superan los 2.500 habitantes. La isla norte está despoblada y fue un campo de ensayos nucleares en la época soviética. Allí se probó el 30 de octubre de 1961 la bomba de hidrógeno cuya detonación nuclear es todavía la mayor de la historia a cielo abierto. Las dos islas que constituyen Nóvaya Zemliá, situadas entre los mares de Barents y Kara, tienen una superficie de 83.000 kilómetros cuadrados, prácticamente igual que la de Austria y algo inferior a la de Andalucía.
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Publicado en Diario SUR.
Copiado/pegado de Internet por Victoriano Orts Cobos.
Málaga 14 de febrero de 2019. 

viernes, 8 de febrero de 2019

El hombre que ha emocionado a España






El hombre que ha emocionado a España

Jesús Vidal es el primer discapacitado visual en ganar un Goya. Periodista de formación, su discurso de agradecimiento ha conmovido a todo un país

OSKAR BELATEGUI
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«Jesús Vidal ha hablado esta noche a nuestros corazones, un discurso para no olvidar», tuiteó el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. «Qué gran lección de vida», alabó Albert Rivera. «Gracias, Jesús Vidal», escribió Íñigo Errejón. El gran protagonista de la gala de los Goya el pasado sábado, el hombre que humedeció los ojos de todos los españoles que vieron la ceremonia (más de 3,8 millones de espectadores, el mejor dato en una década) y que después han recuperado el vídeo de su discurso hasta hacerlo viral, tuvo que subir al escenario del Palacio de Congresos de Sevilla ayudado por una persona porque solo conserva el 10% de visión en un ojo. Jesús Vidal, leonés del 75, demostró que en la vida real no tiene nada que ver con su personaje de Marín en 'Campeones', un vigilante de aparcamiento y baloncestista tocapelotas e hipocondríaco, que desarma siempre que puede al entrenador que encarna Javier Gutiérrez.
Bajito, calvo y con la mirada perdida, este Rompetechos encogecorazones de habla pausada, demostró su temple y lo claras que tiene las cosas cuando se extendió a lo largo de cinco minutos en el agradecimiento más conmovedor de la historia de los premios. Fue una lección de educación y civismo, que arrancó recordando a los compañeros que competían por el Goya a actor revelación y que prosiguió con un frase más efectiva que mil campañas por la inclusión: «Señoras y señores de la Academia, ustedes han distinguido a un actor con discapacidad, no saben lo que han hecho. Me vienen a la cabeza tres palabras: inclusión, diversidad, visibilidad».
Jesús Vidal tuvo un recuerdo para su familia leonesa y en especial a su hermana, «por cuidar tanto a nuestros padres». Ellos le enseñaron «a ver la vida con los ojos de la inteligencia y del corazón». «Queridos padres, a mí sí me gustaría tener un hijo como yo porque tengo unos padres como vosotros», concluyó este filólogo con un máster en Periodismo, que hizo prácticas en la sección de Deportes de la agencia Efe y en la edición digital del Diario de León.
Si la película de Javier Fesser ya ha conquistado a tres millones y medio de espectadores, nadie mejor que la primera persona con discapacidad que gana un Goya para volver a enviar gente a las salas. Cinéfilo empedernido, amante de las transgresoras películas de Lars Von Trier y del cine de Antonioni, Jesús Vidal ya contaba con muchas tablas sobre el escenario antes de ser seleccionado por Fesser para 'Campeones'. Los estudios de Arte Dramático llegaron después de los de Periodismo para colmar ese ansia interpretativa forjada tras ver miles de películas.
De chaval, acudía al teatro en el que su tía trabajaba como personal de sala y ahí le entró el gusanillo por las tablas. Cuando iba por las comarcas leonesas haciendo obras de teatro, él mismo se ocupaba de contratar al conductor que debía llevarlo junto a los bártulos en una furgoneta. Tiene la espinita de que en la Escuela de Teatro de León le exigieron un certificado médico que demostrara que podía actuar sobre un escenario. Vaya que sí puede, que hasta ha trabajado en el Centro Dramático Nacional.
Jesús Vidal no comparte la discapacidad intelectual de su personaje en la ficción. En su vida fue muy importante la figura de Sarah Kane, una dramaturga aquejada de psicosis que le abrió los ojos a un universo humano y desgarrador. «Mi proyecto más importante es levantarme día a día y pensar que quiero crecer como actor y como persona», contó tras ganar el Goya con su desarmante cuajo este forofo de la Real Sociedad (en el Festival de San Sebastián fue a Anoeta para fotografiarse con una camiseta del equipo con su nombre y recordó que su padre le regaló una con siete años) y gran amante del deporte. «A partir de ahí, me gustaría rodar más películas y seguir haciendo teatro, que fue el principio de mi vocación actoral. Y probarme en alguna serie», se ofreció.
Publicado en Diario SUR. Lunes 04 de febrero de 2019.
Copiado/pegado de Internet por Victoriano Orts Cobos.
Málaga 08 de febrero de 2019.
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A continuación copio y pego un nuevo artículo publicado en el Diario SUR el día 08 de febrero dedicado también a Jesús Vidal.
«Ser diferente puede ser una ventaja»



Jesús Vidal, ayer en las tablas del teatro Albéitar, en León, donde empezó y donde soñó con un papel como el de Marín, en 'Campeones'./sandra santos
Jesús Vidal, ayer en las tablas del teatro Albéitar, en León, donde empezó y donde soñó con un papel como el de Marín, en 'Campeones'. / SANDRA SANTOS

El 'Goya' Jesús Vidal se reencuentra en su León natal con el teatro donde empezó como actor

SANTIAGO FERNÁNDEZ
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El campeón ha vuelto a casa. Después de un conmovedor discurso que tocó el corazón de un país, el ganador del Goya al 'Mejor actor revelación', Jesús Vidal (León, 1945), regresó ayer a su terruño. Tal y como anunció en su discurso, León era su siguiente destino tras coronarse en una gala en la que sus palabras emocionaron hasta las lágrimas a buena parte de la audiencia. Jesús, discreto y sereno, pero aún bajo los efectos de un volcán mediático que le ha dejado agotado, se reencontró ayer en León con su familia y amigos, y con una ciudad que le ha aplaudido sin descanso en la distancia. «Tenía ganas de volver a León, a mi casa, de ver a mi familia y a mis amigos. Es maravilloso estar aquí».
Tanto el actor, como su gente, se sienten felices por una 'fama' repentina, enorme, que reconoce su talento y su esfuerzo. En realidad esa estatuilla es el premio a tantos pasos dados desde el más humilde de los anonimatos.
«Me vienen a la cabeza tres palabras, inclusión, diversidad visibilidad... ¡qué ilusión»!
Ya han pasado unos días, y a pesar del ajetreo, le ha quedado tiempo para bajar de la nube, reflexionar y asimilar lo sucedido. «Me siento orgulloso del cariño del público y de tener el reconocimiento de la Academia de lo que podemos hacer por el cine las personas con discapacidad». Él, licenciado en Filología Hispánica y máster en Periodismo, es la primera persona con discapacidad visual en ganar un Goya por su papel en 'Campeones' (más de 3,5 millones de espectadores). Gracias al bueno de Marín, su personaje, miles de personas con síndrome de Down, con trastornos del espectro autista, con discapacidades motoras e intelectuales graves e incluso niños y niñas sordomudos, con tartamudez... han dejado atrás sus miedos, reforzando su autoestima y mostrándose a la sociedad tal y como son. De la misma forma, tres palabras pronunciadas en su discurso, «inclusión, diversidad y visibilidad», han propiciado que la sociedad tome conciencia de la discriminación que sufre este colectivo.



Jesús, con tres jóvenes que lo reconocieron al llegar al teatro de León donde dio sus primeros pasos, y le pidieron una foto.
Jesús, con tres jóvenes que lo reconocieron al llegar al teatro de León donde dio sus primeros pasos, y le pidieron una foto. / NOELIA BRANDÓN

Aquella primera oportunidad

Jesús Vidal se reencontró ayer con sus orígenes, con el lugar y la gente que lo vio nacer como actor. Este 'campeón' volvió a pisar las tablas del teatro Albéitar, de la Universidad de León, donde estrenó su obra 'Sala de Espera', una propuesta que puso encima del escenario a los enfermos de alzhéimer y sus familiares, manifestando ya su sensibilidad social.
El culpable de que esta obra viera la luz fue Pepe Tabernero, programador de las actividades culturales de la Universidad, y eso es algo que tuvo muy presente Jesús nombrándolo en su discurso en los Goya. Hacía casi dos meses que no se veían, pero esta no era una cita más; en esta ocasión el alumno venía acompañado del 'cabezón'. «Me has dado una grandísima lección de humanidad, también de teatro y de cine porque tú de eso sabes mucho», le decía Tabernero sin poder ocultar la emoción. Pepe recuerda cómo se sobresaltó al escuchar su nombre en los agradecimientos. «No veas en el lío que me has metido, pero te lo estaré eternamente agradecido, he tenido que hacerme alguna foto y llevarme felicitaciones por tu culpa». Ambos compartieron una tarde de risas y agradecimientos mutuos.



Hincha de la Real

Jesús Vidal,
leonés de 43 años, tiene desde nacimiento una discapacidad visual del 90% por miopía magna. Es licenciado en Filología Hispánica y máster de periodismo en la agencia Efe, donde trabajó en prácticas en la sección de Deportes. Es aficionado al ciclismo y seguidor de la Real Sociedad, desde el instante en que su padre le compró una equipación completa, cuando tenía «7 u 8 años».

Hasta este mítica sala de León que tantos jóvenes actores y directores ha visto debutar le acompañó una de sus hermanas, ahora ya más tranquila. Discretamente sentada en el patio de butacas, observaba la conversación que mantenía Jesús, atenta a todo lo que decía. El actor no quiso pasar la ocasión de recordar a su familia, a su padre, que trabajaba de transportista, ya fallecido; a su madre, que se quedó a las puertas de licenciarse en Medicina y que le metió el gusanillo de las artes escénicas en el cuerpo. «Mi madre me contaba historias de la mitología griega y en casa se respiraba un ambiente respetuoso por el arte». Tampoco quiso pasar por alto la faceta de su tía, trabajadora del ya cerrado teatro Emperador, que le 'colaba' para ver las funciones. «Acudían actores, se podían ver espectáculos muy bonitos y eso era especial para mí. No era contemplar la película sino hacerlo en un teatro isabelino con toda la decoración que tiene este espacio».



Vidal, ayer con Pepe Tabernero, su 'descubridor'.
Vidal, ayer con Pepe Tabernero, su 'descubridor'. / SANDRA SANTOS

«No es cuestión de caridad»

El Albéitar fue el lugar que le vio crecer como actor, donde arrancó su carrera en las tablas hasta la llamada de Javier Fesser para 'Campeones'. «Me pidió mucha ingenuidad y sinceridad, algo que Jesús Vidal no tiene, pero había que dársela a Marín».
Por debajo del humor que transmite la película, se encuentra una capa de denuncia ligada a la exclusión social. Para Vidal es importante que el mensaje quede claro, «esto no es una cuestión de caridad, la inclusión no es hacer una buena acción, es una herramienta a través de la cual se puede mejorar el mundo». Quizá una de las primeras cuestiones por la que hay que comenzar es por el uso adecuado del lenguaje. «A mí me gusta el término 'diferente', porque cuando decimos discapacitado nos fijamos en lo que no podemos hacer, y normalmente a las personas no las definimos por lo que nos cuesta más».
«Tengo una ceguera total del ojo derecho y veo el 10% con el izquierdo. Soy afiliado de la ONCE»
'Campeones' fue capaz de conquistar a un público de lo más heterogéneo. Y la clave, a su juicio, reside en ofrecer un producto novedoso porque «la diferencia se puede usar como ventaja competitiva, y en el arte, romper con lo cotidiano genera un aliciente y esto no tiene nada que ver con disminuir la calidad».
Él nunca se ha sentido «inferior por no ver», aunque es consciente de que la sociedad pone etiquetas, pero la «mejor manera de enfrentarse a eso es la naturalidad». En 'Campeones' los espectadores no ven «a gente con una discapacidad, sino que ven a personas», apostilla.



Un largo discurso al que no le sobró ni una sola palabra
Este leonés puede presumir de haber ofrecido el discurso más largo de agradecimiento que se ha dado en los premios del cine español. Y en realidad nadie lo recuerda largo, porque al Goya al 'Mejor actor revelación' no le sobró ni una palabra. Vestido con traje y una pajarita que él mismo escogió, llevaba en la solapa un pin que simboliza los 17 objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030 de la ONU. Entre ellos, garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad, y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos. Jesús seguirá dedicándose a su pasión, ser actor. Quiere continuar haciendo teatro y cine. Espera crecer, cambiar de registros y probar cosas nuevas. «Hay formatos nuevos, como series, que nunca he hecho y me gustaría medirme ahí». Amante del deporte (le gusta mucho el ciclismo) y seguidor de la Real Sociedad, tuvo que aprender a jugar a baloncesto para el cásting de 'Campeones', para lo que contó con un equipo de 'coaching', al que le agradece la inestimable ayuda. En estos días tan ajetreados en los que sus palabras casi eclipsaron al resto de los Goya, Jesús ha recibido felicitaciones desde los ámbitos político, cultural, deportivo... Sin duda, su discurso fue el momento de la noche, sobre todo en redes sociales. Y al día siguiente, en bares y oficinas no había conversación que no mencionara esas palabras que atravesaron el corazón de un país.


domingo, 3 de febrero de 2019

Carmen Conde, la pionera atormentada


Carmen Conde, la pionera atormentada

Hace 40 años, cuando las mujeres «sólo podíamos ser reinas o putas», se convirtió en la primera académica de la RAE, un icono del feminismo y la resistencia: «Vinieron hambrientos y se fueron con hambre»


Alberto Gómez

ALBERTO GÓMEZ
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Ocurrió hace ahora cuarenta años. Entre aplausos, Carmen Conde subió al estrado del salón de sesiones y se acercó al micrófono para lanzar un razonado reproche a las decenas de escritores encorbatados y autoridades que abarrotaban la Real Academia Española: «Vuestra noble decisión pone fin a tan injusta como vetusta discriminación». Acababa de convertirse en la primera mujer que ingresaba en la institución lingüística, donde ni siquiera había baño para ellas: «Pues tendrán que hacer uno». Horas antes, saboreando la victoria, había declarado: «Ya no son los días en que Concepción Arenal decía que la mujer sólo podía ser estanquera, reina o puta. Ahora también podemos ser académicas». Aquel hito ha ensombrecido su vasta obra poética y su labor como fundadora de la Universidad Popular de Cartagena, donde nació en 1907, pero Conde fue mucho más que la ocupante del sillón K, vacante por la muerte de Miguel Mihura.
El acceso de las mujeres a la RAE, entonces presidida por Dámaso Alonso, cayó como un jarro de agua helada sobre la testosterona de algunos colegas. «Habrá problemas. Por ejemplo, no sé de qué irán vestidas», vaticinó uno de los académicos al periódico El País. Conde no se achantaba: «Lo consultaré con los modistos. Lo que sí es seguro es que no pienso llevar frac, ni tampoco espadín». La poeta murciana estaba acostumbrada a lidiar con el machismo, que esperó de ella sumisión pero obtuvo versos inyectados por el justo veneno de un feminismo incipiente: «¡Oh, mi alma suave y sometida, / dulce fiera encerrándose en mi cuerpo! / Rayos, gritos, helor, y hasta personas / acuciándola a salir. Y ella, oscura».
Las contradicciones azotaron pronto su mundo interior. Profundamente religiosa, Conde acudía a misa con la misma diligencia con que escondía pasiones bajo la alfombra. Convivió durante décadas con Amanda Junquera, esposa de un catedrático franquista, después de que ambas enviudaran. Siempre negó que aquella relación traspasara la amistad, aunque el biógrafo José Luis Ferris, como otros investigadores, tienen claro que entre ellas hubo una historia de amor que desató en la poeta «una lucha íntima que hubo de librar hasta el final de sus días». Conde se había casado en 1931 con el escritor Antonio Oliver. Tuvieron una hija que nació muerta, un zarpazo del que nunca se recuperaron: «Declaro que se ha muerto y que su tumba / está dentro de mí; soy su mortaja». Años después se dieron de bruces con el inicio de la Guerra Civil, que los separó. Por entonces Conde ya había publicado títulos como 'Júbilos', prologado por Gabriela Mistral, que ganaría el Premio Nobel años después.
Formó parte de la Asociación de Mujeres Antifascistas y del inspirador Lyceum, donde se daban cita Las Sinsombrero, como eran conocidas las autoras del 27 por iniciativa de Maruja Mallo, que explicaba así el origen del apodo: «Todo el mundo llevaba sombrero, era algo así como un pronóstico de diferencia social, pero nos pareció que estábamos congestionando las ideas y nos los quitamos. Nos apedrearon, llamándonos de todo». Tras la victoria franquista, Conde decidió quedarse en España, algo que siempre consideró un acto de resistencia frente a la tentación del exilio. Vivió prácticamente escondida durante años, primero en casa de Amanda y después, con ella, en El Escorial. Publicó algunas obras con seudónimos y alcanzó su cima poética con 'Mujer sin Edén'. Antes había escrito, en referencia a su reclusión: «Años cuarenta aquí, debajo de tu olvido. / Nadie comió de mí, / nadie tomó mi sombra... / Vinieron hambrientos y se fueron con hambre».

Casa de Aleixandre

Acabó instalada, junto a Junquera, en casa de Vicente Aleixandre, esa mítica vivienda familiar de calle Velintonia que había servido como guarida y bar para poetas como Lorca o Cernuda. Su poesía había evolucionado, como ella, desde los versos sometidos de 'Brocal' («Yo no te pregunto a dónde me llevas. / Ni por qué. / Ni para qué. / ¿Tú quieres caminar? Pues yo te sigo») hasta la rotundidad de sus últimos libros, como 'Desde nunca': «Ávida es la trampa que el cuerpo aprisiona, / delirantísima trampa que todo lo consume. / Ay, si le dijeran que su libertad huiría, / a veces voluntaria y siempre fatalmente». La muerte de Amanda, en 1987, marcó el inicio de su propio ocaso y la sumió en una tristeza irreversible. Enferma de Alzheimer, Conde murió en una residencia madrileña en 1996.
Décadas antes, durante su discurso de ingreso en la RAE, la poeta recordó a «nuestras grandes escritoras desaparecidas, a quienes nunca se les concedió este puesto», como María Moliner, Concepción Arenal o Emilia Pardo Bazán. Al acto acudieron autoras como Carmen Martín Gaite o Ernestina de Champourcín, con quien a finales de los años veinte había mantenido una intensa relación epistolar. Todas ellas creyeron estar ajustando cuentas con la historia, amortiguando su golpe machista. Y lo hicieron, aunque el camino esté siendo más largo de lo que seguramente imaginaban: por los sillones añosos de la Academia sólo han pasado once mujeres frente a más de 470 hombres.

Carmen Conde

En la tierra de nadie

En la tierra de nadie, sobre el polvo
que pisan los que van y los que vienen,
he plantado mi tienda sin amparo
y contemplo si van como si vuelven.
Unos dicen que soy de los que van,
aunque estoy descansando del camino.
Otros «saben» que vuelvo, aunque me calle;
y mi ruta más cierta yo no digo.
Intenté demostrar que a donde voy
es a mí, sólo a mí, para tenerme.
Y sonríen al oír, porque ellos todos
son la gente que va, pero que vuelve.
Escuchadme una vez: ya no me importan
los caminos de aquí, que tanto valen.
Porque anduve una vez, ya me he parado
para ahincarme en la tierra que es de nadie.

Parto de la muerte otra

Para nacerte otra vez,
quiero que vayas delante
de mis pasos por la tierra,
que, aunque pequeña, es muy grande.
Aquí estás acompañada
con mi presencia diaria,
pero huérfana de ti
yo sería, si quedaras.
Por esto quiero que andes,
pasito a pasito paso,
delante y siempre delante,
sin prisas y sin descanso.
Así, cuando yo me asome
al otro lado de aquí,
estarás tú preparada
para volverme a parir.

¿Qué fue lo de vivir con tal empeño...

¿Qué fue lo de vivir con tal empeño
de hallar el cumplimiento más rendido;
qué fue aquel mantener tenaz del sueño
mejor y más veraz que lo vivido?
Renuncio a mi presencia indiferente
en este mundo hostil, y tan ajeno,
que ignora —y lo comprendo— el accidente
de seres que no son acierto pleno.
Me iré sin que vosotros, los que andáis
costado a mi costado, retengáis
el soplo desigual de mi andadura.
Y aquí se quedará lo que al futuro
dirá que estuve aquí, con un seguro
destino de pobreza y de amargura.

Dominio

Necesito tener el alma mansa
como una triste fiera dominada,
complacerle con púas la tersura
de su piel deslumbrada en mansedumbre.
Es preciso domarla, que su fiebre
no me tiemble en la sangre ni un minuto.
Que la aneguen los fuegos del aceite
más espeso de horror, y que resista.
¡Oh, mi alma suave y sometida,
dulce fiera encerrándose en mi cuerpo!
Rayos, gritos, helor, y hasta personas
acuciándola a salir. Y ella, oscura.
Yo te pido, amor, que me permitas
acabar con mi tigre encarcelado.
Para darte (y librarme de esta furia),
una quieta fragancia inmarchitable.
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Publicado en Diario SUR.
Copiado/pegado de Internet por Victoriano Orts Cobos.
Málaga 03 de febrero de 2019.
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