FRONTERAS DE LA
MEDICINA
POR MANUEL
ALCÁNTARA, diario SUR, 26/08/ 2013.
Los beneméritos médicos sin fronteras (MSF), que siempre están de
guardia, han corroborado las denuncias
de la oposición siria y han presentado como prueba a 3.600 pacientes con
síntomas neurotóxicos. Su delito es haber respirado el aire de nuestra época, que
está envenenado desde que en el primer carnaval de la guerra europea se
inventaron las caretas antigás, disfrazando a los pobres soldaditos de insectos,
cada cual más amante de su patria. Eran los tiempos en que leíamos el más
asequible de los libros de Kant, titulado ‘La paz perpetua’, bajo la sombra
innumerable de los pinares de Balsaín, cuando creíamos no solo que el mundo es
corregible, sino que nosotros podíamos enmendarlo.
Unos años después, pocos porque la vida es
corta por mucho que algunos la estiramos y hagamos lo posible porque, al menos,
sea ancha, empezamos a darnos cuenta, de que el ser humano no tiene remedio.
Las lecciones de la Historia han tenido siempre pésimos discípulos, pero a los
últimos de la clase ya no hay quién nos engañe. Nos han dado matrícula de desilusión y sabemos
que no hay más MSF que pueda atender a tantos pacientes. Más de 3.000 heridos
desbordan los hospitales de la provincia de Damasco. ¿Qué les importa a los
muertos que se esté violando el derecho internacional? Entre ellos habría
algunos que no fumaban, pero entró en sus limpios pulmones el maldito gas que
también respiraron su médicos y sus enfermeros. Un ejemplo de compañerismo.
Cuando Jean Cocteau paseaba por París, entre niños que alborotaban les saludaba
diciendo “¡hola, muertecitos de la próxima guerra!”. Obama, que no puede ser el
galeno del mundo porque bastante tiene con regir el fragmento más poderoso y
más influyente, está reforzando sus tropas en la zona y la ONU envía a la jefa
de su equipo de desarme a Siria. Tristes armas si no son las palabras, dijo un
poeta al que cárcel y muerte dieron las Españas, pero llega un
momento en el que sobran las palabras universales y los médicos sin fronteras.
V.CO.C.
No hay comentarios:
Publicar un comentario