Lo cierto es que fueron años de arduo y pragmático aprendizaje, con lapsos de desalineamiento en los que estuvo a punto de desistir. Pero al fin triunfó la perseverancia y Raimundo aprendió a ladrar. No a imitar ladridos, como suelen hacer algunos chistosos o que se creen tales, sino verdaderamente a ladrar. ¿Qué lo había impulsado a ese adiestramiento? Ante sus amigos se auto flagelaba con humor: "La verdad es que ladro por no llorar". Sin embargo, la razón más valedera era su amor casi franciscano hacia sus hermanos perros. Amor es comunicación. ¿Cómo amar entonces sin comunicarse? Para Raimundo representó un día de gloria cuando su ladrido fue por fin comprendido por Leo, su hermano perro, y (algo más extraordinario aún) él comprendió el ladrido de Leo. A partir de ese día Raimundo y Leo se tendían, por lo general en los atardeceres, bajo la glorieta y dialogaban sobre temas generales. A pesar de su amor por los hermanos perros, Raimundo nunca había imaginado que Leo tuviera una tan sagaz visión del mundo. Por fin, una tarde se animó a preguntarle, en varios sobrios ladridos: "Dime, Leo, con toda franqueza: ¿qué opinas de mi forma de ladrar?". La respuesta de Leo fue bastante escueta y sincera: "Yo diría que lo haces bastante bien, pero tendrás que mejorar. Cuando ladras, todavía se te nota el acento humano”.
miércoles, 18 de febrero de 2009
sábado, 14 de febrero de 2009
miércoles, 11 de febrero de 2009
DIOS Y, COMPAÑÍA
DIOS y, COMPAÑÍA
Dedicado a mis benefactores informáticos,
Anivy ,Loli y Francis.
“…Y Eva creó a Dios y a Compañía a su imagen y semejanza”
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Dedicado a mis benefactores informáticos,
Anivy ,Loli y Francis.
“…Y Eva creó a Dios y a Compañía a su imagen y semejanza”
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Como no podía ser de otra manera, la paz reinaba en el Paraíso. Un sol luminoso lo envolvía todo. La brisa suave refrescaba el ambiente y mientras Eva paseaba por el bosque y los jardines del Edén acompañada de su séquito de aves y mamíferos, Adán disfrutaba de su afición favorita: la siesta bajo una frondosa encina.
Sin embargo, aquel día, algo nunca experimentado hasta entonces en su mente ocurrió. El buen hombre se despertó sobresaltado, sudando y totalmente angustiado. Se levantó de un salto y miró a su alrededor buscando con ansiedad a su compañera. Ésta venía de regreso cantando y saltando, toda feliz, acompañada de su séquito de animales que la adoraban. Corrió hacia ella descompuesto, y Eva al verlo en aquel estado se sorprendió alarmada. ¿Qué novedad era aquella? Los animales, todos, sin ecepción, se alarmaron y un silencio sepulcral invadió el lugar.
-¿Qué es lo que te ocurre, amor de mi Paraíso?, fueron las dulces palabras de la bella amante.
-No sé cómo empezar, querida. He tenido un sueño terrible, y tan confundido estoy, que dudo si ha sido sueño o realidad. He visto en mi locura, cómo Luz Bella se ha rebelado contra Dios y que Éste, lo ha desterrado del Reino a un territorio inhóspito y ardiente que ha bautizado con el nombre de Infierno.
Al oir este relato, Eva no pudo reprimir una carcajada enorme, que sirvió de relajante a su séquito.
-Adán, hombre de poco seso, ¿cómo es posible que un sueño de esa envergadura entre en tu mente? ¿Tú crees que un ser como El Gran Creador: Omnipotente, Omnipresente, y todo lo habido y por haber puede permitir semejante desventura? En verdad cariño que a veces no te comprendo, y para tranquilizarte te diré que hace un momento he estado hablando con Él precisamente sobre su ángel favorito: Luz Bella, y me ha comentado que lo ha nombrado Cocinero Mayor del Reino, porque prepara unas manzanas reineta al horno que son su debilidad. Está tan feliz que hasta me ha dado la receta que a continuación te detallo y me ha regalado una docena de esta jugosa fruta. Te leo la receta:
En una fuente apropiada pones:
12 reinetas descorazonadas;
en cada hueco que ocupaban los corazones, introduces un trocito de canela en rama;
llenas los huecos de azúcar;
riegas las manzanas con anís en abundancia y en el fondo del recipiente agregas unas cucharadas más de azúcar y medio vaso de agua;
metes la fuente en el horno que debe estar a una temperatura de 180 grados y esperas hasta que se abran las manzanas, se doren, se arruguen y se ablanden.
Esta noche, cariño, me gustaría que las preparases para los dos.
-No estoy yo para manzanas al horno. ¡Caramba! ¡Es que aquí no acaba la cosa! También he soñado que a nosotros nos castigaba; y precisamente por tu culpa. Por comer nada menos que la fruta de un árbol que según mi sueño es el de las manzanas que tú quieres que nos comamos esta noche.
-Pero bueno, Adán, ¿Qué te sucede? Nunca te había visto así. Por favor, razona. Todo esto ha sido un sueño. Mejor dicho, un mal sueño. Con tu actitud estás ofendiendo gravemente a Nuestro Creador. ¿Cómo es posible que pienses que un ser como Él caiga en la bajeza de crear a sus seres amados para castigarles por naderías? ¡Por Dios y por todos los Ángeles y Arcángeles! ¡¡Me estás sacando de mis casillas, y ya me cuesta responder de mí!!
La cosa se ponía fea. Era la primera vez que discutían, pero, ¡vaya estreno!
Dios que está en todas partes, consideró que debía intervenir e hizo acto de presencia física, y su semblante luminoso y pacífico unido al razonamiento de Eva, tranquilizó a Adán, el cual se arrodilló ante Él consternado diciendo: Dios amante de tus siervos, perdona mi poca fe.
-Levántate Adán y no me pidas perdón porque tú no has hecho nada malo. Eres débil y eso no es culpa tuya si no mía por no haberte hecho más fuerte.
-Gracias a Ti Señor, la paz reina de nuevo entre nosotros- dijo Eva.
-Eso es lo que yo deseo, y para festejarlo y olvidar este mal sueño de Adán, esta noche, os voy a acompañar en la degustación de las manzanas. Mejor dicho, vamos a estar mi compañera y yo.
-¿He oído bien, Señor? –dijo Adán-.
-¿He oído bien, Señor? –dijo Adán-.
-Has oído perfectamente.
-Perdona, mi Dios, pero no sabía que tuvieses compañera.
-Vosotros lo ignoráis todo sobre Mí- dijo Dios en un tono melancólico que denotaba una infinita tristeza.
Llegó la noche y todo estaba preparado. Adán se esmeró al máximo para que las manzanas estuviesen a la satisfacción de Dios y de Compañía –pues así se llamaba la Pareja Divina del Sumo Hacedor.
La cena resultó deliciosa, y una vez terminada, Dios dijo a Adán: Si alguna vez tuviese que prescindir de Luz Bella en la cocina de mi Reino, sin dudarlo te elegiría a ti como sustituto. Compañía y Eva estaban de acuerdo con el piropo que gustó mucho a Adán aunque este, no pudo evitar una suave desazón en su interior al oír la frase “prescindir de Luz Bella”.
La sobremesa se alargaba con una conversación distendida y desenfadada y esto dio lugar a que Eva que era más lanzada aprovechara la ocasión para hacerle una petición que hacía tiempo la pareja tenía en la mente pero no se atrevían por miedo a disgustarle :
–Padre Amantísimo- se atrevió a decir. Adán y yo, como bien sabes, somos enormemente felices. Nos amamos al máximo pero no hemos tenido jamás contacto físico y, pensamos que para tu mayor Gloria y nuestro mayor gozo, podríamos crear descendencia, pero no sabemos se Tú lo aceptarías. Adán se puso bastante nervioso. Esta mujer, (murmuró él entre dientes) es demasiado lanzada.
Compañía y Dios quedaron maravillados. ¡Qué mujer más valiente y directa. Los dos sonrieron y por primera vez fue Compañía la que contestó:
Por supuesto Eva que sí. Desde ya podéis poner manos a la obra y llenar de Caínes y Caínas, Abeles y Abelas el Paraíso. Será muy grato para nosotros teneros más contentos y satisfechos de la vida y gozar de más hijos que nos adoren.
El ambiente era cada vez más grato y relajante, salvo para Adán y, Eva que tenía una fe infinita en El Sumo Hacedor, sin miedo alguno le preguntó: -Padre Amantísimo, todos los seres que poblamos el Paraíso somos hijos vuestros pero, yo me pregunto y os pregunto a Vosotros. ¿Nunca habéis pensado tener hijos biológicos?
Adán no daba crédito a lo que oía. -¿hasta dónde iba a llegar aquella criatura tan irresponsable? –se preguntaba.
¡Qué maravilla! Pensó Dios. ¡Que maravillosa mujer creé con una simple costilla del débil Adán!
Compañía tomó de nuevo la palabra diciendo: Querida Eva, no creas que no lo hemos pensado pero tienes que saber que nuestros hijos serían Dioses y con ello tendríamos que repartir el Reino y la cosa se podría complicar. Además, piensa que también somos eternamente jóvenes y tenemos todo el tiempo por delante. Así pues, vamos a dejar la cosa como está.
-Te voy a hacer una última pregunta y aquí termino: Dios Supremo, Tú lo has creado todo. Desde la luz hasta el ser humano pero…, y a Ti ¿quien te creó?
El pobre Adán no pudo aguantar más y se desmayó. Compañía que lo observaba divertida y maternal, no pudo aguantar la risa.
Dios irradiando una tranquilidad Sobrenatural y una sonrisa amplia y Luminosa contestó melódicamente: -Tú, Eva, me estás Creando en este preciso instante. ¡PALABRA DE DIOS!
Victoriano Orts Cobos. Málaga febrero de 2009.
(Re)visado el día 12 de octubre de 2016.
(Re)visado el día 12 de octubre de 2016.
domingo, 1 de febrero de 2009
RIMA IV. G.A. BÉCQUER
No digáis que agotado su tesoro,
de asuntos falta, enmudeció la lira.
Podrá no haber poetas; pero siempre
habrá poesía
Mientras las ondas de la luz al beso
palpiten encendidas:
mientras al sol las desgarradas nubes
de fuego y oro vista;
mientras el aire en su regazo lleve
perfumes y armonías;
mientras haya en el mundo primavera,
¡habrá poesía!
Mientras la ciencia a descubrir no alcance
las fuentes de la vida,
y en el mar o en el cielo haya un abismo
que al cáculo resista;
mientras la humanidad, siempre avanzando,
no sepa a dó camina;
mientras haya un misterio para el hombre
¡habrá poesía!
Mientras se sienta que se ríe el alma,
sin que los labios rían;
mientras se llore sin que el llanto acuda
a nublar la pupila;
mientras el corazón y la cabeza
batallando prosigan;
mientras haya esperazas y recuerdos,
¡habrá poesía!
Mientras haya unos ojos que reflejen
los ojos que los miran;
mientras responda el labio suspirando
al labio que suspira;
mientras exista una mujer hermosa,
¡habrá poesía!
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
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