La noche cae, brumosa ya y morada. Vagas claridades
malvas y verdes perduran tras la torre de la iglesia. El
camino sube, lleno de sombras, de campanillas, de fra-
gancia de yerba, de canciones, de cansancio y de anhe-
lo. De pronto, un hombre oscuro, con una gorra y un
pincho, roja un instante la cara fea por la luz del cigarro,
baja a nosotros de una casucha miserable, perdida entre
casas de carbón. Platero se amedrenta.
-¿Ba argo?
-Vea usted...Mariposas blancas...
El hombre quiere clavar su picho de hierro en el
seroncillo, y no lo evito. Abro la alforja y él no ve nada.
Y el alimento ideal pasa, libre y cándido, sin pagar su
tributo a los consumos.*
Juan Ramón Jiménez. (Platero y yo)
*Impuesto municipal sobre ciertos géneros introducicos
en una población para su venta y consumo.
1 comentario:
Ya estoy deseando empezar a leer este fantástico libro (no sé cómo no lo he hecho antes) con mis bombones al lado...mejor imposible!!!
Muchas gracias a los dos por vuestros regalos (el primero Cada jueves con vuestra visita...)
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