Nota aclaratoria: A este artículo, publicado el día 5, responde José Luis Marcos Medina el día 10, con el título Factoría vaticana, el cual, incluyo a continuación en esta entrada.
Victoriano Orts Cobos.
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Factoría Sánchez
EL ALFÉIZAR
Hay nubes políticas que tan pronto descargan, tan pronto solo hacen amago: la monarquía es cuestionada mientras se reivindica el proceso independentista catalán; los ERTES y ERES emergen en el epicentro del diálogo social; el Gobierno central aparece enfrentado a determinados Gobiernos autonómicos; el coronavirus con su impacto sanitario y económico copan el centro del debate... Todo esto y mucho más es azuzado desde un Parlamento crispado o desde las terminales mediáticas de turno. Es fascinante el uso que se hace de cada tema. La estrategia que se sigue. Pronto tocará a la Iglesia Católica. Al tiempo. No vendría mal que los miembros del actual Gobierno, que se expresan afines al actual papado, leyeran la encíclica publicada ayer, Fratelli Tutti. Es más que una encíclica. Es un programa de vida individual y social basado en la fraternidad universal y en la amistad.
Desgraciadamente quienes defienden un marxismo caduco, no olvidemos que para Marx la religión es la droga del pueblo, buscan cómo anestesiar a la ciudadanía con una tormenta de temas para consolidar su posición política. ¿Una sugerencia a la factoría Sánchez? Si se le ha pasado por la cabeza incorporar en el debate político a la Iglesia Católica déjela a un lado. No sea rancia y cultive la perspectiva histórica. La Iglesia no es de izquierdas ni de derechas. Es de Jesucristo. Y, como comunidad de los seguidores de Cristo resucitado, se hace presente con su ingente tarea, echando una mano en esta crisis, por ejemplo, desde Cáritas. Además está llegando donde las administraciones públicas y el sistema no alcanza a llegar a la hora de acompañar a las víctimas. ¿No es suficiente? Está ahorrando más de 3.500 millones de euros al año al Estado desde la escuela concertada de inspiración católica y participa en la conservación del patrimonio cultural. En fin, que si a la hora de enfrentar y confrontar políticamente se orilla a la comunidad católica mejor que mejor. Porque presumir, entre otras cosas, que la Iglesia es un estorbo para el progreso es mucho presumir.
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Publicado en Diario SUR.
Copiado/pegado de Internet por Victoriano Orts.
Málaga, 13 de octubre de 2020
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Factoría vaticana
LA TRIBUNA
No suelo leer a los columnistas de periódicos. Antes en SUR leía, y no siempre, las columnas de mi admirado y apreciado amigo Pablo Aranda, tristemente ya desaparecido. Pero este 5 de octubre, no sé por qué, quizá porque me ha llamado la atención el título de su columna (Factoría Sánchez) he leído en SUR la de Rafael Pérez Pallarés, que por la foto parece ser que es sacerdote.
Sostiene el columnista que tal y como está la convulsa situación política, social, económica y pandémica en nuestro país, pronto le tocará a la Iglesia católica ser el centro de los ataques víricos de un gobierno que, dice, defiende un marxismo caduco que busca anestesiar a la ciudadanía con una tormenta de temas para consolidar su posición política (?), y sugiere a la 'factoría Sánchez' que no meta a la Iglesia en el debate político. Ignoro las razones por las que el señor Pallarés hace tal sugerencia cuando es él quien mete a la Iglesia en el debate político al afirmar que la misma no es de derechas ni de izquierdas, sino de Jesucristo. Una Iglesia, dice, que llega a donde no llega la Administración en esta crisis a través de Cáritas; que está ahorrando más de 3.500 millones de euros al Estado desde la escuela concertada; que participa en la conservación del patrimonio cultural; etc. Y que «si a la hora de enfrentar y confrontar políticamente se orilla a la comunidad católica, mejor que mejor».
Pero mira por dónde, yo, miembro de esa comunidad católica, sí quiero entrar en el debate político y meter a la Iglesia a la que pertenezco en el mismo, porque la Iglesia forma parte de la sociedad española, y una parte importante, que no puede sustraerse de su realidad social, económica y, también, política, pretendiendo mantener esa maldita equidistancia tan de moda entre los que no quieren comprometerse. Hay que tomar partido. Y partido hasta mojarse. Comparto con Gabriel Celaya aquello de «maldigo la poesía concebida como un lujo cultural por los neutrales, que llenándose las manos se desentienden y evaden...».
Yo quiero una Iglesia comprometida con los más débiles, con los más necesitados. No es verdad que el Estado deba agradecer a la Iglesia su papel en esta crisis, ni en cualquier otra circunstancia,más bien al revés. No olvidemos que el Estado financia a la Iglesia con más de 11.000 millones de euros/año vía 0,7 de IRPF de Hacienda, o la exención de impuestos (IVA, IBI, etc) de sus más de 40.000 instituciones patrimoniales: parroquias, colegios, catedrales (por las que recaudan entradas), tierras, inmatriculaciones, etc.; paga las nóminas de los profesores de religión y los capellanes de hospitales, y financia el 30% de Cáritas, una institución que gestiona la Iglesia pero a la que no aporta casi nada: en el año 2012, por ejemplo, el Estado aportó a Cáritas 152 millones de euros, la Iglesia solo 6, y el resto fueron aportaciones de empresas y particulares, con lo que presumir, entre otras cosas, que desde Cáritas la Iglesia ha echado una mano en esta crisis, es mucho presumir. Porque el papel de la Iglesia, al menos de la jerárquica, está siendo de pecado mortal. Algunos obispos se han quejado de la dificultad que tiene su diócesis para pagar la nómina de los párrocos por la poca recaudación vía cepillo y la restricción de la asistencia a los templos debido a la pandemia, pero no han mostrado preocupación por no poder ayudar a los que pedían comida a sus puertas. Por no hablar de las declaraciones de Monseñor Cañizares contra la ciencia diciendo que la vacuna contra el coronavirus se fabricaba con células de fetos abortados. Sin comentarios.
Por contra, este gobierno social-comunista, bolivariano, que defiende un marxismo caduco, siguiendo las recomendaciones de los técnicos sanitarios (y no de Monseñor Cañizares) está tomando las decisiones más valientes que jamás ha tomado gobierno alguno en favor de los más vulnerables, de los débiles, de los más necesitados, sin olvidarse de las empresas, autónomos y trabajadores, para que esa ola gigante llamada coronavirus no nos arrolle y nos deje desnudos frente al mar. Por eso, y desde el consenso y el diálogo social con los agentes sindicales y económicos, está apoyando a los autónomos con la rebajas de impuestos; inyectando 40.000 millones a la economía digital y verde; 10.000 millones a empresas en crisis; prorroga los ERTES hasta finales de enero para que nadie vaya al paro; se trae 140.000 millones de Bruselas; o socorre a los más vulnerables con el Ingreso Mínimo Vital.
¿Acaso Jesucristo no estaría de acuerdo con lo que está haciendo este gobierno?. Seguro que sí, «porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber; era peregrino y me hospedasteis; estando desnudo me cubristeis, enfermo me visitasteis... porque siempre que lo hicisteis con alguno de mis hermanos, conmigo lo hicisteis» (Mt. 25; 35-40) «Los escribas y fariseos al ver que comía con los publicanos y pecadores, decían a los discípulos de Jesús que cómo era eso. Jesús les oyó y dijo: los que están buenos no necesitan médico, sino los que están enfermos; no he venido a convertir a los justos, sino a los pecadores». (Mc.2; 16-17). A lo mejor es que Jesucristo era de izquierdas.
El Sr. Pallarés aconseja a los miembros del actual gobierno leer la encíclica publicada el pasado día 4: 'Fratelli Tutti', porque, dice, es más que una encíclica, es un programa de vida individual y social basado en la fraternidad universal y en la amistad. No sé si los miembros del gobierno harán caso a su recomendación o no, yo sí hago mío el consejo y, ahora que he terminado de leer 'Laudato Si', comenzaré la lectura de 'Fratelli Tutti'. Y permítame Sr. Pallarés, si lee este artículo, que yo también le aconseje una lectura: Los Evangelios.
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Publicado en Diario SUR.
Copiado/pegado de Internet por Victoriano Orts.
Málaga, 13 de octubre de 2020
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