martes, 27 de octubre de 2009

EL PULVERIZADOR

Cleopatra, tú fuiste el regalo inesperado que me
hicieron mis hijos. Te eligieron entre una camada
de varios gatitos. Creo que tuviste mucha suerte.
Desde aquel día has vivido como un ser superior.
Venías infectada de parásitos e inmediatamente
nos dedicamos a tu limpieza.
¡Cuantos malos ratos te dimos bañándote!
Y peores aún desparasitándote con el pulverizador
Varios meses nos costó erradicar aquella
miseria de tu cuerpo.
Desde entonces, cada vez que alguien de la casa
utiliza un pulverizador, incluso sin usarlo, sólo
con el hecho de que lo coja es suficiente para
que tú huyas a esconderte. ¡Si tú supieras el
bien que te hicimos! No sabré nunca cómo
tendría que decírtelo para que lo comprendieras.
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Victoriano Orts Cobos.
(Re)visado el día 16 de septiembre de 2016.

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