PERO,
¿POR QUÉ HABLA TAN ALTO EL ESPAÑOL?
LEÓN
FELIPE,
TÁBARA,
1884-1968, CIUDAD DE MÉXICO.
Sobre este punto creo que
puedo decir también unas palabras.
Este tono levantado del español es un
defecto, viejo ya, de raza. Viejo e
incurable. Es una enfermedad crónica. Tenemos los españoles la garganta
destemplada y en carne viva. Hablamos a grito herido y estamos desentonados
para siempre, para siempre porque
tres veces, tres veces, tres veces tuvimos que desgañitarnos en la historia hasta
desgarrarnos la laringe.
La primera fue cuando descubrimos este
Continente y fue necesario que gritásemos sin ninguna medida: ¡Tierra! ¡Tierra!
¡Tierra! Había que gritar esta palabra para que sonase más que el mar y llegase
hasta los oídos de los hombres que se habían quedado en la otra orilla.
Acabábamos de descubrir un mundo nuevo, un mundo de otras dimensiones al que
cinco siglos más tarde, en el gran naufragio de Europa, tenía que agarrarse la
esperanza del hombre. ¡Había motivos para hablar alto! ¡Había motivos para
gritar!
La segunda fue cuando salió por el mundo,
grotescamente vestido, con un a lanza rota y con una visera de papel, aquel
estrafalario fantasma de La Mancha, lanzando al viento desaforadamente, esta
palabra olvidada por los hombres: ¡Justicia! ¡Justicia! ¡Justicia!... ¡También
había motivos para gritar!
El otro grito es el más reciente. Yo estuve
en el coro. Aún tengo la voz parda de la ronquera. Fue el que dimos sobre la
colina de Madrid, el año 1936, para prevenir a la majada, para soliviantar a
los cabreros, para despertar al mundo: ¡Eh!
¡Que viene el lobo! ¡Que viene el lobo! ¡Que viene el lobo!...
El que dijo Tierra y el que dijo Justicia
es el mismo español que gritaba hace seis años nada más, desde la colina de
Madrid a los pastores: ¡Eh! ¡Que viene el
lobo!
Nadie le oyó. Nadie. Los viejos rabadanes
del mundo que escriben la historia a su capricho, cerraron todos los postigos,
se hicieron los sordos, se taparon los oídos con cemento y todavía ahora no
hacen más que preguntar como los pedantes: ¿pero por qué habla tan alto el español?
Sin embargo, el español no habla alto. Ya lo
he dicho. Lo volveré a repetir: El español habla desde el nivel exacto del
hombre, y el que piense que habla demasiado alto es porque escucha desde el
fondo de un pozo. (*)
*********
*La
pregunta parece provenir de una invectiva de J. L. Borges contra León
Felipe con motivo de la traducción que
éste hizo de Walt Whitman
V.O.C..
1 comentario:
Me quedo boquiabierta con este irónico y vibrante texto...cómo se disfruta el talento cuando se convierte en oportunas palabras.
Gracias Victoriano
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