En mí la siento aunque se esconde. Moja
mis oscuros caminos interiores.
Quién sabe cuántos mágicos rumores
sobre el sombrío corazón deshoja.
A veces alza en mí su luna roja
o me reclina sobre extrañas flores.
Dicen que ha muerto, que de sus verdores
el árbol de mi vida se despoja.
Sé que no ha muerto, porque vivo. Tomo,
en el oculto reino en que se esconde,
la espiga de su mano verdadera.
Dirán que he muerto, y yo no muero.¿Cómo
podría ser así, decidme, dónde
podría ella reinar si yo muriera?
José Hierro
De "Alegría" 1947
1 comentario:
Me gusta la luminosidad que reina en tus últimas entradas, reflejo de tu estado interior, quiero creer, y por ello me gusta mucho más.
Ojalá siempre tengamos un espacio sagrado reservado para este tipo de alegría...dentro.
Un beso!
Publicar un comentario