jueves, 2 de junio de 2016

LA ESCONDIDA SENDA

LA ESCONDIDA SENDA
LA VICTORIA LVIII/16
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Aunque copio por completo el poema, por la belleza de su presentación
quiero dejar constancia de ello incluyendo escaneada la primera página.

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Este capítulo se lo dedico:
A Clemátide Azahar de Primavera; maestra incuestionable
de la composición gráfico-poética de la belleza literaria.
Victoriano Orts Cobos.
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Dedicatoria.
Al culto Ingeniero de Montes don Vicente Bru con afecto.
Arcadio Herrera Muñoz
*****
Beatus ille qui procul negotii....
(HORACIO)
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Cuando del sol, detrás del horizonte,
suban los rayos a dorar el monte
y a teñir de arrebol las nubecillas,
y en las frescas orillas
del cristalino río
deposite sus perlas el rocío,
quiero que vengan a rozar mi  frente,
al despuntar de la rosada aurora,
los besos de la brisa matutina;
y en el verano ardiente 
que me dé su frescura bienhechora
la sombra de la encina,
cuando en la lumbre de la azul esfera
haga el sol la mitad de su carrera;
que tonifique mis pulmones sanos
el aura saludable de los llanos;
que arrullen y regalen mis oídos
el trémulo balar de los corderos,
los gárrulos sonidos
 de  alondras, ruiseñores y jilgueros; 
que la mirada ansiosa
se extienda por la ubérrima llanura
y suba codiciosa
por la salvaje falda de la sierra
hasta la línea pura
donde se junta el cielo con la tierra,
y en atrevido vuelo
se pierda por la bóveda del cielo
hasta encontrar los mágicos fulgores
de los rayos de Sol deslumbradores: 
y que después mis ojos humillados
de los párpados cierren la cortina
y todos mis sentidos extasiados
canten, Señor, tu Majestad divina:
que aquí Naturaleza,
hasta en las más ocultas soledades,
pregona en su grandeza
el inmenso poder de tus bondades.

Y cuando la campana
de la ermita cercana 
 dé con su lengua de metal al viento,
del Ángelus saudoso,
las notas que convidan al reposo,
en el triste momento
en que del Sol se pierde la alba lumbre
muriendo en Occidente,
mirar desde la cumbre
cómo baja el ganado lentamente
la empinada ladera de la sierra,
 y luego desemboca en la llanada, 
y en la rústica y recia corralada
el cuidadoso rabadán lo encierra.

Escuchar confundidos
esos conciertos de medrosos ruidos,
de la silente noche precursores,
 que forman de los perros los ladridos
con el lento cantar de los pastores,
el agorero canto del cuclillo,
del rebaño el sonar de las esquilas,
del límpido regato los rumores 
y el rozar de los élitros del grillo;
y mientras que reciben las pupilas
del día los postreros resplandores,
seguir por la sombría
vereda tortuosa
y entrar en la alquería    
donde esperan los hijos y la esposa.

No hay goce más hermoso,
no hay dicha más preciada
que el encontrar al fin de la jornada 
el hogar cariñoso
donde esperan al padre y al esposo
los hijos sanos y la esposa honrada,
y en torno de la mesa aderezada,
en paz y mano a mano,
con ellos compartir alegremente
el sabroso sustento cotidiano
con el sudor ganado de mi frente.

Subir, al terminar, en mis rodillas
un angelote de colores sanos 
que me llene de besos las mejillas
y me  acaricie con sus blancas manos;
disfrutar cuando juegan sus hermanos
en la extensa cocina
de la feliz morada campesina;
gozar con su contento:
y luego que la tropa alborozada
se siente en torno mío, ya cansada,
regalarles con un sabroso cuento,
que lleve a su infantil entendimiento 
que el bienestar ansiado
 gozan aquellos que al trabajo honrado
ofrendan de sus cuerpos la energía
y siguiendo al arado,
exentos de ambiciones,
esperan sólo el pan de cada día
poniendo en Ti, Señor, sus corazones:
que es feliz quien, contento con su suerte,
te adora y te conoce;
que es dichoso el que advierte 
que es la vida la senda de la muerte
 y que es el morir en paz el mayor goce:
que Tú en las cumbres de la abrupta sierra,
en el invierno frío,
pones la nieve que alimenta al río
cuando llegan de junio los ardores:
que Tú formas de jugos de la tierra
rubias olas de mies en las labores:
que tejes en los prados
ricos encajes de aromadas flores 
con la hierba que nutre los ganados;
que das a la garganta peregrina
de las aves sonidos deleitosos;
al arroyo la linfa cristalina
que brota de las fuentes de las breñas;
en los bosques umbrosos
sus sazonados frutos a la encina;
panales a los huecos de las peñas,
a la perla su oriente,
 al diamante sus luces irisadas, 
a las fieras su amor por sus hijuelos,
espuma al torrente,
a los rosales flores perfumadas,
 y al límpido zafiro de los cielos,
en la puesta de Sol, nubes doradas.

Y cuando en sus caritas sonrosadas
muestre el sueño señal de su presencia,
besar sus cabelleras onduladas
y dejarlos gozar de su inocencia
en sus blandas camitas abrigadas.

Y en tanto que, afanosa,
cose a mi lado la gentil esposa
y el dulce sueño de mis hijos vela,
descansando del día de ajetreo,
ocuparme, sentado a la candela,
en dar al alma el lícito recreo
de sabrosas lecturas
en los libros discretos e ingeniosos
que relatan las raras aventuras
de aquellos paladines valerosos 
que, en edades extrañas,
sembraron en la Historia sus hazañas;
de aquellos esforzados caballeros
   que al mágico poder de sus aceros,
en los comienzos de los siglos de oro,
coronaron las torres de Granada
con la cruz de la espada
que fulminó Pelayo contra el moro;
o de aquellos valientes
que dejaron las playas españolas 
y en busca de ignorados continentes
atravesaron las inciertas olas.

Y luego que mi espíritu rendido
busque en el sueño nuevas energías,
en el lecho mullido,
esperar la llegada de otros días
para gozar dichoso
de la paz y el reposo
de la ignorada vida campesina,
y cuando de ella ¡oh Dios! cortes el hilo 
pueda exclamar mi espíritu tranquilo
¡hágase en mí ti voluntad divina! 

ARCADIO HERRERA MUÑOZ
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No me resigno a omitir la alabanza a la cuidadosa composición
de este librito, y, copio también la última página del poema.  

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Copiado por 
Victoriano Orts Cobos.


Málaga 30 de abril de 2016,
fecha de la confección del capítulo.

1 comentario:

Clematide dijo...

Te está quedando taaaan bonito este "penúltimo" capítulo de tu fabuloso viaje. El poema es precioso, y la presentación lo hace aún más bello si cabe. Ah! Y tengo un recado de Clemátide que está muy agradecida y sonrojada por tan bella dedicatoria...en fin...sobran las palabras. Espero con muchas ganas la continuación de este periplo con la narración de tu experiencia de este fin de semana...jejeje. Gracias de nuevo Victoriano.