sábado, 30 de marzo de 2019

Idea Vilariño, poeta en carne viva







Idea Vilariño, poeta en carne viva

Abierta en canal en cada poema, llevó su honestidad hasta el dolor propio y ajeno. Amó a muchos hombres pero sólo escribió de uno: Onetti. Él la acusó de crear una relación «para la historia de la literatura». Ella nunca cedió: «Éramos dos monstruos»







Alberto Gómez

ALBERTO GÓMEZ
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Cuentan que a su entierro, hace ahora una década, no acudieron más de diez personas. Idea Vilariño murió sola. Fue el precio de una libertad insobornable, pero también de un carácter rugoso y una honestidad que llevó hasta el límite, hasta el dolor propio. Se descarnaba en cada poema. Por eso no le hicieron falta artificios, paisajes, imágenes que adornaran la intención de su escritura. Renunció pronto a las distorsiones, también al pudor. Nada de retórica: en sus libros sólo caben la herida abierta, la poesía despojada. Parecía taciturna, lo era, pero siempre mantuvo «unas ganas / unas vulgares ganas / de seguir». Padeció problemas respiratorios y de piel, una fragilidad física que contrastaba con una personalidad poderosa, capaz de desafiar el machismo del Uruguay de mitad del siglo pasado, haciéndose hueco como una de las voces imprescindibles de la Generación del 45. Amó a muchos hombres pero únicamente escribió de uno: Juan Carlos Onetti. Se quisieron hasta la extenuación, hasta colisionar como trenes a alta velocidad: «Éramos dos monstruos».
Su padre, poeta, era anarquista. Su madre, una enferma crónica que adoraba la literatura. Murieron con cinco años de diferencia cuando Vilariño era joven. También en ese tiempo falleció uno de sus cuatro hermanos. En apenas un lustro se quedó huérfana «de madre, de padre, de hermano». La infancia, que concentró casi todos sus momentos felices, se convirtió entonces en un «paraíso perdido», como tituló uno de sus libros. Se agravó su problema dermatológico, un eccema feroz por el que recibía baños especiales hasta que la piel mudaba. Ya se había ganado el respeto de sus colegas y de maestros como Juan Ramón Jiménez. También de Mario Benedetti, con quien entabló una amistad incomprendida entre las élites literarias de Montevideo, incapaces de encajar que ella, poeta de culto, comiese en la misma mesa que un autor al que consideraban menor, un escritor de escaparate. Pero incluso en las relaciones personales, o sobre todo en ellas, Vilariño se mostró exigente hasta la crueldad, un látigo que azotaba también contra ella misma. En 1998 se dirigió sin filtros a Benedetti: «Te debo una carta, pero se trataba de una carta difícil. Porque te dije que escribiría sobre tu libro y no sé cómo decirte que no me gustó».
Los años cincuenta resultaron fundamentales en la vida y obra de Vilariño. Lo resumió así en el documental 'Idea', dirigido por Mario Jacobs: «Empieza la enseñanza, la militancia política. Me enamoro de Onetti». Él, escritor colosal, hombre inseguro y tímido, acababa de publicar 'La vida breve' y de ser padre por segunda vez. Ella aún no había escrito sus mejores poemas. Arrastraban prejuicios cruzados. Antes de conocerse no tenían una buena opinión uno del otro, pero su primer encuentro provocó una pequeña revolución en ambos. «Esa misma noche me enamoré», confesaría Vilariño años después. Onetti mendigaba por unas cuantas frases suyas: «Si se encuentra con Idea», escribía, «dígale que ella y yo estuvimos o estamos histéricos, que mi última carta era asombrosamente imbécil».

Pasión tóxica

Nunca fue una relación estable. Irrumpían cada varios meses en sus respectivas vidas para voltearlo todo, como fantasmas de presencia intermitente y poder absoluto: «Cerrábamos las puertas y las ventanas, no sabíamos si era de día o de noche». Onetti se separó en 1953, pero para casarse con otra mujer, Dorotea Muhr, con quien pasaría el resto de su vida y que permitió el idilio discontinuo con Vilariño. Se amaban para luego destrozarse en discusiones sonoras, hasta que alguno ponía tierra de por medio y, poco después, volvía a girar la rueda de su pasión tóxica. Una noche, cuenta la poeta uruguaya, él llamó desesperado. Ella estaba con otro hombre, «alguien que me amaba», pero lo dejó para atender la súplica del autor de 'El astillero': «Y recuerdo que lo único que hicimos fue ponernos de espaldas, leyendo un libro él y otro yo. A la mañana siguiente le agarré la cara y le dije: 'sos un burro, Onetti, sos un perro, sos una bestia. Y me fui».
Aquel episodio quebró algo entre ambos. Vilariño publicó 'Poemas de amor', su obra cumbre, que incluía 'Ya no', considerado paradójicamente uno de los mejores poemas de desamor escritos en español: «Nunca sabrás quién fui / por qué me amaron otros. / No llegaré a saber / por qué ni cómo nunca / ni si era de verdad / lo que dijiste que era / ni quién fuiste / ni qué fui para ti / ni cómo hubiera sido / vivir juntos / querernos / esperarnos / estar». Él, con el ego roto, primero por verse reducido a musa y luego al saber que Idea mandó eliminar la dedicatoria inicial («A Juan Carlos Onetti»), la acusó de no haberlo amado nunca, de haber creado una relación «para la historia de la literatura». Ella se defendió: «No podés hacer eso cuando estás escribiendo las barbaridades que yo he escrito para él».
Completó su obra, apenas trescientas páginas brillantes, con 'Pobre mundo' y 'No', este último tras su relación con un alumno veinte años más joven. El corazón de Vilariño se paró en 2009. Había dejado escrita su última exigencia: «Nada de cruces. No morí en la paz de ningún señor». Y ni muerta se atrevieron a cuestionarla.

IDEA VILARIÑO

YA NO

Ya no será
ya no
no viviremos juntos
no criaré a tu hijo
no coseré tu ropa
no te tendré de noche
no te besaré al irme
nunca sabrás quién fui
por qué me amaron otros.
No llegaré a saber
por qué ni cómo nunca
ni si era de verdad
lo que dijiste que era
ni quién fuiste
ni qué fui para ti
ni cómo hubiera sido
vivir juntos
querernos
esperarnos
estar.
Ya no soy más que yo
para siempre y tú
ya
no serás para mí
más que tú. Ya no estás
en un día futuro
no sabré dónde vives
con quién
ni si te acuerdas.
No me abrazarás nunca
como esa noche
nunca.
No volveré a tocarte.
No te veré morir.

(SIN TÍTULO)

Alguno de estos días
se acabarán las bromas
y todo eso
esa farsa
esa juguetería
las marionetas sucias
los payasos
habrán sido la vida.

QUIERO

Si acaso estás jugando
si llevaste el juego hasta ese punto
porque yo no aceptaba nada menos
bueno
juego
me gusta
sigo
quiero.
No podría jurar que yo hago más.

PUEDE SER

Puede ser que si vieras Hiroshima
digo Hiroshima mon amour
si vieras
si sufrieras dos horas como un perro
si vieras
cómo puede doler doler quemar
y retorcer como ese hierro el alma
desprender para siempre la alegría
como piel calcinada
o vieras que no obstante
es posible seguir vivir estar
sin que se noten llagas
quiero decir
entonces
puede ser que creyeras
puede ser que sufrieras
comprendieras.

ANOCHE

Anoche entre mis sueños 
puñado de cenizas
hice el amor contigo
sereno y exquisito
contigo que hace tanto
hace tanto estás muerto.
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Publicado en Diario SUR.
Copiado/pegado de Internet por Victoriano Orts Cobos.
Málaga 30 de marzo de 2019.

Idea Vilariño y Juan Carlos Onetti[editar]

Muchas de las obras de Idea Vilariño reflejan la tormentosa relación de amor que mantuvo con el también literato Juan Carlos Onetti. Actualmente no es difícil rastrear múltiples testimonios de testigos y amigos, entrevistas y correspondencia que restituyen los fragmentos de una historia llena de pasión. La fragilidad y retaimiento de Vilariño coinciden con la timidez de Onetti y su nerviosismo. Dos personalidades feroces y fuertes que se sintieron atraídas. La mima Idea se refiere al instante en el que él la sedujo: “estaba seduciéndome a fondo con lo mejor de sí mismo y tanto que yo me quedé convencida de que aquello era la séptima maravilla. Esa misma noche me enamoré de él. Me enamoré, me enamoré, me enamoré.”
La obra Poemas de Amor de la poeta uruguaya, asimismo, plasma a la perfección la indecisión de Onetti. Uno de los más representativos es el que se titula Ya no. Y es que en medio de la relación él la dejó para casarse con otra mujer: Dorothea Muhr, que le acompañó hasta el final de sus días. Sin embargo, el enlace no acabó con el romance entre ambos, pero se tradujo en recelos, celos y en temor. Una situación que paradójicamente conocía la propia Dorothea. La última vez que se vieron fue en 1974 en el hospital. Cuando Idea entró en la habitación, la mujer de él los dejó solos e Idea recuerda así aquel encuentro: “Me levanté y quise tocarlo, tocar su mejilla con la mía. Apenas llegaba a él cuando me agarró con un vigor desesperado y me besó con el beso más grande, más tremendo que me hayan dado, que me vayan a dar nunca, y apenas comenzó su beso, sollozó, empezó a sollozar por detrás de aquel beso, después del cual debí morirme”.
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He ampliado este artículo de Alberto Gómez con datos recogidos de Wikipedia.
V.O.C.
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sábado, 23 de marzo de 2019

Salvar el pellejo




Salvar el pellejo

Cada vez más pueblos suprimen de sus festejos el maltrato animal por órdenes judiciales o la creciente concienciación social en defensa de la dignidad de todos los seres vivos

JAVIER GUILLENEA
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Llegan las fiestas populares, con su jornada grande en honor a la patrona del pueblo, su día de los mayores y también el de las peñas, y a los lugareños, que tan bien cuidan de sus perros y sus gatos durante todo el año, les da por salir a la calle a perseguir animales. A unos los acosan, a otros los matan y a algunos, previamente muertos, los despedazan. Es un instinto, un impulso atávico que les convierte en otras personas, en sus antepasados. En su nombre, en el de la tradición, cada año son maltratados en las fiestas populares en España alrededor de 60.000 animales de todo tipo y pelaje.
Uno de ellos será este año el Toro de la Vega, al que el Tribunal Supremo no le ha evitado la muerte, pero sí una larga agonía. En una sentencia, esta instancia judicial ha echado por tierra las pretensiones del Ayuntamiento de Tordesillas, en Valladolid, de resucitar la costumbre medieval de matar a lanzadas a un astado. La presión de los grupos animalistas y la acción judicial han podido más que la defensa a ultranza de una tradición que un martes de la segunda o tercera semana de septiembre reunía en el pueblo a miles de personas dispuestas a ver en primera fila el acoso y muerte de un animal.
Desde el año 2016, al Toro de la Vega ya no se le persigue con lanzas. Ahora se monta un encierro en el campo y, cuando acaba, se le mata en lugar aparte, discretamente, para no herir sensibilidades. El 15 de septiembre de 2015, 'Rompesuelas' se convirtió en el último toro en morir alanceado. Un año después, 'Pelado' fue el primer astado que gozó del privilegio de abandonar este mundo en el matadero, de un solo golpe. Tras él llegaron 'Príncipe' y 'Montañesa', que siguieron muriendo pero no de aquella manera, la tradicional. Siempre es un avance, aunque en el fondo a los toros les da lo mismo.
A regañadientes y con la salvedad de su destino final, el Toro de la Vega se ha sumado a una lista cada vez más amplia de festejos en los que el maltrato de animales ha dejado de ser lo más normal del mundo para transformarse en un rito que solo entienden los de dentro, los del pueblo. Son ellos, no todos pero sí los más visibles, quienes forman piña para proteger lo suyo frente a los intentos de los demás, los de fuera, de desbaratar su fiesta ancestral.



A pesar de las resistencias, poco a poco se está abriendo camino la idea de que no es necesario utilizar animales para disfrutar de unas fiestas que, como resume Juan Ignacio Codina, subdirector del Observatorio Justicia y Defensa Animal, son «una excusa para divertirse, salir a la calle, tomar unos vinos y ligar». «Socialmente, está creciendo la conciencia de la barbarie que supone divertirse con el sufrimiento de un animal», dice. Es un cambio que se está produciendo aunque no a la velocidad deseada por los defensores de los animales. «En pueblos pequeños y medianos, las propias autoridades municipales fomentan cada vez más festejos taurinos para mantener vivas determinadas tradiciones», se queja Codina. El resultado es que, lejos de decrecer, «el número de animales maltratados en las fiestas populares se mantiene».

Fuego y ratas

Una de estas celebraciones es la del Toro Jubilo de Medinaceli, en Soria. Cada segundo sábado de noviembre, un animal es recubierto con barro y atado a un poste donde unos cuantos mozos le colocan en la cornamenta un asta metálica en la que prenden fuego a dos bolas hechas con una mezcla de aguarrás y azufre. Despavorido, el toro recorre las calles mientras es perseguido por los vecinos y su piel humea entre las pavesas.
Un animal de 500 kilos soltando chispas en mitad de la noche es un espectáculo que tiene algo de hipnótico y ha sido objeto de estudios etnográficos. Cuando se apagan las llamas, el toro es indultado y regresa a su dehesa después de que un veterinario haya comprobado que está ileso. Los defensores de esta fiesta sostienen que el astado solo pasa un mal rato pero no sufre daños. Los animalistas aseguran que las chispas de las teas ardiendo queman su cabeza, lomo y ojos.
Si la imagen del Toro Jubilo tiene un punto estético, es difícil de encontrar algo parecido en la localidad valenciana de Puig, donde, hasta hace poco, cada último domingo de enero, durante las fiestas dedicadas a San Pedro Nolasco, los quintos se enzarzaban en una batalla de ratas en la que también participaban niños. El festejo, que desde 1996 está prohibido oficialmente y ha seguido celebrándose por aclamación popular en cuanto las autoridades se despistan, consiste en matar unos cuantos roedores y lanzarse unos a otros los cadáveres. Lo curioso es que poco después, el segundo domingo de febrero, se celebran las fiestas de San Antonio, el patrón de los animales, con la bendición de mascotas en la parroquia.

Comportamiento «normal»

¿Qué lleva a la gente que bendice a sus perros en un templo a matar animales por diversión, por muy ratas que sean? «Históricamente, en España se ha normalizado este tipo de comportamientos con la participación de los poderes públicos», aduce Codina. «Cuando se ve algo así como normal, uno no se cuestiona si está bien o mal, es algo que se mama de padres a hijos», añade.
El antropólogo de la Universidad de Extremadura Javier Marcos reconoce que es incapaz de explicar este cambio, aunque recalca que estos casos «no se producen cotidianamente, sino en un periodo extraordinario», como lo pueden ser las fiestas de un pueblo. Es en este contexto en el que el uso de animales para que los humanos se diviertan adquiere un cierto sentido histórico. «Este comportamiento no está en los genes ni se ha heredado, la gente se agarra a la tradición y durante un tiempo se han hecho las cosas de una manera, lo que no significa que estén bien».
«La conciencia social de la barbarie está creciendo»JUAN IGNACIO CODINA, JUSTICIA Y DEFENSA ANIMAL
«A veces se presta más atención a los animales que a las personas»JAVIER MARCOS, ANTROPÓLOGO
Marcos se confiesa defensor de las corridas de toros aún a sabiendas de que «se infringe violencia contra ellos», por eso no quiere que se malinterpreten sus palabras. «Estoy de acuerdo con que hay agresión y que la ha habido a lo largo del tiempo», afirma. También está de acuerdo con el hecho de que «la tradición puede ser cuestionada» y con la necesidad de «legislar contra la violencia animal». Pero insiste en la importancia de que «esta hipersensibilidad hacia los animales venga acompañada por la misma sensibilidad hacia las personas, porque a veces se presta más atención a los animales».
Las tradiciones han sido cuestionadas en muchas localidades sin que se haya acabado el mundo. La cabra viva que hace años se arrojaba desde un campanario en Manganeses de la Polvorosa (Zamora) ha sido sustituida por un muñeco y los gansos a los que antes se les arrancaba la cabeza en Lekeitio (Bizkaia) ahora están muertos o son de goma. Hay pueblos donde en vez de toros se sueltan balones gigantes en las calles y en Ceutí (Murcia) se ha suspendido una fiesta que consistía en atrapar cerdos en el barro. En otros lugares, sin embargo, los cambios van más lentos. Al toro de Coria, en Extremadura, ya no se le acribilla a dardos antes de matarlo. Ahora se le pega un tiro después del jolgorio. Es la nueva tradición.
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Publicado en Diario SUR.
Copiado/pegado de Internet por Victoriano Orts Cobos.
Málaga  23 de marzo de 2019.

lunes, 18 de marzo de 2019

Pérez-Reverte: «España está en demolición»




Arturo Pérez-Reverte, en la presentación de su último libro./EFE
Arturo Pérez-Reverte, en la presentación de su último libro. / EFE

«La derecha se ha apropiado de una historia que le regala la izquierda», lamenta el escritor | Entre la amargura y la esperanza, de Viriato al 23-F, el académico traza su particular historia de España en 92 pinceladas




Miguel Lorenci

MIGUEL LORENCIMadrid
«España es un Estado en demolición», con «un poderoso impulso suicida» y un «grave problema de educación». «Quizá merezca ser demolido, pero hay que saber por qué nos lo estamos cargando y por qué los escombros sepultan a gente que merece mejor suerte». Así lo sostiene Arturo Pérez-Reverte (Cartagena 1951), que ha trazado un fresco pleno de claroscuros en una particular historia de España compuesta por 92 lúcidas y críticas pinceladas. Son algunos de los artículos de la serie 'Patente de corso' que publicó en XL Semanal entre 2013 y 2017 y que reúne ahora en 'Una historia de España' (Alfaguara) «No soy historiador ni un intelectual, soy un tipo que escribe novelas y que, con 67 años, ha vivido, leído y viajado lo suyo y tiene una visión del mundo», advierte.
De Viriato al 23-F, de los íberos a la burbujeante España surgida de la Transición, revisa Pérez-Revete una historia «amarga, dolorosa, a menudo oscura y a veces luminosa». Cuenta de forma «subjetiva y parcial» el devenir de un país «cainita y suicida» pero no sin remedio. «Ningún otro país europeo tiene ese poderoso impulso suicida tan nuestro», asegura reconociendo que, con todo, «aún cabe la esperanza». «Soy muy amargo cuando hablo de España, pero nadie que conozca nuestra historia puede ser optimista», señala. «España es un Estado en demolición –asegura–, pero no deja de ser un país espléndido y formidable, de modo no puedo evitar, a mi pesar, ser algo optimista», insiste. Ha escrito su historia con una mirada que no eligió «que es el resultado de todas esas cosas: la visión ácida, más a menudo amarga que dulce, de quien sabe que ser lúcido en España aparejó siempre mucha amargura, mucha soledad y mucha desesperanza, como dice un personaje de una de mis novelas».
Resume Pérez-Reverte nuestro devenir como «una sucesión de ocasiones perdidas, de momentos en los que pudimos tocar la normalidad y la honradez, pero en los que perdimos el tren». Lo dice evocando el Concilio de Trento, la Ilustración, la Primera y la Segunda República o la Guerra Civil.
La educación, su ausencia mejor dicho, es a juicio del escritor y académico, el gran y eterno problema de nuestro país, en el que «la derecha se ha apropiado de una historia que le ha regalado a la izquierda». «La derecha se ha envuelto en las banderas, en el Cid, en Viriato o la Reconquista, y la izquierda ha asumido que todo eso es carcundia, fascismo y caspa», lamenta. Se aleja de esa visión maniquea que bascula entre el orgullo triunfalista de la derecha, el derrotismo de la izquierda y la «aberración histórica de los nacionalismos periféricos». Sabe que su visión «no le gusta a nadie» y que por ello «me llueven hostias por todas partes».
«España es un problema de educación y de memoria y la batalla está perdida», lamenta el creador del capitán Alatriste. Constata como la ausencia de ambas «hace que un joven sin formación sea manipulable por el peor populismo». «Los jóvenes no saben quiénes son, porque han desterrado la educación de los colegios, de modo que España es un problema de ignorancia y perdemos el futuro, porque un joven sin cultura y sin memoria es una oveja a merced del lobo».

Recaídas

Esa ignorancia supina, esa dejación, no es un problema actual, sino una carencia atávica a juicio de Pérez-Reverte. «Franco fue una repetición, una recaída en la enfermedad que se llama España» dice este pesimista lúcido. «Nuestra historia es triste, dura, plena de guerras, matanzas y degollinas, pero nadie que no conozca la enfermedad podrá curarla», plantea.
«Sin conocer el pasado no tendremos solución. La historia es la luz que nos permite entender el presente», asegura advirtiendo que «blanquear la historia es tan malo como denostarla». Carga así contra «los ministros de todos los colores que han desmantelado la memoria». «Se la han hurtado a unos jóvenes que no saben quiénes fueron sus abuelos y tatarabuelos», lamenta el escritor, que promete que «jamás sería ministro de Cultura».
«Somos autodestructivos y ningún otro país europeo tiene nuestro poderoso impulso suicida»
Cree que ese afán autodestructivo nos lleva «a pasarlo todo por la picadora, a triturar la historia, la memoria, la lengua o la monarquía». «Los españoles somos peligrosos porque somos nuestros peores enemigos. Ojalá tuviéramos otros mejores que nuestras desidia y estupidez», desea. En esa carpetovétonica trituradora se destruye la memoria «que es el cemento común que amalgama lo que somos, un lugar de naciones y pueblos muy diferentes». «Si seguimos por ahí acabaremos mal. Destruir la memoria es perder España y destruir la lengua es perder América», advierte. «Si no nos curamos, la enfermedad puede matarnos. He visto lugares civilizados que parecían oasis de paz, como Líbano o los Balcanes, que en poco tiempo se tornaron un infierno», dijo el escritor. Apeló a la responsabilidad de los políticos a los que fustiga «porque si siguen creyendo que toda memoria es fascismo y caspa, acabaremos fatal».



«Republicano de vocación, monárquico de razón»
Igual que su corazón literario esta dividido entre Miguel de Cervantes y Benito Pérez Galdós, el ciudadano Arturo Pérez-Reverte confiesa sin complejos una esquizofrenia política sustanciada en una doble afección republicana y monárquica. Una contradicción con la que convive bien. «Estoy educado en la República romana, la buena», confía jocoso, pero reconociéndose «monárquico» a renglón seguido. Ve Pérez-Reverte en Felipe VI una tabla de salvación ante un penoso panorama plagado de grisura, mediocridad, ineptitud e ignorancia, con políticos iletrados e incapaces de contener la demolición de España que denuncia.
«Sí demolemos el Estado ¿quién lo reconstruye? ¿Políticos como Casado, Rivera, Echenique, Iglesias, Monedero, Torra o Abascal?». «¿Tengo que poner mi vejez en sus manos? ¿Me van a crear ellos un Estado de bienestar?», se preguntó. «Que no me toquen las narices; no saben de lo que están hablando», se respondió. «Miro lo que hay y veo que ahí está Felipe VI, guapo, elegante y educado; alguien que sabe estar y escuchar y conoce lo que debe hacer». «Soy republicano de vocación y monárquico de razón. Creo que Felipe VI sostiene el tinglado y apuesto por él. Ante un panorama tan desolador, me agarró al alto», aseguro risueño en la multitudinaria presentación de su nuevo libro en una atestado salón de un gran hotel madrileño.
«Los que quieren demoler España no han leído un libro en su puta vida. No saben nada. Les falta el abc y el Catón», lamentó. Ante este desmemoriado y oscuro panorama, dijo el académico que no auguraba «un simpático convivir a los españoles que ahora tienen diez o doce años». «Una vez más los españoles volvemos a demoler lo conseguido, tristemente fieles a nosotros mismos, con nuestro habitual entusiasmo suicida, con la osadía de nuestra ignorancia, nuestra irresponsable y arrogante frivolidad y nuestra cómoda indiferencia», escribe en el epílogo el creado del los escépticos Alatriste y Falcó.
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Publicado en Diario SUR
Copiado/pegado de Internet por Victoriano Orts Cobos.
Málaga 18 de marzo de 2019.

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miércoles, 13 de marzo de 2019

Escasez global de helio, malgastado en inflar globos





Los globos son sinónimo de fiesta y encantan a los niños. / R. C.
Los globos son sinónimo de fiesta y encantan a los niños. / R. C.

El helio, un gas con importantes usos industriales, médicos y científicos, se agota. «Se ha estado malgastando en inflar globos», lamentan los expertos

INÉS GALLASTEGUI
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El pasado San Valentín, muchos estadounidenses se quedaron con las ganas de llevar a sus enamorados un detalle con el que expresar sus sentimientos. Por todo el país, en numerosas tiendas especializadas en celebraciones, los corazones estaban desinflados. Literalmente. La escasez mundial de helio, el gas más ligero que el aire que permite volar a los globos, se ha hecho notar de nuevo, como lleva haciendo desde que comenzó la crisis, hace una década. Lo peor no es que esos alegres adornos cuesten más caros o incluso no puedan hincharse; lo grave es que este gas noble se está agotando en nuestro planeta y escasea en sectores con mucha más trascendencia, desde la industria naval a la electrónica o la automoción, la exploración espacial o la medicina. Mientras las reservas americanas se agotan, el mundo mira con ansiedad los yacimientos subterráneos hallados hace dos años en Tanzania, los más abundantes del planeta, pero aún en fase de prospección. «El helio no se puede producir, solo extraer del subsuelo. Es un bien finito y habrá que utilizarlo de forma racional: no sabemos cuánto durará», recalca Pablo Castillo, del Grupo Biomaster, que distribuye instrumentos y material de laboratorio, incluido helio. «Se ha estado malgastando en inflar globos y poner vocecitas», agrega el ingeniero de minas Roberto Martínez Orio, en alusión a su uso recreativo.
El helio se formó en los primeros momentos del Big Bang y es el segundo elemento más abundante en el Universo -junto al hidrógeno, constituye el 99,9% de la materia-; una cuarta parte de la masa del Sol es helio y, de hecho, en la atmósfera de nuestra estrella fue descubierto, en 1868, antes de ser detectado en la Tierra. En nuestro planeta solo quedan depósitos atrapados en el subsuelo, mezclados con petróleo o con gas natural, como resultado de la desintegración natural de rocas radiactivas a lo largo de miles de años. Al ser más ligero que el aire, es un fluido 'fugitivo', que en cuanto es liberado escapa a través de la atmósfera al espacio exterior. Por eso los globos tienen esa irresistible tendencia a escapar de las manos de los niños y ascender hasta perderse de vista en el cielo.
Pero el elemento con el número 2 en la tabla periódica tiene otras características que lo hacen especialmente valioso. Aparte de ser incoloro, inodoro y no inflamable, es inerte -no se mezcla con otros gases- y su punto de ebullición está en -269 grados centígrados: no se congela y se licúa a alta presión, lo que permite transportarlo en tanques en forma líquida.
Roberto Martínez Orio Ingeniero de minas del Instituto Geológico y Minero «Hasta hace poco era suficiente el helio que se hallaba accidentalmente»Pablo Castillo Director comercial de Biomaster, grupo distribuidor de material de laboratorio «Es un bien finito. Habrá que utilizarlo de forma racional»
Entre sus múltiples aplicaciones destacan la criogenia -generación de temperaturas muy bajas- en la producción industrial y la investigación científica; como refrigerante de imanes superconductores en los escáneres de resonancia magnética; o en el crecimiento de cristales de silicio y germanio, semiconductores clave en la fabricación de componentes electrónicos para móviles, ordenadores o microscopios.
La mezcla de helio con oxígeno se emplea en la ventilación asistida de pacientes con enfermedades respiratorias y en las botellas para la práctica deportiva del buceo. Se utiliza además en el campo de la investigación en los aceleradores de partículas; para inflar dirigibles científicos y publicitarios, globos meteorológicos y los airbags de los coches; encontrar fugas en depósitos, recipientes industriales y cascos de los barcos; fabricar instrumentos que miden la pureza de distintas sustancias (por ejemplo, drogas); limpiar los depósitos de naves espaciales; o en el sector de la soldadura por arco.
Uno de los detonantes de la 'crisis del helio' fue una decisión política: en 1996, el Gobierno de Estados Unidos obligó a la reserva nacional de Amarillo (Texas) -que llegó a concentrar el 80% de la producción mundial- a subastar todos sus depósitos antes de 2021 para obtener fondos públicos, con lo que grandes cantidades de este precioso elemento inundaron los mercados a precios ridículamente bajos. Eso fomentó que una materia prima clave en sectores estratégicos acabara siendo usada para decorar fiestas infantiles.
Robert Richardson, que ganó el Premio Nobel de Física por sus investigaciones en torno a este fluido, aseguraba que, para evitar el agotamiento de un bien tan escaso, cada globo debería costar 100 dólares en vez de uno. El especialista murió en 2013 sin ver ningún avance en esa materia. «Se está utilizando de forma irresponsable», reconoce Pablo Castillo, director comercial de la empresa murciana Biomaster.

Hallado por casualidad

El verano pasado, la reserva nacional norteamericana dejó de vender helio a empresas privadas para dar prioridad a las necesidades de las agencias gubernamentales. Pero quizá ya sea demasiado tarde. Hasta ahora, los depósitos se han encontrado accidentalmente cuando se realizaban prospecciones en busca de 'oro negro'. «Era un gas muy poco utilizado hasta que se le han encontrado aplicaciones industriales, especialmente en el campo de la informática, la fabricación de fibra óptica y otros materiales que requieren atmósferas inertes y tratamiento en frío. Durante años no fue necesario buscarlo de forma específica; con el que se encontraba acompañando al gas natural al explorar depósitos de hidrocarburo era suficiente», señala el investigador del Instituto Geológico y Minero de España Roberto Martínez Orio.
En España, destaca el ingeniero de minas, no se han encontrado yacimientos de helio, porque los campos de petróleo y gas natural en nuestro país «son pocos y de escasa entidad». A día de hoy, solo hay refinerías en seis países: Estados Unidos, Catar, Argelia, Rusia, Polonia y Australia. El abastecimiento es sensible a la política internacional: en 2017, la decisión de Arabia Saudí de cerrar la frontera con Catar -que actualmente almacena casi un tercio del helio mundial- provocó otra crisis.
En 2016 fue encontrado en Tanzania un depósito de 2.800 millones de metros cúbicos que podría mitigar la escasez durante unos 16 años -a la tasa de consumo actual-, pero aún no ha empezado a producir. Y no está claro que este hallazgo resuelva el problema de fondo: que el helio apenas se renueva y se está gastando a una velocidad mucho mayor que el ritmo al que se puede extraer. Teniendo en cuenta que cada vez se le encuentran más aplicaciones, las únicas soluciones son el ahorro, el reciclaje y la investigación para encontrar elementos sustitutivos. Los expertos auguran un mercado constreñido en los próximos años.
Mientras la prensa estadounidense recogía el 14 de febrero testimonios de frustrados comerciantes incapaces de atender los pedidos de sus clientes por el último episodio de desabastecimiento, en España apenas se ha notado. Quizá porque a este lado del 'charco' no somos tan 'globoadictos' como los americanos, que utilizan estos adornos en todo tipo de ocasiones lúdicas. «Ha habido problemas puntuales», admite Adrián Gómez, responsable de 'marketing' de Aire de Fiesta, una tienda 'online' que vende todo tipo de productos para celebraciones tanto a profesionales -restaurantes, discotecas, organizadores de eventos- como a consumidores particulares. «El pasado verano tuvimos problemas con algún proveedor. Por ejemplo, le pedíamos 500 bombonas de helio y nos enviaba 100. Pero tenemos varios en Europa y la escasez no llegó a afectar al cliente final», explica Gómez, que tampoco ha notado un aumento de los precios.
El producto más vendido es el tanque desechable de 0,42 metros cúbicos (49,95 euros), con el que se pueden inflar entre 30 y 40 globos, dependiendo del tamaño y el material, así como de la altitud, la temperatura y la humedad ambiental. Todos acaban por desinflarse en un plazo de entre 4 y 24 horas: el helio es limitado, pero sus ansias de libertad son infinitas.
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Publicado en Diario SUR.
Copiado/pegado de Internet por Victoriano Orts Cobos.
Málaga 13 de marzo de 2019.

jueves, 7 de marzo de 2019

Un exministro tras la estela de Elcano

Juan Manuel Eguiagaray se enrola en la aventura de dar la vuelta al mundo para «estrechar lazos y llevar lejos la imagen de una España abierta»

JESÚS J. HERNÁNDEZ
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Juan Manuel Eguiagaray fue ministro de Industria y de Administraciones Públicas en los años de Felipe González. Jubilado de la vida política, este licenciado en la Comercial de Deusto ha escuchado esa voz interior que parece llamar al abordaje a quienes aman el mar. A sus 73 años el político bilbaíno, se ha enrolado como tripulante en un velero que dará la vuelta al mundo siguiendo la estela de la circunnavegación de Magallanes y Elcano, un proyecto que forma parte de la agenda institucional del V centenario. «Este proyecto de la Asociación de Amigos de los Grandes Navegantes y Exploradores Españoles reúne dos de mis pasiones, la náutica y la historia», resume.
Experto en Magallanes y Elcano, esta semana ha recalado en Portugalete (Vizcaya) para dar una conferencia sobre aquel periplo histórico y animar, de paso, a las empresas «a sumarse como patrocinadores a una aventura que ofrece una imagen muy positiva de una España abierta».
Contemplan algunas variaciones con las que harán todavía más millas que los descubridores, «ya que no tendremos escalas largas, como hicieron ellos, y será gracias a los medios técnicos con que contamos ahora». Uno se pregunta cómo se plantea en casa una idea semejante. «Asumes el reto porque la idea no es estar los tres años fuera, sino que bastantes tripulaciones, cada una con unas siete personas, se vayan alternando». Saldrán el 10 de agosto, justo cinco siglos después de la gesta, y desde la misma ciudad, Sevilla, que «era el Cabo Cañaveral de la época». «Su gran logro fue la constatación de que la tierra es redonda y que el mar no sólo separa a los pueblos sino que también los une. Que las ideas, el comercio y el progreso son elementos compartidos por toda la humanidad y que estrechan lazos, como queremos hacer humildemente nosotros». Naturalmente, evitarán la temporada de tifones.
Quedan pocos vestigios de la primera vuelta al mundo. Quieren pasar por Guam, ese lugar que los exploradores llamaron «la isla de los ladrones» y que «hoy es casi solamente una base norteamericana y estamos pidiendo los permisos necesarios». También barajan pisar aquella isla filipina de Mactán donde perdió la vida Magallanes por enfrentarse con sólo 50 hombres a mil indígenas. «Habrá que valorar si es prudente algún tipo de homenaje porque Lapulapu es un héroe nacional». Eguiagaray destaca que, tras la muerte del descubridor portugués, «hay que valorar a Elcano, sin el que no hubieran podido acabar jamás la vuelta al mundo».
Ellos están la fase de selección de la tripulación con criterios de «formación náutica, el carácter y diferentes habilidades necesarias, como cocinar o sacar fotografías». No se atisban motines, como aquel en que «Magallanes condenó a muerte a 40 personas, aunque al final sólo ejecutó a dos. Una revuelta en la que participó el propio Elcano».
En 2022 su velero amarrará de nuevo en el puerto de Sevilla. No llegarán tan exhaustos como aquellos 18 supervivientes de la nao Victoria que vieron morir a más de 200 tripulantes vascos, andaluces, castellanos, extremeños y también portugueses, ingleses, italianos y alemanes. Muchos de ellos, habían caído víctimas del escorbuto. «La ignorancia es devastadora. Traían las bodegas cargadas de clavo, que contiene la vitamina C que podría haberles salvado», recuerda Eguiagaray. Un saber y un rigor histórico que llevarán por bandera.
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Publicado en Diario SUR.
Copiado de Internet por Victoriano Orts Cobos.
Málaga 7 de marzo de 2019.