domingo, 20 de noviembre de 2011

SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ (1651-1691)



MUJERES POETAS.II.
Retrato de Sor Juana Inés de la Cruz
por Miguel Cabrera.
 Fotografía: Wikipedia.
Breve semblanza
Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, más conocida como Sr. Juana Inés de la Cruz (San Miguel Nepantla, 12 de noviembre de 1651-México, 17 de abril de 1695). Por la importancia de su obra, recibió los sobrenombres de "el Fénix de América" y "la Décima Musa" o "la Décima Musa Mexicana".
Su padre se llamaba Pedro Manuel de Asbaje y Vargas-Machuca y su madre Isabel Ramírez de Santillana, los cuales no se unieron en matrimonio legítimo.
Entre 1664 y 1665 ingresó en la corte del virrey Sebastian de Toledo, Marqués de Mancera. La virreina Leonor de Carreto se convirtió en una de sus más importantes mecenas.
Sor Juana  Inés de la Cruz ocupó junto a Juan Ruiz de Alarcón y Carlos Sigüenza y Góngora, un destacado lugar en la literatura novohispana.   


Fantasía contenta con amor decente

Detente, sombra de mi bien esquivo,
imagen del hechizo que más quiero,
bella ilusión por quien alegre muero,
dulce ficción por quien penosa vivo.

Si al imán de tus gracias atractivo
sirve mi pecho de obediente acero,
¿para qué me enamoras lisonjero,
si has de burlarme luego fugitivo?

Mas blasonar no puedes satisfecho
de que triunfa de mí tu tiranía;
que aunque dejas burlado el lazo estrecho

que tu forma fantástica ceñía,
poco importa burlar brazos y pecho
si te labra prisión mi fantasía.

(R)edondillas

Hombres necios que acusáis
a la mujer sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis.

Sin con ansia sin igual
solicitáis su desdén,
¿por qué queréis que obre bien
si las incitáis al mal?.

Combatís su resistencia,
Y luego, con gravedad,
 decís que fue liviandad
lo que hizo la diligencia.

Parecer quiere el denuedo
de vuestro parecer loco
al niño que pone el coco
y luego le tiene miedo.

Queréis con presunción necia
hallar a la que buscáis,
para pretendida, Thais,
y en la posesión, Lucrecia.

¿Qué humor puede ser más raro
que el que, falto de consejo,
él mismo empaña el espejo
y siente que no esté claro?

Con el favor y el desdén
tenéis condición igual
quejándoos, si os tratan mal;
burlándoos, si os quieren bien.

Opinión ninguna gana,
Pues la que más se recata,
Si no os admite, es ingrata
Y si os admite es liviana.

Siempre tan necios andáis,
que con desigual nivel
a una culpáis de cruel
y a otra por frágil culpáis.

Pues ¿cómo ha de estar templada
la que vuestro amor pretende
si la que es ingrata ofende
y la que es fácil enfada?

Mas entre el enfado y pena
que vuestro gusto refiere,
bien haya la que no os quiere
y quejaos en hora buena.

Dan vuestras amantes penas
a sus libertades alas,
y después de hacerlas malas
las queréis hallar muy buenas.

¿Cuál mayor culpa ha tenido
en una pasión errada:
la que cae de rogada,
o el que ruega de caído?

¿O cual es más de culpar,
aunque cualquiera mal haga,
la que peca por la paga
o la que paga por pecar?

Pues, ¿para qué os espantáis
de la culpa que tenéis?
Queredlas cual las hacéis
o hacedlas cual las buscáis.

Dejad de solicitar
y después con más razón
acusaréis la afición
de la que os fuere a rogar.

Bien con muchas armas fundo
que lidia vuestra arrogancia,
pues en promesa e instancia

juntáis diablo, carne y mundo.
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Copiado del libro "las mil mejores poesias
de la Lengua Castellana" de J. Bergua.
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(R)evisado el día 30)7)2016.
V.O.C.






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