sábado, 13 de febrero de 2010

LA MOTORIZANTE Y LA FUENTE

LA MOTORIZANTE  Y LA FUENTE

¡Hija de los mortales! –Dijo –  ¿Qué te sucede?
¿Por qué enturbian tus lágrimas mi fuente?
Washinton Irvin. (Cuentos de la Alhambra)
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Pregonaba la fuente su frescor recordando tiempos en que caminantes de todas condiciones se acercaban a su remanso y, tras gozar de su alimento, su frescor y su canto, seguían su camino con energías renovadas.

Sumida estaba en sus meditaciones cuando fue interrumpida por el ruido desagradable del vehículo de una motorizante que tras desconectar el motor y desprenderse del casco, se quitó el cuero que cubría su cuerpo, el resto de ropa y  calzado, quedando totalmente desnuda a ecepción de un mini tanga negro como el color de su cabello, que más que ocultar, resaltaba el triángulo generoso de su pelvis. (Es evidente que era verano y venía superacalorada.)

Era una mujer físicamente perfecta. Su edad podría rondar los cincuenta años, pero ¡madre mía! ¡Qué  cincuenta años más bien cincelados! Cogió una toalla de playa, blanca, (no podía ser de otro color) y se dirigió hacia el manantial. Dejó la toalla a un lado y comenzó a beber, con ansiedad primero, respirando profundamente después y bebiendo de manera más reposada, dando paso a una lluvia indiscriminada de aquella ambrosía por todo su cuerpo. Terminado aquel ritual, cogió la toalla, la tendió sobre la hierba  al lado de la fuente y derramó su salud sobre ella
La fuente la observaba haciéndose la distraída. Al cabo de unos minutos aquella humanidad dormía profundamente mirando hacia el cielo, oculto por una espesa bóveda verde de los árboles de aquél oasis.
La fuente que seguía observándola, se sorprendió enormemente. No era normal en los tiempos actuales que alguien se despreocupase del tiempo y se relajara de aquella manera. Todo el mundo iba deprisa. Todos corrían como si les persiguieran, o persiguiesen ellos a alguien. Salvo excepciones, habían dejado de caminar. Ahora todos motorizaban.

Cuando la fuente lo consideró oportuno le susurró al oído. -“¡Hola, bella mujer! La motorizante en su dormir profundo captó la voz de la fuente y  abrió los ojos  para cerrarlos  apaciblemente. ¡Hola, bella mujer! Repitió la fuente. ¡Qué sueño más reparador estás disfrutando! Es un placer contemplarte. Sigue recuperando fuerzas al tiempo que satisfaces mi curiosidad y me cuentas cosas sobre ti. - “Pregúntame lo que te plazca- contestó con naturalidad la mujer desde su dulce  sueño.
-Realmente sólo quiero saber de dónde vienes. -Vengo de hacer un viaje con mi motor por el mundo. Es algo que deseaba profundamente desde hace mucho tiempo: conocer otros pueblos, otras formas de vida, otras culturas. Hasta ahora, por circunstancias de la vida no pude cumplir este deseo. Por fin  he conseguido mi propósito, y vuelvo, aunque cansada, contenta porque siempre me gustó viajar. Pero la verdad es que los viajes también cansan y llega un momento en el que se añora profundamente el regreso.

-También a mí me gusta viajar, dijo la fuente. La motorizante quedó un tanto desconcertada por la expresión de su interlocutora. -“¿Estás bromeando o tratas de jugar conmigo?
-Ninguna de las dos cosas. Te estoy hablando en serio.
-Por favor, no bromees. He visto cosas muy raras en mi vida pero jamás que una fuente hable y menos aún, que diga que viaja.
-¡Qué cándidos e ignorantes sois los humanos! Creéis saberlo todo y casi todo lo ignoráis. Todo ello es producto de que os sentís los sabios de la Tierra y vuestra prepotencia os nubla el sentido de la inteligencia. Tú dices que yo no viajo y sin embargo si sólo prestas un poco de atención a mi comportamiento, comprobarás que no estoy quieta, si no todo lo contrario, que no dejo de fluir. Que continuamente me derramo y corro por los campos, arroyos, ríos: me  remanso en los embalses, me adentro en vuestras viviendas antes de llegar al mar y por todo mi recorrido y lugares me voy evaporando y subo a la atmósfera. Me alío con el viento que me traslada por todo el planeta para  finalmente volver a mi remanso.

La motorizante no salía de su asombro. ¡Cuánta razón tenía la fuente! ¡Qué ejemplo más simple le había puesto para convencerla! -Desde luego, que me has dejado sin palabras. ¡Y habré viajado tanto para comprender nada comparado con lo que tú me estás enseñando en un momento de ensueño! Es fantástico! Y dime, ahora te pregunto yo, ¿desde cuando estás en este lugar?

-Desde el alba de los tiempos. Mi nacimiento fue producido por un  cataclismo. Tras él, se dieron las condiciones geológicas necesarias para después de llenar mis acuíferos emerger a la superficie.

-¿Y siempre, desde el alba de los tiempos has estado surtiendo sin descaso? -Siempre, salvo en contadas ocasiones, muy a mi pesar.

-Explícate, por favor:
-Muy de tarde en tarde, se dan circunstancias atmosféricas en las cuales las nubes no consiguen descargar mi lluvia sobre estos campos con la suficiente  frecuencia e intensidad y ello genera un periodo de sequía que merma el caudal de mis acuíferos y con ello me veo obligada a internarme en sus grutas hasta que pasa dicho fenómeno. Pero ya te digo que eso ocurre en contadas ocasiones.

-Cuando dices “desde el alba de los tiempos” ¿A cuántos años te refieres? -¡Qué incisiva eres, hija mía! No quería sorprenderte más, pero ya que lo preguntas te diré que he visto a la especie humana emerger a la vida y alejarse hacia su ocaso en más de una ocasión. Y estoy convencida que se repetirá el ciclo en tiempos venideros.

-¡Qué empequeñecida me dejas! La vida de un ser humano es apenas un instante comparada con la tuya.

-Otra vez estás errando en tus apreciaciones. Es cierto que no es tan larga como la mía, pero debes saber que al igual que yo me evaporo, vosotros os transformáis en polvo y adheridos a la Tierra formáis parte de ella y viviréis como yo hasta su final, que será dentro de miles de millones de años, cuando el Sol, en su transformación estelar nos  absorba a todos. Mientras tanto, vive el presente y disfruta de tu sueño.
¡Oh fuente cristalina! ¡Cuánta sabiduría derrama tu manantial!

La bella dormía;
Cantaba la fuente;
El Sol protegía…
¡De ensueño el ambiente!

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Victoriano Orts Cobos.
(Re)visado el día 11 de octubre de 2016.







1 comentario:

Clematide dijo...

Que arte tienes Victoriano. Mira tú por dónde nos salió la motorizante y la lección tan edificante que le ha dado la fuente sobre la evolución humana...voy tomando nota, por si tengo que cambiar alguna creencia anticuada...eso de la explosión del sol, no sé, no sé...
Mancantaooooo!