SI TE DICEN QUE CAÍ
Por ALBERTO GÓMEZ.
Diario SUR, 26/04/17.
Lo más poético, por no decir lo único rescatable, de `Cara al
sol´, el himno falangista de letra boba cantado el pasado fin de semana por un
grupo de nostálgicos en el entierro en Nerja del exministro franquista José
Utrera Molina, es el verso que Juan Marsé utilizó como título de una de sus
novelas: “Si te dicen que caí”. Caerse del susto fue precisamente la primera
reacción de muchos cuando vieron las
imágenes, no sabemos si por el nivel de desafinación o porque esperaban que los
asistentes escogieran una canción de Ladi Gaga o de Beyoncé. España permite rendir
homenaje al franquismo pero no tolera los chistes sobre sus ejecutores. Hasta
un estudiante de primero de psicología sería capaz de diagnosticar síndrome de
Estocolmo a nuestro poder judicial,
raudo cuando se trata de condenar `tuists´ y sin embargo tan reticente a juzgar
cuatro décadas de opresión. Casandra está lejos de ser el colmo del sentido del
humor, pero las alarmas de cualquier país deberían saltar cuando una estudiante
acumula por bocazas más antecedentes
penales que los impulsores de una dictadura.
La equidistancia
resulta tan atractiva como una carretera sin curvas, cómoda y aburrida, pero a
menudo el equilibrio resulta imposible como cantaban Los Piratas. Utrera Molina era miembro del
Patronato de la Fundación Francisco Franco y había convertido su chalet en un
casposo altar a Primo de Rivera, bandera y escudo preconstitucionales incluidos.
Algunos tratan de ocultar ese pasado bajo la alfombra a veces engañosa del
provincianismo, escudándose en los supuestos beneficios que su nombramiento como titular de Vivienda produjo en Sevilla y
y Málaga, pero olvidan que tomar el todo por la parte siempre es una salida
tramposa.
Salvando las distancias, en `El Hundimiento´, la película que reconstruye
los últimos doce días de la vida de Hitler, el líder nazis es presentado como
un hombre enfermo y derrotado, a punto de suicidarse, violento y dictatorial
pero también vulnerable y cariñoso con su entorno más cercano. Hasta el más
cruel de los villanos, y con seguridad también hasta el más bueno de los santos,
encierra contradicciones, un reverso que en el caso de Utrera Molina disculpa a
familiares y amigos, en todo su derecho de despedir a un ser querido, pero no
puede ser utilizado para edulcorar la etapa más funesta de nuestra historia reciente.
Por muy paisano que sea, por mucho que deseemos pasar página y por muy
tentadora que resulte esa carretera hacia la equidistancia.
Copiado por Victoriano
Orts Cobos.
Málaga 27 de abril de
2017.
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