viernes, 13 de noviembre de 2020

Un informe destapa 50 años de errores...

 

Un informe destapa 50 años de errores de la Iglesia con los abusos sexuales

El Vaticano publica en detalle la investigación sobre el excardenal McCarrick, un pederasta estadounidense al que protegió Juan Pablo II

El excardenal Theodore McCarrick, que ahora tiene 90 años, durante una misa en Washington en junio de 2006. Joshua Roberts/reuters/
El excardenal Theodore McCarrick, que ahora tiene 90 años, durante una misa en Washington en junio de 2006. Joshua Roberts/reuters
DARÍO MENOR CORRESPONSAL

Roma. Durante cerca de medio siglo, Theodore McCarrick consiguió ir ascendiendo en la jerarquía eclesiástica hasta convertirse en uno de los más influyentes cardenales, mientras ocultaba una doble vida de abusos sexuales y de poder con adultos y menores de edad. El exarzobispo de Washington, al que Francisco expulsó el año pasado del estado clerical tras retirarle la birreta cardenalicia, se benefició por décadas de una cadena de errores y omisiones que salpican a Juan Pablo II y a Benedicto XVI y que facilitaron su encubrimiento.

El Vaticano publicó ayer un amplio informe sobre McCarrick, fruto de dos años de trabajo en los que se entrevistó a más de 90 personas y en el que se recorre la trayectoria de este astuto abusador. No fue cesado hasta que, en 2017, llegó a Roma una denuncia por un caso de pederastia acaecido en los años 70, cuando el acusado era un simple sacerdote. Francisco lo fulminó después de ser considerado culpable en un proceso canónico.

El documento refleja bien cómo reaccionaba la Iglesia católica hasta hace bien poco ante estos episodios. Excepto algunas honrosas excepciones, lo habitual era que se creyese a los abusadores cuando proclamaban su inocencia y se ignorase a las víctimas, tachando de calumnias sus denuncias.

El antiguo arzobispo de Washington, expulsado por Francisco, se acostó con sacerdotes y jóvenes y acosó a seminaristas

En su larga carrera, McCarrick, que hoy tiene 90 años, se comportó como un depredador sexual. Se acostó con sacerdotes y jóvenes y acosó a sus seminaristas, a los que obligaba a dormir con él en una casa en la costa de Nueva Jersey. Cuando circulaban rumores sobre su conducta los negaba echando mano de su «palabra de obispo». Incluso le escribió una carta al Papa polaco en la que le aseguraba que «nunca había tenido relaciones sexuales con ninguna persona». Juan Pablo II, con el que mantenía una estrecha relación personal, le creyó y le nombró arzobispo de Washington en 2000, creándole cardenal al año siguiente.

McCarrick supo hacerse imprescindible. Tejió una nutrida red de relaciones con las que recaudaba abundantes fondos, lo que le abrió muchas puertas en Roma y contribuyó a silenciar voces. Entre ellas destaca la del cardenal John O'Connor, que en 1999 aconsejó a Juan Pablo II que no ascendiera a McCarrick a la archidiócesis de la capital de EE UU por los rumores de acoso sexual a los seminaristas.

La petición de Benedicto XVI

Benedicto XVI no se decidió a abrir un proceso canónico al excardenal, aunque le negó la prórroga como arzobispo de Washington después de que, en 2005, saliera a la luz una denuncia de abuso a un sacerdote. También le pidió que mantuviera una vida reservada, algo que McCarrick nunca hizo, continuando con sus viajes internacionales.

Cuando Francisco fue elegido Papa en 2013 no adoptó nuevas medidas contra el polémico exprelado. Solo le habían llegado «voces relativas a una conducta inmoral con adultos» y afrontó el caso solo en dos «breves conversaciones» con sus colaboradores, asegura el informe. La denuncia sobre un caso de pederastia en 2017 cambió el escenario y acabó propiciando la dimisión de McCarrick del estado clerical, el castigo más duro contemplado para un presbítero.

El cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado, consideró que este caso ha servido para tomar mayor conciencia del problema de los abusos sexuales, como reflejan las medidas adoptadas en los últimos dos años. Entre ellas destaca el levantamiento del secreto pontificio y la obligación impuesta a sacerdotes y religiosos para que denuncien estos casos.

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Publicado en Diario SUR.

Copiado/pegado de Internet por Victoriano Orts Cobos.

Málaga 13 de noviembre de 2020.

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