sábado, 11 de abril de 2020

¿La pandemia nos volverá más solidarios con el tercer mundo?

Los expertos se muestran convencidos de que, a partir de esta crisis sanitaria, seremos más sensibles con los que sufren... aunque estén lejos: «Hemos descubierto que las cosas que tenemos no son para siempre y que de la noche a la mañana lo podemos perder todo»






¿La pandemia nos volverá más solidarios con el tercer mundo?
ILUSTRACIÓN: LAURA RICO

SOLANGE VÁZQUEZ
A veces hace falta un bofetón de realidad para que una sociedad espabile. Y vaya si nos lo han dado en las últimas semanas. Nos sentíamos tan seguros en nuestro entorno que los problemas del llamado tercer mundo los veíamos como una preocupación difusa, amortiguada. Epidemias descontroladas, hambrunas, falta de artículos básicos, muertos por doquier, morgues improvisadas... todo esto nos quedaba muy lejos, casi como si ocurriese en otro planeta, ¿verdad? Pues ahora lo tenemos en casa.
Y, bueno, no es que antes fuésemos del todo insensibles con los países que sufrían estos problemas. Ahí están los ciudadanos que son socios de las ONG y los voluntarios que trabajan para ellas. Pero la verdadera empatía con el tercer mundo, el ponernos realmente en su lugar, es un fenómeno nuevo para nuestra sociedad y tiene fecha de nacimiento: el 14 de marzo, cuando se decretó el estado de alarma y vimos que esto iba en serio, que las costuras de nuestro sistema sanitario amenazaban con reventar por todos los lados y que miles y miles de personas no iban a vivir para ver el fin de esta pesadilla.
La pregunta ahora es:cuando esto termine (esta es la frase más repetida de las últimas semanas), dado que le hemos visto las orejas al lobo de la manera más cruda, ¿nos volveremos más solidarios con el tercer mundo, al constatar que todos somos vulnerables, o nos replegaremos sobre nosotros mismos y nos miraremos aún más el ombligo, pensando que bastante tenemos con lo nuestro?
Hay una discutida teoría del nobel Richard Thaler –controvertida porque no demuestra mucha confianza en la capacidad de discernimiento del ciudadano de a pie– que sostiene que, para cambiar la conducta de los individuos, es necesario variar su entorno (por ejemplo, si pones una máquina de 'vending' con fruta, la gente la comerá; si no, no). Así que, dado que nuestra vida se ha quedado patas arriba con la pandemia, es de suponer que el cambio de escenario puede traer una 'mutación'. Así lo creen los expertos y los responsables de las ONG.
«La solidaridad como respuesta colectiva ante lo que está ocurriendo se está dando, sobre todo, desde que el problema se ha convertido en una crisis que nos afecta directa y personalmente –afirma María Silvestre Cabrera, socióloga de la Universidad de Deusto–. Cuando el problema era chino, nuestra preocupación era relativa. Cuando el problema era italiano, nuestra preocupación pudo incrementarse algo porque los vínculos eran más próximos». Pero, tras la pandemia, es probable que nuestra percepción de los problemas 'lejanos' cambie, afirma la experta. «El hecho de que vivamos en primera persona las consecuencias de esta crisis sanitaria, desde un confinamiento desconocido hasta ahora, nos activa una mayor preocupación y solidaridad hacia las personas que viven en situaciones de mayor vulnerabilidad».
Para ella, ya es una muestra de solidaridad la buena respuesta que la mayoría de la población ha dado al confinamiento. Pero, ojo, hay expertos que advierten de que ese aislamiento debe quedarse sólo en una medida sanitaria y no convertirse en un 'leit motiv' geopolítico. «El que unos países actúen aislados de otros amenaza el progreso y la prosperidad de la humanidad en su conjunto», ha manifestado esta misma semana el activista namibio Eddie Ndopu, uno de los defensores del desarrollo sostenible nombrados por la ONU.
De eso llevan años avisando desde Médicos Sin Fronteras. Curtidos en mil epidemias (ébola, sarampión, SARS, MERS, tuberculosis, cólera...), continúan estas semanas con su labor en distintos puntos del planeta, pero han incorporado España a su listado de escenarios críticos donde ellos saben moverse como pez en el agua. Lo han visto demasiadas veces, aunque no aquí, claro. En estos momentos, se centran en llegar a donde el sistema sanitario no puede y en crear estructuras provisionales para acoger enfermos. Para ello, han creado el Fondo Crisis Coronavirus. «Las aportaciones se destinarán a la respuesta directa a la pandemia, entre otros países, en España», explican en la organización. «La sociedad española siempre se ha mostrado muy solidaria, hemos tenido movilizaciones masivas ante catástrofes naturales o crisis humanitarias y esto se está repitiendo esta vez», explica David Monllau, director de Captación de Médicos sin Fronteras. ¿Y ese apoyo se está traduciendo en más donaciones? «Aún no nos es posible hacer una estimación. Si tomo como referencia la crisis económica de hace unos años, la verdad es que, incluso en los peores momentos, no dejamos de sumar apoyos», indica.
Desde Unicef comparten esta percepción optimista del ser humano ante la adversidad. «Vivimos en un país que sufrió una guerra civil. Nuestra generación dispone de una resiliencia genética heredada de nuestros abuelos y abuelas, padres y madres, que no solo sobrevivieron a esa guerra sino que ayudaron a construir la sociedad del bienestar que hoy tenemos –argumenta Isidro Elezgarai, patrono del Comité Español de Unicef–. Ahora, de pronto, el primer mundo se ha dado cuenta de lo que es la sensación de vacío al perder la red de seguridad en la cual se creía a resguardo. Hemos descubierto que las cosas que tenemos no son para siempre, como la vida misma, y que de la noche a la mañana lo podemos perder todo y convertirnos en esos emigrantes que, acompañados de sus hijos e hijas, huyen de la guerra y la miseria».
Los campos de refugiados donde la COVID-19 puede causar mayores estragos, los africanos que pese a la situación de España siguieron aventurándose en patera para alcanzar nuestro país, en plena pandemia... Para ellos, este virus es una muesca más en su maltrecha existencia. Desde Acción Contra el Hambre recalcan que «esta enfermedad no entiende de pasaporte ni fronteras, por eso hay que trabajar globalmente». Así lo hacen ellos en medio centenar de países y también en España, claro. Ahora somos uno más. ¿Llegaremos a olvidarlo con el tiempo? «Cuando salgamos de esta crisis, que lo haremos, tendremos que elegir –ha advertido el portugués António Guterres, secretario general de Naciones Unidas–. Podemos volver al mundo tal cual era antes o podemos ocuparnos decididamente de esas cuestiones que nos vuelven a todos vulnerables a las crisis».





Las ONG piden la 'X solidaria' en la declaración de la renta
Las ONG han pedido a los ciudadanos que este año marquen la casilla de fines sociales en su declaración de la renta, la conocida como 'X solidaria', con la que destinan el 0,7% del IRPF a los programas que desarrollan, porque es un gesto que pueden hacer «sin salir de casa ni poner en riesgo a nadie» y porque de esta manera ayudarán a las personas más vulnerables, a las que la crisis del coronavirus «está afectando de manera más impactante».
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Publicado en Diario SUR.
Copiado/pegado de Internet por Victoriano Orts Cobos.
Málaga. 11 de abril de 2020.
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