jueves, 28 de noviembre de 2019

UN TSUNAMI EN EL SOCIALISMO ANDALUZ




Un tsunami en el socialismo andaluz




Manuel Castillo

MANUEL CASTILLOMálaga
1
Fue como un tsunami. La sentencia sobre los ERE por parte de la Audiencia Provincial de Sevilla pasó como una ola gigantesca por encima del pasado de los gobiernos socialistas de Manuel Chaves y José Antonio Griñán y del presente del PSOE de Andalucía y, por tanto, de la propia Susana Díaz. Ahora, cuando la resaca despeje la orilla, habrá que calibrar el alcance de los destrozos y las pérdidas en el prestigio personal e institucional de los condenados y en el futuro del PSOE de Andalucía.
En estos tiempos del reduccionismo intelectual, será inevitable que los gobiernos de Chaves y Griñán queden reducidos en el imaginario callejero a las cenizas de la corrupción, lo cual supone otra herida profunda del socialismo andaluz. Objetivamente puede resultar injusto, pero el estigma es indeleble. Y más aún cuando el caso está salpicado de imágenes chuscas de un chófer, unas rayas de coca y un prostíbulo a golpe de Visa con dinero público. Así las cosas, la honorabilidad tiene la fragilidad de un castillo de naipes.
El hecho de que el expresidente Griñán y los exconsejeros Vallejo, Fernández, Viera y Martínez Aguayo hayan sido sentenciados a penas de prisión por malversación y prevaricación y que apellidos históricos como Chaves, Zarrías y Álvarez hayan sido inhabilitados supone condenar por corrupción una década de gobiernos socialistas en la Junta de Andalucía. Eso es inapelable hasta que el Tribunal Supremo estudie el recurso. No hay que descartar que en casación pueda haber alguna reducción de condena, especialmente en el caso de Griñán, alrededor de quien se ha generado un movimiento de apoyo. Quizá, en su caso, la descripción más gráfica y demoledora la ha realizado el presidente de Galicia, el popular Feijóo al salir en su defensa: «Griñán es una víctima del PSOE».
Los datos son tozudos y es evidente la irregularidad e ilegalidad de un sistema de ayudas y subvenciones, por valor de 680 millones de euros, que supuso un menoscabo para las arcas públicas. Sí, es verdad, Chaves y Griñán no metieron la mano en la caja, pero ello no les exime de su responsabilidad en esta trama de corrupción. En este caso no se ha juzgado si los 19 acusados robaron o no, sino si cometieron un delito de prevaricación y malversación. Así que el recurso de apelar a que no robaron, como está haciendo Susana Díaz y el resto del PSOE, no ha lugar. Nadie, ni el juez ni el auto de acusación, afirma que robaran o se quedaran dinero. Esa es la principal novedad de este caso: se condena la mala administración de dinero público y la responsabilidad como cargo público. De la misma forma, meter en el debate el caso Gürtel es comprensible como estrategia, pero absurdo de la misma forma. Es cierto que el caso ERE no es igual que el Gürtel, pero también es cierto que ambos son dos casos de corrupción. Y no está claro cuál de las dos motivaciones es más grave: afianzarse en el poder en una democracia a través de una red clientelar utilizando dinero público (si es que fue así) o meter la mano en el cajón.
El clientelismo y la utilización de fondos públicos para lograr la paz social y afianzar la marca PSOE es difícil, por no decir imposible, de demostrar. Pero es sospechoso que la mayoría de las ayudas y subvenciones se concedieran en la Sierra Norte de Sevilla, en Cádiz y en Huelva. Vaya por Dios, en Almería no hay ni un solo acusado en las 182 piezas separadas que quedan por juzgar en este caso. Quizá les pillaba muy lejos, o había poco que pescar.
Una de las conclusiones de la sentencia de la Audiencia de Sevilla es que el sistema estaba corrupto. De otra forma no se entiende, por ejemplo, que el exdirector de Trabajo, Francisco Guerrero, le diera a su chófer una ayuda de más de un millón de euros. Y ese virus estaba inoculado de tal forma que muchas cosas se veían con naturalidad. Era tal cantidad de dinero, de millones de euros, los que llegaban de Europa para fomento del empleo que había que gastarlo como fuera y muy rápido. Y así se entró en una espiral de descontrol.
Llama la atención el 'shock' que produjo la sentencia, incluso en algunos medios nacionales y en algunos periodistas de Sevilla. Sólo se puede entender por el pago de alguna deuda moral o de otro tipo o por una excesiva cercanía con el poder político, que suele nublar el sentido crítico y suele también difuminar la línea roja que debe existir siempre entre el aprecio personal y el ejercicio periodístico. De lo contrario se corre el riesgo de caer en un agravio comparativo insostenible para la inteligencia o, incluso, en el ridículo.
Estamos asistiendo a un intento de blanquear el caso ERE, a la utilización de un lenguaje perverso que trata de restar valor a la malversación y prevaricación por el hecho de que no haya existido un enriquecimiento personal. Llegará el día, si no ha ocurrido ya, en el que alguien compare Andalucía con el bosque de Sherwood y a Chaves y Griñán con una suerte de Robin Hood, como advertía esta semana el columnista José Antonio Zarzalejos.
El PSOE de Andalucía se enfrenta ahora al trabajo de reconstruir la moral y el prestigio, con la certeza de que el caso ERE será una rémora que les acompañará durante muchos años. Susana Díaz, le guste o no, forma parte del PSOE y es heredera del legado de Chaves y, especialmente, de Griñán, que fue quien le abrió la puerta de la Presidencia de la Junta de Andalucía. Y ello, con todos sus matices, es una carga demasiado pesada para una candidata que debe esprintar y correr si quiere recuperar el poder. Y que, además, tiene a Pedro Sánchez asomado al balcón contemplando la situación y esperando, como decía Ábalos, que la militancia socialista de Andalucía decida su futuro. Ella, Susana Díaz, ha soportado muchas olas. Falta por ver si saldrá a flote de este tsunami.
****************************************************************************

El autor de este reportaje es D. Manuel Castillo, director del Diario SUR.
Copiado/pegado de Internet por Victoriano Orts Cobos.
Málaga 28 de noviembre de 2019. 

No hay comentarios: