Sobrevivir con 245 gramos
Los médicos del hospital la llamaron Saybie (di adiós en inglés), pero hoy pesa 2,2 kilos y está en casa con un nombre menos descorazonador
Hace cinco meses nació la diminuta Saybie. Pequeña entre los pequeños, pesó 245 gramos. Ni siquiera un cuarto de kilo. Medía 23 centímetros de pies a cabeza. Su esperanza de vida era casi nula. Pero ha ganado la partida. Nunca antes había sobrevivido un bebé tan frágil. Saybie nació por cesárea, al cumplirse las 23 semanas de gestación, debido a que su madre tuvo una grave complicación. La vida de la mujer estaba en riesgo y el feto no aumentaba de peso. «Fue el día más aterrador de mi vida», recordó la progenitora en un vídeo. «Me sentía muy incómoda, mi tensión estaba muy alta y me dijeron que tenía que parir de inmediato». La madre sabía que estaba muy lejos de las 40 semanas habituales para dar a luz en la mayoría de los embarazos, pero le habían diagnosticado preeclampsia, un trastorno poco frecuente que genera una alta y peligrosa presión arterial.
Cuando estos bebés nacen con menos de 28 semanas, los médicos los llaman «microprematuros». Saybie había nacido en diciembre y desde entonces los cuidados fueron extremos y la esperanza poca. El personal sanitario no creaba falsas ilusiones a sus progenitores. De hecho, fueron sus cuidadores en la Unidad de Cuidados Intensivos quienes la llamaron con ese juego de palabras en inglés: Say-bye. Que en español significa «di adiós». «Si bien la familia ha permitido que compartamos su historia, también ha preferido el anonimato para concentrarse en el cuidado de su hija», dice un portavoz del centro médico. «Sin embargo, la familia ha estado de acuerdo en que aquí la llamemos 'Saybie', un nombre utilizado por el equipo durante su estancia». Llamarla o mencionarla era, durante estos meses, como despedirse.
Pero ella, el ser humano más diminuto que ha nacido jamás, según el registro de la Universidad de Iowa, no dijo adiós. Creció, engordó y vive.
Los neonatólogos le habían dado unos minutos de vida, recuerda la madre. «Le dijeron a su padre que duraría una hora y después partiría», rememora. Pero la niña superó el fatal augurio. «Esa hora de vida se convirtió en dos, y después en un día y luego en una semana», dijo su madre con voz emocionada en el vídeo difundido por el hospital el 29 de mayo.
La niña llegó al kilo, a los 30 centímetros. Luego al kilo y medio, con unos cuantos centímetros más, y continuó su crecimiento. «Lo hicimos lo mejor que pudimos», afirma una de sus enfermeras, Spring Bridges, en la maternidad del Hospital Sharp Mary Birch para mujeres y recién nacidos de San Diego, California.
La lucha por la vida de estos pequeños comienza en su primer minuto. Debido a la inmadurez de sus órganos suelen sufrir patologías pulmonares y cardíacas. Minúscula en la incubadora, tocada por los guantes morados de médicos y sanitarios, respiraba y se alimentaba. «La bebé Saybie nació tres meses antes de lo planeado», recordó el portavoz del hospital. «Era pequeña y frágil, y podía caber en la palma de la mano de sus cuidadores».
La cría ha sido dada de alta con dos kilos y 260 gramos, casi nueve veces su peso cuando nació, y con 40 centímetros, el doble. «Hoy nos vamos a casa. He esperado mucho este día, pero nunca olvidaré que cada día que pasaba era una celebración», dice la madre en el vídeo mientras viste a su hija con ropa blanca. «Sí, es la bebé más pequeña del mundo pero es mía». Saybie ya tiene otro nombre, el elegido por sus padres (¿'Sayhello', quizás?), y está en casa.
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Publicado en Diario SUR.
Copiado/pegado de Internet por Victoriano Orts Cobos.
Málaga 4 de junio de 2019.
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