LA SEÑORA DE LA CASA
POR MANUEL ALCÁNTARA
Columna del día
18/03/2013, diario SUR.
La señora Merkel quiere a todos
sus hijos por igual, pero prefiere a los que han nacido en su país. La zona
euro quizá no merezca su amor y le ha impuesto una tasa al dinero depositado en
los bancos de Chipre para reducir la factura del rescate, que ascenderá a
10.000 millones de euros. A falta de un gobierno global, tenemos ya un ama
dominante. Por algo se empieza, pero están sonando palabras muy alarmantes y a
los españoles nos llega el sonido posteriormente a que oigamos su eco.
Estábamos hablando del desamparo que ocasionan
los desahucios y hemos empezado a hablar en voz baja, del miedo al
“corralito”. El gallinero está suficientemente alborotado, pero obligar a los
ahorradores chipriotas a que financien sus propios bancos es de un sadismo
refinado. La medida no tiene precedentes, pero va a tener muchas consecuencias.
Urge invertir en el saneamiento
de las entidades financieras y hay que inyectar a los bancos haciendo
transfusiones obligatorias a algunos de sus clientes. Ni siquiera Bertolt
Brecht, que dijo que solo hay una cosa peor que atracar un banco, que es fundar un banco, había
llegado tan lejos. La disposición de las
terrible canciller puede repercutir en nuestro maltrecho sistema y afectar no
solo a los ricos de necesidad, sino a mucha gente que ya ha sido desvalijada
con el timo de las preferentes o con la estafa legal de la merma de las
pensiones y la facilidad para poner en la puñetera calle a los pocos
trabajadores que aún conservan sus puestos de trabajo.
Al perro flaco todo se le vuelven
pulgas, decía Gloria Fuertes, y ese pequeño país ha sido elegido para dar
ejemplo, que es lo único que pueden dar los pobres. No corren el peligro de ser
saqueados los chipriotas verdaderamente ricos, ya que han invertido sus
caudales en el extranjero, en el supuesto de que llamen extranjero a los
paraísos fiscales que no tienen nacionalidad.
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