jueves, 27 de abril de 2017

SI TE DICEN QUE CAÍ
Por ALBERTO GÓMEZ. Diario SUR, 26/04/17.

    Lo más poético, por no decir lo único rescatable, de `Cara al sol´, el himno falangista de letra boba cantado el pasado fin de semana por un grupo de nostálgicos en el entierro en Nerja del exministro franquista José Utrera Molina, es el verso que Juan Marsé utilizó como título de una de sus novelas: “Si te dicen que caí”. Caerse del susto fue precisamente la primera reacción de muchos cuando  vieron las imágenes, no sabemos si por el nivel de desafinación o porque esperaban que los asistentes escogieran una canción de Ladi Gaga o de Beyoncé. España permite rendir homenaje al franquismo pero no tolera los chistes sobre sus ejecutores. Hasta un estudiante de primero de psicología sería capaz de diagnosticar síndrome de Estocolmo a nuestro  poder judicial, raudo cuando se trata de condenar `tuists´ y sin embargo tan reticente a juzgar cuatro décadas de opresión. Casandra está lejos de ser el colmo del sentido del humor, pero las alarmas de cualquier país deberían saltar cuando una estudiante acumula por  bocazas más antecedentes penales que los impulsores de una dictadura.
    La equidistancia resulta tan atractiva como una carretera sin curvas, cómoda y aburrida, pero a menudo el equilibrio resulta imposible como cantaban  Los Piratas. Utrera Molina era miembro del Patronato de la Fundación Francisco Franco y había convertido su chalet en un casposo altar a Primo de Rivera, bandera y escudo preconstitucionales incluidos. Algunos tratan de ocultar ese pasado bajo la alfombra a veces engañosa del provincianismo, escudándose en los supuestos beneficios que su nombramiento  como titular de Vivienda produjo en Sevilla y y Málaga, pero olvidan que tomar el todo por la parte siempre es una salida tramposa.
    Salvando las distancias, en `El Hundimiento´, la película que reconstruye los últimos doce días de la vida de Hitler, el líder nazis es presentado como un hombre enfermo y derrotado, a punto de suicidarse, violento y dictatorial pero también vulnerable y cariñoso con su entorno más cercano. Hasta el más cruel de los villanos, y con seguridad también hasta el más bueno de los santos, encierra contradicciones, un reverso que en el caso de Utrera Molina disculpa a familiares y amigos, en todo su derecho de despedir a un ser querido, pero no puede ser utilizado para edulcorar la etapa más funesta de nuestra historia reciente. Por muy paisano que sea, por mucho que deseemos pasar página y por muy tentadora que resulte esa carretera hacia la equidistancia.  

Copiado por Victoriano Orts Cobos.
Málaga 27 de abril de 2017.

                   

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