Ésto pinta ¡Mal¡ Ésto pinta, ¡¡Muy mal¡¡
Ésto pinta... !!!Fatal¡¡¡.
Hace varios
años me visitó por primera vez un ataque de vértigo.
He padecido
de mareos desde siempre. Jamás he podido disfrutar despreocupadamente de un
viaje, sobre todo si lo hacía en autobús.
En el mar me
mareo hasta en un hidropedal varado en la playa.
Cuento esto a
raíz de la experiencia que llevo padeciendo desde el confinamiento.
En el mes de
julio volvió a acordarse de mí el maldito mareo, del cual, me había olvidado.
Durante todo julio y agosto se instaló en mi casa descontrolándome y anulando
totalmente mis facultades físicas y dejando muy dañadas las mentales.
En plena
pandemia de la Covid-19, con el problema de los hospitales saturados, tuve la
fortuna de recibir urgencia médico-sanitaria en mi domicilio, facilitada por la
Compañía ASISA de la cual soy beneficiario.
Pasado este
dramático episodio volví a la rutina diaria de mis deberes caseros y aficiones
pedestres y literarias de un jubilado a punto de cumplir los ochenta y dos años.
Poco duró el
consuelo, porque el mareante mal (nunca mejor dicho) me atacó de nuevo, y aquí
estoy, temeroso de que esta convalecencia que parece que comienza vuelva hacia
atrás y consiga su propósito de llevarme
a la UCI de un saturado y contagiante hospital.
Ésto pinta ¡Mal¡ Ésto pinta, ¡¡Muy mal¡¡ Ésto pinta... !!!Fatal¡¡¡.
Es tremendo lo que está ocurriendo
en este empequeñecido planeta.
Esta guerra vírica y virulenta que
nos ha invadido de manera tan sorpresiva para la mayoría de los humanos sin
lugar a dudas, cuando pase, ¡Que pasará¡ habrá dejado una estela enorme de
destrucción humana y económica que conllevará (ya lo estamos padeciendo) a un
retroceso impredecible para tantas personas; sobretodo, y como siempre, la peor
parte la padecerán los más desfavorecidos, los más débiles.
Si hay que buscar algo positivo a este tremendo drama, para mí, es el hecho fehaciente de que esta guerra es distinta a las muchas que a lo largo de la historia hemos padecido y las que aún prevalecen. La diferencia con las anteriores es que aquéllas (las que aún perduran), se llevaban y se llevan sobretodo y en primer lugar a los más jóvenes dejando a los pueblos huérfanos de futuro para hacer frente a la miseria que sembraban; y esta guerra silenciosa e invisible desde su inicio se está demostrando que elige, (yo diría, “afortunadamente”) a quienes ya tenemos el camino de nuestra existencia prácticamente recorrido, y eso, es un alivio. Al menos, para mí.
Málaga, noviembre de 2020
Victoriano Orts Cobos
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