AMAPOLAS
Monólogos con
Cleopatra
¡ No la loes ya más..., que el rubor la deshoja!
V.O.C.
¡ No la loes ya más..., que el rubor la deshoja!
V.O.C.
Cleopatra, ¡Qué bellos lucían los
trigales en el pasado, el verde de las espigas con el rojo de las amapolas!
Era un gozo para los sentidos su
contemplación. Hoy, las amapolas indomables, prácticamente han desaparecido de
los campos. ¡Qué pena, el tributo que hay que pagar a la tecnología y a la
ciencia!
Solo en los vallados y los
paredones (*) es posible disfrutar en primavera de esta delicada flor, que los
jardines y los viveros no nos ofrecerán nunca.
Cuando paseo, (sin ti) por las afueras, que llamamos zonas
periurbanas, tengo “mis parcelas” silvestres que me brindan la delicada belleza
de esta planta, y no puedo resistirme a llevarme su encanto a casa.
Cojo por sus tallos varias
docenas de capullos con sus cascabillos (*) a punto de desprenderse para dar
libertad a la flor.
Llego con ellos a casa. Están
aparentemente moribundos. Sin fuerzas para erguirse como estaban en la planta. Los
incorporo a un jarrón de boca estrecha lleno de agua, ese líquido que es todo
vida. Caen débiles y tristes sobre el cristal buscando el suelo. En solo unas
horas, esos tallos se transforman en verdes alambres que suben trabajosamente,
pero firmes al fin, hacia el cielo ofreciéndome durante unos días; dos o tres como
máximo, la belleza de esa flor, única, frágil y delicada como una mariposa de
cuatro alas.
Victoriano Orts Cobos.
1º.* Paredones: lindes silvestres entre parcelas de distinta altura y distintos propietarios.
2º.* Cascabillos: fundas de la
flor.