viernes, 29 de junio de 2018

La Graciosa, reconocida como la octava isla de Canarias







Se declaró parque natural en 1984, reserva marina en 1995, y desde 1992 forma parte de una de las reservas de la biosfera de la Unesco

EUROPA PRESSMadrid
La Comisión General de las Comunidades Autónomas del Senado ha aprobado por unanimidad una moción del PP que reconoce a La Graciosa como la octava isla canaria habitada.
La moción, promovida por el PP y que ha contado con dos enmiendas de Unidos Podemos, aboga por declarar a La Graciosa como la octava isla canaria habitada, impulsada por el Consejo de la Ciudadanía y apoyada unánimemente por las instituciones canarias.
También se insta al Parlamento canario y a las Cortes Generales a desarrollar en la reforma del Estatuto de Canarias el compromiso adquirido para que «de esta forma quede clara la existencia de La Graciosa como isla habitada, sin perjuicio de su adscripción administrativa a Lanzarote».
Y se insta al Gobierno a modificar la Ley Reguladora de las Bases de Régimen Local para introducir el hecho de que sea una isla habitada como supuesto singular de entidad local menor con personalidad jurídica, como es el caso de La Graciosa.
El archipiélago canario está constituido por trece islas y siete de ellas cuentan con administración propia en forma de cabildos, si bien son ocho las islas habitadas.
La Graciosa, que tiene unos 700 habitantes, recibe a unos 25.000 turistas y tiene la condición de espacio protegido dentro del parte del Parque Natural del Archipiélago de Chinijo. Está agregada administrativamente a Lanzarote y forma parte del municipio de Teguise.
En la moción del PP se expone la realidad administrativa de La Graciosa y se habla de la importancia de que su población -tanto residente como turistas- cuente con un buen funcionamiento de los servicios básicos para la conciliación de la vida en la isla con la conservación de sus «extraordinarios valores naturales».
Con sus 29 kilómetros cuadrados, en los que se ubican los dos pueblos de la isla (La Caleta del Sebo y Casas de Pedro Barba), está situada al noroeste de Lanzarote, de la que la separa un brazo de mar conocido como «El río».
Hace años que se promueve su reconocimiento como la octava isla habitada e incluso hace cinco años se entregaron en el Cabildo de Lanzarote más de 4.000 firmas para pedir los cambios legales necesarios que permitieran que se materializara.
Sus promotores no pretenden que se apruebe un nuevo cabildo, sino que se cree una pedanía y que cuente con un presupuesto propio para que se puedan gestionar directamente los servicios públicos necesarios para los vecinos de La Graciosa.
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Copiado de Internet por Victoriano Orts Cobos.
Málaga 30 de junio de 2018.

lunes, 25 de junio de 2018

EL ÁRBOL

Cruce de vías

De repente ha desaparecido la que era mi visión favorita desde que habito esta casa. Me siento solo y triste en medio del paisaje vacío



El árbol
SR. GARCÍA .

JOSÉ ANTONIO GARRIGA VELA y SR. GARCÍA .Ilustración
Esta tarde he enterrado el árbol. Después de años de convivencia, ayer murió. Quizá fue anteayer, no lo sé, el corazón de los árboles no late como el de otros seres vivos. Ni siquiera sé si tienen corazón. La semana pasada lo atacó un extraño virus y enseguida comenzó a perder ramas hasta que se quedó seco, desnudo, como un esqueleto. Los árboles mueren en silencio. No me parece justo que nos haya abandonado precisamente en primavera, cuando se sentía más feliz. Hoy al mediodía lo he sacado de la tierra para enterrarlo. Lo podría haber dejado donde ha estado siempre, pero no soporto tener la muerte presente todos los días de mi vida.
Los gorriones me han visto desde el tejado arrancar el árbol con sus raíces, cargarlo al hombro y caminar despacio hasta el depósito de cadáveres. Los pájaros no cesaban de piar, ignoro lo que decían, supongo que se lamentaban. El árbol, los pájaros y yo hemos aprendido a llorar sin lágrimas. A partir de mañana, los gorriones tendrán que buscar otro sitio para posarse por la mañana temprano. Yo los miraba desde la cama, los veía asearse como cualquier persona que va al trabajo, picoteaban las ramas y luego se marchaban volando. Así todas las mañanas, después volvían a refugiarse en el árbol.
Yo también lo voy a echar de menos. Abrazaba su tronco, acariciaba las ramas, me sentaba a su sombra y le decía que a quien buen árbol se arrima buena sombra le cobija. Entonces lo escuchaba sonreír. Siempre callado, tranquilo, delicado. No me importaba que no diera frutos, me ofrecía sombra y compañía. Poseía una belleza elegante, poderosa y a la vez calmada. Me agradaba contemplarlo, cada vez que lo mirada descubría algo nuevo. Al llegar el verano estaba pendiente de que no sufriera ninguna insolación y cuando me iba de viaje le encargaba a alguien cercano que lo cuidara. Jamás me hubiera perdonado que el árbol se sintiera solo. No me olvidaba de él aunque estuviera en las antípodas, lo llamaba en silencio, le transmitía cariño y al regresar a casa, antes incluso de abrir la puerta, iba a saludarlo y le daba agua.
Cae la noche. Me asomo a la ventana y diviso el horizonte sin la silueta del árbol. De repente ha desaparecido la que era mi visión favorita desde que habito esta casa. Me siento solo y triste en medio del paisaje vacío. No sé el destino de los árboles muertos, ¿adónde he de mirar cuando hable con él?, ¿al cielo o la tierra? Tampoco sé lo que pensaba, ni en quién o qué creía. Quizá simplemente vegetaba. Ahora descubro lo poco que lo conocía después de tantos años juntos.
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Publicado en Diario SUR.
Copiado/pegado de Internet por Victoriano Orts Cobos.
Málaga 25 de junio de 2018. 

jueves, 21 de junio de 2018





¿Qué es el solsticio de verano? Un astrónomo lo explica

El fenómeno trae el día más largo y la noche más corta para el 88% de los habitantes del hemisferio norte






Solsticio de verano 2018Ver fotogalería
Visitantes a Stonehenge toman fotos durante el solsticio de verano, el 21 de junio de 2015. TOLGA AKMEN/ANADOLU AGENCY/GETTY IMAGES

Con el solsticio de junio comienza oficialmente el verano. En todo el mundo, la gente festeja el cambio de estación con hogueras, festivales y las celebraciones de la Fiesta de la Música. El fenómeno trae el día más largo y la noche más corta para el 88% de los habitantes del Hemisferio Norte.
Los astrónomos pueden calcular el momento exacto en el que se producirá, ya que el solsticio tiene lugar cuando la Tierra alcanza el punto de su órbita en el que, debido a la inclinación del eje del planeta, el Polo Norte se encuentra más cerca del Sol. Este año, ese momento corresponderá a las 6:07 de la mañana, hora del este de Estados Unidos, del día 21 de junio. Visto desde la Tierra, el Sol aparecerá más al norte que nunca con respecto las estrellas. Al mediodía, los habitantes del Trópico de Cáncer, situado a 23,5 grados al norte del Ecuador, lo verán pasar exactamente a 90 grados por encima de su cabeza. Seis meses después, nuestra estrella alcanzará su extremo meridional y pasará a 90 grados por encima de los habitantes del Trópico de Capricornio, mientras que en el Hemisferio Norte viviremos los días más cortos del año y el solsticio de invierno.

Los monumentos de Stonehenge en Inglaterra, Carnac en Egipto y Chanquillo en Perú muestran que, durante más de 5.000 años, los habitantes de los más variados sitios del planeta han tomado nota de los recorridos septentrional y meridional del Sol. Visto desde el círculo de ortostatos de Stonehenge, en el momento del solsticio, el sol sale justo encima de una antigua avenida que conduce al noreste. Sabemos poco de la gente que erigió el monumento y de las razones por las que realizó tamaño esfuerzo constructivo, que exigió desplazar piedras de varias toneladas desde afloramientos situados nada menos que a 225 kilómetros. Todo para señalar el punto del horizonte al que el Sol regresa cada año para permanecer quieto un instante antes de reemprender camino hacia el sur. Tal vez ellos, al igual que nosotros, celebrasen la señal de la llegada del cambio de estación.
Stephen Schneider es catedrático de Astronomía de la Universidad de Massachusetts Amherst.
Cláusula de divulgación: Stephen Schneider no trabaja para ninguna empresa u organización que pueda beneficiarse de este artículo, no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte del cargo académico mencionado.

Este artículo se ha publicado en inglés en The Conversation

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Publicado en Diario EL PAÍS.
Copiado/pegado d Internet por Victoriano Orts Cobos.
Málaga 21 de junio de 2018.

sábado, 16 de junio de 2018

Así lucirá Vicente Aleixandre en su 'Ciudad del Paraíso'



Recreación del poema en la Travesía del Pintor Nogales sobre una fachada de madera. /SUR
Recreación del poema en la Travesía del Pintor Nogales sobre una fachada de madera. / SUR

El poema que el Premio Nobel dedicó a Málaga se colocará sobre madera en la Travesía del Pintor Nogales




Regina Sotorrío

REGINA SOTORRÍO
Vicente Aleixandre se quedará para siempre grabado en su 'Ciudad del paraíso'. En concreto, sobre una fachada de madera laminada en el muro de la Travesía del Pintor Nogales, entre la Alcazaba y el Palacio de la Aduana. Es el diseño elegido por el Ayuntamiento para exhibir el poema que el Premio Nobel dedicó a Málaga, tal y como pedía una iniciativa ciudadana liderada por la empresa Esirtu a finales de 2016. Por delante queda licitar el proyecto –con un plazo de ejecución de tres meses– y lograr el visto bueno de la Junta de Andalucía, al estar emplazado en un lugar protegido como Bien de Interés Cultural. Urbanismo confía en cumplir con todos los trámites antes de que acabe el año.
Los 40 versos y 300 palabras con las que Aleixandre describe con genialidad la ciudad de su infancia se serigrafiarán al final del muro, en la parte más amplia de la pared que salva el desnivel entre el Paseo Don Juan Temboury y Pintor Nogales. El enfoscado actual, «muy deteriorado», como señala el informe de Urbanismo, se cubrirá previamente con una fachada ventilada de madera laminada que ocupará toda la travesía, desde Alcazabilla hasta la curva con la calle Guillén Sotelo. El proyecto está presupuestado en 73.189 euros.
Se persigue así «dotar de mayor calidad» a este espacio, «acorde al entorno donde se inserta», un lugar de paso diario para cientos de turistas y malagueños entre dos de los principales atractivos de la ciudad: el Museo de Málaga y la fortaleza árabe.

Lo importante, los versos

El reto de los técnicos municipales era diseñar un marco adecuado para un poema extenso que no puede dividirse ni alterarse en su forma. Tiene que exhibirse tal cual se concibió. El objetivo es que contribuya a realzar la imagen de la ciudad a través de las palabras de unNobel y, para ello, lo prioritario es que sea fácilmente legible. Por eso, se opta por una tipografía sencilla y por un encuadre discreto. «Lo importante aquí es el poema. Hay que ser respetuoso, no se puede jugar con él. Esa es la obra de arte, no necesita de ningún adorno arquitectónico más», defiende el concejal de Urbanismo, Francisco Pomares. Lo mismo opina Mariano Vergara, el abogado malagueño que capitaneó la petición ciudadana. «Es muy neutro, muy elegante y sobrio. Le da al poema la importancia que tiene», mantiene.
Con los plazos previstos, el poema verá la luz en la vía pública dos años después de que numerosas personalidades de la cultura apoyaran sin fisuras esta propuesta. Escritores como Antonio Soler, Luis Alberto de Cuenca, Antonio Garrido Moraga, Alfredo Taján y Antonio Gómez Yebra; gestores como Salomón Castiel, director de La Térmica, y Juan Carlos Ramírez, gerente de la OFM; y Academias como la de Bellas Artes de SanTelmo y la de Ciencias, sumaron sus nombres inmediatamente a la petición.
El alcalde, Francisco de la Torre, salió al paso de las 200 adhesiones (a través de change.org) logradas en apenas una semana con un tuit: «Acabo de contactar con M. Vergara para contarle que apostamos por esta iniciativa. Ya estamos en ello».
Las letras conquistan así un espacio en Málaga con los versos que Vicente Aleixandre escribió sobre el lugar donde se crió. «Por aquella mano materna fui llevado ligero / por tus calles ingrávidas. Pie desnudo en el día. / Pie desnudo en la noche. Luna grande. Sol puro. / Allí el cielo eras tú, ciudad que en él morabas. / Ciudad que en él volabas con tus alas abiertas». Ciudad en la que, ya para siempre, estará grabado su nombre. Literalmente.
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Publicado en Diario SUR.
Copiado/pegado de Internet por Victoriano Orts Cobos.
Málaga 16 de junio de 2018.

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 El poema Ciudad del paraíso que incorporo al margen lo elegí para la presentación del blog POCATORTA en el año 2008.

lunes, 10 de noviembre de 2008
Este blog, lo he creado con la idea de reflejar en él los poemas que más me han cautivado y que releo una y otra vez, disfrutando de su musicalidad como si de una sinfonía se tratara. Poemas que han dejado en mí una huella imborrable, y una admiración infinita hacia sus autores.

No voy a guardar ningún orden cronológico ni alfabético, ni nada que se le parezca. No tengo tiempo ni preparación para ello. Para mí, todos son Obras de Arte Mayor, y como tales, el lugar que ocupen, ellas lo convertirán en lugar de honor.


Por ser Málaga la ciudad que me acogió cuando sólo tenía 14 años y, en la que he echado raíces y he procreado, he querido elegir a dos poetas que le han cantado como a pocas ciudades le hayan loado sus amantes más devotos: Vicente Aleixandre y Salvador Rueda

CIUDAD DEL PARAÍSO
Vicente Aleixandre
Sevilla 1898, Madrid 1984.

Siempre te ven mis ojos, ciudad de mis días marinos.
Colgada del imponente monte, apenas detenida
en tu vertical caída a las ondas azules
pareces reinar bajo el cielo, sobre las aguas,
intermedia en los aires, como si una mano dichosa
te hubiera detenido, un momento de gloria,
antes de hundirte para siempre en las olas amantes.

Pero tú duras, nunca desciendes, y el mar suspira
o brama por ti, ciudad de mis días alegres,
ciudad madre y blanquísima donde viví, y recuerdo,
angélica ciudad que, más alta que el mar, presides sus espumas.

Calles apenas, leves, musicales. Jardines
donde flores tropicales elevan sus juveniles palmas gruesas.
Palmas de luz que sobre las cabezas, aladas,
mecen el brillo de la brisa y suspenden
por un instante labios celestiales que cruzan
con destino a las islas remotísimas, mágicas,
que allá en el azul índigo, libertadas, navegan.

Allí también viví, ciudad graciosa, ciudad honda.
Allí, donde los jóvenes resbalan sobre la piedra amable,
y donde las rutilantes paredes besan siempre
a quienes siempre cruzan, hervidores, en brillos.

Allí fui conducido por una mano materna.
Acaso de una reja florida una guitarra triste
cantaba la súbita canción suspendida en el tiempo;
quieta la noche, más quieto el amante,
bajo la luna eterna que instantánea transcurre.

Un soplo de eternidad pudo destruirte,
ciudad prodigiosa, momento que en la mente de un Dios emergiste.
Los hombres por un sueño vivieron, no vivieron,
eternamente fúlgidos como un soplo divino.

Jardines, flores. Mar alentando como un brazo que anhela
a la ciudad voladora entre monte y abismo.,
blanca en los aires, con calidad de pájaro suspenso
que nunca arriba. ¡Oh ciudad no en la tierra!

Por aquella mano materna fui llevado ligero
por tus calles ingrávidas. Pie desnudo en el día.
Pie desnudo en la noche. Luna grande. Sol puro.
Allí el cielo eras tú, ciudad que en él morabas.
Ciudad que en él volabas con tus alas abiertas.

Vicente Aleixandre.
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martes, 11 de noviembre de 2008


A Málaga

A Málaga

Salvador Rueda, Benaque-Macharaviaya 1857
Málaga 1933

Dicen que me olvidaste; yo no te olvido;
dicen que no me quieres; yo sí te quiero;
¿cómo no he de adorarte si en ti he nacido.
Y adorar a las madres es lo primero?

Aunque hicieras mi carne fúnebres trizas,
aunque me destrozaras con ira fiera
aunque hicieses mis huesos polvo y cenizas,
mil vidas que tuviese, mil te las diera.

Hace ya mucho tiempo..., ¡qué tierna historia!
siendo los dos muy niños, los dos muchachos,
mi hermana y yo vinimos a ver tu gloria
dentro de los dos nidos de dos capachos.

Y en medio de la carga de pequeñuelos,
conduciendo la bestia que nos traía,
bajo el azul brillante que dan tus cielos,
bondadoso, mi padre se sonreía.

Vinimos desde el lado del alba ardiente,
que en nubes se envolvía de añil y gualda,
cual si a ti nos trajera la luz de oriente,
y el sol nos arrojase sobre tu falda.

Tu zumbar babilónico dio en mis sentidos,
tu tráfago profundo sentí vibrando,
y aquel torrente de almas y de sonidos
lo llevo en mi cerebro siempre rodando.

En ti desembocaban tus carreteras,
los frutos de tus pueblos y tus campiñas,
las verdes cañas dulces de tus riberas,
y los nobles racimos que dan tus viñas.

Al lado de tu puerto de linea oblonga
iban los rubios trigos que da Periana,
y los ricos productos de Sayalonga,
de Cómpeta de Vélez y Frigiliana.

En ti entraban zumbando, cual ola viva,
igual que una serpiente que te envolviera,
peces que Fuengirola del mar cautiva,
y los frutos que crían Ronda y Yunquera.
Y un volar esplendente de raudas aves
venían del dorado confín abierto,
con sus velas, cual alas de inmensas aves,
bajo el sol desplegadas hacia tu puerto.

Tus raudales de vida me fascinaban,
y, allá en tu recia torre de voz intensa,
tus bronces religiosos graves zumbaban,
igual que si tocasen a misa inmensa.

Sentí estallar mi pecho, Madre divina,
cual otro campanario lleno de sones,
al abrirse a mis ojos la gran cortina
del mundo, con sus grandes palpitaciones.

Se dilató mi infancia como un torrente,
algo rasgó en mi vida tu voz inquieta,
y, al golpe que tu mano pegó en mi frente,
de tu suelo sublime me alcé poeta.

En aquel gran momento Dios me llenaba,
y, al recibir mi pecho su ser divino,
sentí que entre mis manos depositaba
la lira prodigiosa de excelso trino.

Un temblor prodigioso nubló mi frente,
y reanimó mis huesos con su armonía,
al comulgar mis labios Dios de repente
con la luz sacrosanta de la poesía.
Y ya que fui poeta, noté tus sones.
Málaga a la que adoro con mis entrañas,
y escuché el coro inmenso de tus pregones
llenos de algarabías dulces y extrañas.

Cantas como ninguna ciudad del mundo;
en ópera se truecan tus timbres regios;
y eres un concertante fresco y jocundo
de fermatas y acordes, trinos y arpegios.

Vi llevar de tus pencas la fruta grata
en canastas de mimbres escurridizos
y cantó el pregonero con voz de plata:
"¡Van los chumbos reondos, y qué pajizos!"

Un pescador , que a su peso se igualaría,
colgados de sus codos sus dos tazones,
cantó, soltando al mundo su melodía:
¡llevo frescos y blancos los boquerones!

Al recorrer tus calles como jardines,
un charrán de la gracia bizarra prueba,
trinó, alzando una penca con mil jazmines:
¡A las buenas biznagas,quién se las lleva!

Y lejos, como un eco que blando gira
y arruya de tus siestas las largas horas,
se oyó una voz, cantando como una lira:
¡A las moras maúras, moritas moras!

¡Oh Málaga brillante, madre que adoro!,
¿a quién vate no hicieras tú de improviso,
si un orfeón pareces que canta un coro
con gargantas de pájaros del paraíso?

La luz traza en tus calles no sé qué cosas
al correr por tus muros y tus balcones,
que a su paso se encienden las amplias rosas,
y arden como bengalas los clavelones.

El sol dora tus plátanos de brazos huecos,
y borda tus macetas de maravillas;
de tus vivos mantones coje los flecos,
y se cuelga a tus sartas de campanillas.

Se coge de los lazos de tus guitarras,
y levanta en sus pechos rumor de sones,
mientras mueve una mano bajo tus parras
los enjambres que duermen en los bordones
.
La luz te envuelve en tramas de oros y reflejos
al hacerte una llama con sus tusíes,
incendia palpitando tus azulejos,
y tiembla en los carrizos de tus bambúes.
Y te fabrica un manto de hebras no vistas
con ráfagas y risas tan luminosas,
como si el sol, rodando por tus aristas,
se rompiera en cien ríos de mariposas.

En tu seno glorioso guardan mi cuna;
son las cuatro maderas que me mecieron;
en sus bordes cantaron, por mi fortuna,
tus pájaros divinos que me instruyeron.

Bajo tus piedras duras, que al sol se doran,
ciudad que en ti primero fijé la planta,
de mi madre divina sus huesos lloran;
¡cómo no he de quererte, Málaga santa!

Bajo tu noble suelo, que enchí de besos,
ciudad que en ti mi historia llevas escrita,
de mi madre divina duermen su huesos;
¡Cómo no he de adorarte, tierra bendita!

Dicen que me olvidaste; yo no te olvido;
dicen que no me quieres; yo sí te quiero;
en tu sol me he bañado y en ti he vivido,
y adorar nuestras madres es lo primero.

Aunque hicieras mi carne fúnebre trizas,
aunque me destrozaras con ira fiera,
aunque hicieses mis huesos polvo y cenizas,
mil vidas que tuviese, mil te las diera.

Y yo, que fui tus glorias siempre cantando,
e hice admirar al mundo lo hermosa que eres,
te interrogo , con ojos que están llorando:
¿Es verdad, Madre mía, que no me quieres?

Salvador Rueda.
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