miércoles, 19 de diciembre de 2012


A UNA CICLISTA.

JOSÉ ANTONIO MUÑOZ ROJAS
Antequera 9/10/1909. Mollina 29/9/2009.

Por la calle se desliza
la pérfida bicicleta.
Jorge Guillén

Entre autobuses, entre corazones,
entre los olmos, entre los vallados,
entre almas atónitas, por puentes,
exhalada tu firme bicicleta.

Te sigue el río de la carretera,
tierno su duro arbitrio conmovido,
respondiendo a tu llanta con lamentos:
Te pierdes. No te pierdes. Te persigo.

¡Qué júbilo sin prisa en lo que es llano!
¡Qué salto en los collados repentinos!
¡Qué dejarse caer por las cañadas,
exhalada tras ti, la carretera!

Siguiéndote va, helada, cuando tuerces,
y ¡qué lento suspiro cuando un valle
te traga, qué alto grito
cuando una loma justa te devuelve!

Bella ciclista, tu ave de pedales
conduces por un aire de jardines,
de prados, aguardando entre los troncos
a que estalle final la primavera.

El viento en tus oídos te proclama
única emperatriz de los ciclistas.
Te persigue, te pide los cabellos;
tú se los das y te los va peinando.

-«Nadie me espera, nadie me despide;
mis cabellos y el viento, los pedales,
los troncos y los ríos so los puentes;
sin partida o llegada, siempre voy.»

Siempre va, siempre va, aunque suspiren
árboles melancólicos, y lloren
los ojos de los puentes ríos de llanto.
No pesa el corazón de los veloces.
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sábado, 1 de diciembre de 2012


UNA BUENA MUJER.

MONÓLOGOS CON CLEOPATRA.

Cleopatra, tú sabes, o deberías saber, que por prescripción facultativa tengo recomendado tomar un mínimo de sol y que por este motivo en verano cambio el horario  y madrugo para gozar de ese ejercicio tan dinámico, distraído y sano:el de caminar.

Cuando me levanto creo que voy a ser el primero en patear el paseo principal de la barriada pero no es así, siempre hay personas que se me adelantan.

Este verano suelo encontrarme a diario con dos mujeres, madre e hija. La madre puede superar holgadamente los 80 años y, la hija, con evidentes síntomas de persona dependiente, los 50. Las dos visten ropas muy limpias. La madre, invariablemente usa batas amplias, frescas y de tonos oscuros, las más claras con lunaritos  azules. La hija, por el contrario, luce blusas y pantalones en colores claros y rameados. La madre conduce un carrito de la compra del que saca alguna bolsa de plástico con semillas para los pájaros, que va distribuyendo a tramos por el paseo. Cuando llego a su altura las saludo y esa mujer me responde con una amplia sonrisa diciendo: –“son para las palomas; pobrecillas, hay que ayudarles”- Me enternecen sus palabras y mi respuesta es otra sonrisa generosa. Por su parte, la hija me mira fijamente a los ojos; me observa, y me sonríe tímidamente.

 ¡Qué ejemplo más hermoso el de esta buena anciana! Si hace esto con los animales, qué no habrá hecho y será capaz de hacer por su hija. 

Cuando veo a estas personas que acompañan a sus seres dependientes y que los cuidan con tanto cariño se me parte el alma de dolor y respeto y pienso siempre en ¿qué será de ellas cuando no puedan atender a sus hijos? 

En el caso de esta santa mujer, siempre sonriente, estoy seguro de que si le preguntara sobre lo que yo creo, su gran problema del futuro, un futuro tan cercano que  considero presente, me contestaría algo así como… -“Hay que confiar en Dios. Él proveerá”- Y yo me vería obligado a preguntar de nuevo, en este caso a mí mismo. “Y ¿ por qué Dios no proveyó hace 50 años  dándote a tu hija sana?”

Victoriano Orts Cobos.  Verano de 2012. Publicado en diciembre de dicho año.
         

HOMENAJE A ALCÁNTARA
Teodoro León Gross. Colaborador del Diario Sur, Málaga, en páginas de opinión. Jueves 29-11-12.
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Al maestro Manuel Alcántara, asomado a los ochenta y cinco –eso que él llama “una buena edad para esquela”, aunque nadie le cree en los mediodías de dry-martinis y largas sobremesas-  hoy le tributan un homenaje en la Universidad Complutense. En Madrid escribió su primera columna en 1958, y ya va para veinte mil. Era un poeta celebrado en los cafés literarios y las noches de bohemia; y dejó su trabajo en la Renfe para vivir de la literatura. En los sesenta se había convertido en el mejor de `la distancia corta´, los cien metros literarios de la columna. Alguien llamó a esas piezas `el soneto del periodismo´, y Alcántara –que era ya Premio Nacional de Poesía- alcanzaba esa rara perfección en trescientas palabras, con frases que fluían como sus endecasílabos de Abderramán o Niño del 40. Madrid ha sido su casa literaria, aunque los últimos años ha vivido ante el mar de Málaga, donde sigue deshojando páginas, ginebras, risas, lecturas y calendarios.
La columna literaria es un género imprescindible en la literatura española; y en la genealogía mayor, donde Larra, Camba, Pla, Alarcón o Umbral, figura el nombre grande de Alcántara. Al fin ha quedado atrás ese largo desdén hacia el columnismo con el baldón  de género de segundo rango, literatura menor como dictaminaba la Academia ante el ingreso de Pacheco o Fernanflor en el XIX.  Los propios escritores tomaban la columna como una concesión vergonzante –González Ruano popularizó aquello de “no soy un escritor de periódico, sino en periódico” para marcar distancia con la redacción atropellada del periodismo- a la que se prestaban para sobrevivir. Lo que Clarín llamaba `la ley del garbanzo´. Escribir en España seguía siendo llorar, como había dicho Larra a pocas semanas de morir, pero en los periódicos sacaban unas monedas. Cuando Alcántara se lanzó al vacío salía a 136,50. Pero él, sin los viejos prejuicios encontró el género a la medida de su genio. Como Larra o Umbral, ahí ha dado lo mejor de sí.
Hoy disfruta de un homenaje porque es el decano de la columna, tras medio siglo largo, pero sobre todo porque es un grande. No hay más. Dos generaciones y media (Ruano, umbral, Campany, Raúl del Pozo, Camacho, Gistau, Antonio Lucas) lo han venerado. Cada día se sienta a su vieja Olivetti –el ordenador no es condición de oficio- con la asombrosa  capacidad de escribir a pulso sin correcciones; y descubre una forma de ver la realidad, piadosamente irónica y poéticamente sencilla. Es de eso pocos columnistas que han llegado a crear una obra, pieza a pieza, porque en definitiva artículo etimológicamente es la parte de un todo (artus). Como hoy se lee a Larra, a Camba, a Pla, a Ruano, a Umbral… siempre quedará Alcántara.
TEODORO LEÓN GROSS.
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EL AVANCE DE LOS JÍBAROS.
MANUEL ALCÁNTARA
Columna de opinión. Contraportada del diario SUR. Málaga 30-11-12.
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Bruselas ataca de nuevo y ha prohibido a los bancos rescatados y a los que están a medio rescatar que vuelvan a donde solían, o sea, al ladrillo. Se conoce que ya está construida la muralla, aunque no tengamos una almena que sea nuestra. Ni siquiera podemos asomarnos para sentir el vértigo de las cifras: la inyección de 37.000 millones de euros no es gratis total, sino totalmente interesada. La condición del trato es doble: hay que conseguir que empleen todas sus fuerzas en el llamado `negocio tradicional´ y que sigan su tradición de despedir a gente. Más de 8.000 empleados se quedarán sin empleo. Hay quien dice que les está bien empleado y quien opina que, por muy malos que hayan sido, no merecemos un castigo semejante.
El mando a distancia dispone de un ejército de jíbaros expertos en toda clase de reducciones, menos el de cabezas pensantes, ya que se quedarían en nada. Reducir el tamaño de las cajas nacionalizadas y convertirlas en cajitas exige la fabricación de muchos pañuelos para el adiós y para secarse las lágrimas. La capacidad operativa de las que fueron entidades benéficas ha sido maldecida, pero el FMI afirma que España crecerá un 1% en el 2014. Menos da una piedra de la muralla. La felicidad, que a veces consiste en que cese el dolor, está a la vuelta de la esquina, pero doce meses son muchos para los españoles que van a ver jibarizada su paga mensual. Se trata de aguantar la mala racha, pero que nadie nos engañe llamándole así, porque la racha tiene el tamaño del futuro. Como el famoso letrero de las tabernas, el eslogan gubernamental es `hoy no se fía, mañana sí´. Están en huelga los jueces y los fiscales que anuncian paros y se suman a los abogados, los profesores, los médicos y los pilotos de Iberia. España está cerrada por reforma o por rescate. Vamos a ver lo que queda de ella después de la reducción.    
MANUEL ALCÁNTARA   
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Con la copia de estos dos artículos de opinión he querido unirme al homenaje  que rinden hoy a  este escritor fuera de serie que durante los 362 días del año que se publica el diario, (363 los bisiestos), desde hace muchos, con su ironía, bondad, sencillez y ánimo de lucha,  me da el alimento espiritual de cada mañana.
Victoriano Orts Cobos.