sábado, 30 de septiembre de 2017

EL DÍA DE MAÑANA
Por MANUEL ALCÁNTARA, Diario SUR, 30/09/2017.

Por si le falla la memoria, la Generalitat le recuerda al Gobierno su propósito de no obedecer pase lo que pase. La Guardia Urbana de Colau custodia las urnas, que son propiedad del Estado, para que no se utilicen en el referéndum suspendido por el Tribunal Constitucional. Todas tienen alma de cristal, pero en Cataluña se disputan los vidrios rotos. Raúl Romera, pomposamente llamado consejero de Asuntos Exteriores del Gobierno catalán, ha dejado clara su postura desde Bruselas. Si gana el `si´, Cataluña se encaminará automáticamente hacia la independencia y si gana el `no´, el Gobierno dimite y se convocan elecciones regionales. De momento, la alcaldesa de Barcelona es la que custodia la rendija por donde deben entrar las papeletas de la votación ilegal que fue legalizada por ella. ¡Vaya papeleta para el resto de españoles, a los que no nos preguntan nada! Ningún país es fácil, pero en el circo catalán quieren ponerlo “más difícil todavía”, mientras la Guardia Civil confisca millones de papeletas y sobres para la consulta. Se temen los disturbios que otros desean. Hace tiempo que buscan un muerto, porque hay víctimas de espoleta retardada que explotan con más daños
     Incluso Oriol Junqueras, que no le quita ojo, aunque esté ligeramente independizado del otro, le ha escrito al presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, advirtiéndole de que los preocupantes acontecimientos pueden acarrearnos a todos un  impacto negativo en la zona euro. Las luchas internas siempre acaban oliendo mal y le echan la culpa al trayecto, pero las respuestas están siendo emocionantes. Hay muchos balcones con la bandera tricolor. No son contra nadie, sino a favor de todos. El nacionalismo exacerbado siempre ha conducido al desastre. Para salir de él lo mejor es no entrar.
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Copiado por Victoriano Orts Cobos.

Málaga 30 de septiembre de 2017    

miércoles, 27 de septiembre de 2017

EDITORIAL
DECLARACIÓN UNILATERAL. Diario SUR, 27/09/17.
Ante la imposibilidad del referéndum, el independentismo se enfrenta a la encrucijada de optar ya por la secesión.

 La evidencia de que el 1 de octubre no tendrá lugar un referéndum ni vinculante ni significativo en Cataluña, sencillamente porque tal consulta vulneraría la legalidad constitucional, está llevando al independentismo a la encrucijada de si ha de declarar ya la gestación de una república catalana, o si ha de seguir explotando las posibilidades del victimismo soberanista, de la defensa única –plebiscitaria- del derecho a decidir. Ayer, un portavoz veterano del PDeCAT, Carles Campuzano, llegó a considerar “absolutamente descartada” la posibilidad de una declaración unilateral  de independencia. Más con el propósito de ofrecer a sus adeptos un escenario  aparente de la ruptura drástica con el Estado constitucional que con la intención de amenazar a este último de salirse definitivamente del mapa español.  El problema es que nadie en el secesionismo sabe nada respecto al paso que la Cataluña independentista piensa dar a continuación. Una cuestión que está sujeta a tal cúmulo de expectativas y de temores que obligan a concluir que, a pesar de las apariencias, no tiene una visión unívoca sobre su mejor manera de romper con la España constitucional. Hasta la DUI –Declaración Unilateral de Independencia- asoma a veces como un amago para negociar bilateralmente con los poderes centrales del Estado. El independentismo no es solo un desvarío respecto a una concesión integrada del país de los catalanes y del país de los españoles. Es que además carece de norte. Ni la Generalitad ni las fuerzas parlamentarias  que sostienen su gobierno descartan nada. Tampoco, y menos que nada, la DUI. Es cierto que una declaración unilateral de independencia por parte de la mayoría parlamentaria –que no ciudadana- de la comunidad española que mayor proyección global representa interpela directamente al Gobierno de Rajoy y al propio equilibrio constitucional. Es con lo que el presidente Puigdemont y los promotores de la farsa del `referéndum si o si’ juegan en vísperas del 1 de octubre. Su capacidad para transmitir la imagen de un Estado Español al límite, de una España sujeta por alfileres de legalidad, de un país que se resquebraja en términos de legalidad democrática. Es el lecho de paja sobre el que el independentismo gobernante trata de levantar  un poder alternativo al existente. El poder de una Cataluña homogénea en su encendida visión frente a una España que se muestra demasiado difusa.
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Copiado por Victoriano Orts Cobos.

Málaga 27 de septiembre de 2017.      

lunes, 18 de septiembre de 2017

HUIR ES DE COBARDES
Por PEDRO LUIS GÓMEZ, Diario SUR, 16/09/17.

Huir es de cobardes. Es una frase hecha que, como casi todas, es una realidad casi absoluta. Normalmente hay quien huye por otros motivos, pero siempre lo hace alguien que tiene algo que ocultar, quien ha cometido algo malo. Pero estar diez años huyendo de la Justicia, buscando la prescripción de sus delitos, escondiéndose de unos y de otros, con el corazón (es un suponer) en un puño, también es estar en la cárcel, aunque no lo parezca. Huyó de sí mismo y de su propia cobardía. Eso es lo que le ha pasado a Carlos Fernández, quien no  sólo se escondía, sino que utilizó el bisturí (como tantos/tantas compañeras de corporación marbellí en la que estuvo, aunque por distintos motivos...) para no ser reconocido. Un prófugo en toda regla que ha penado sus delitos con una vida oculta y alejada de los suyos. Y todo por evitar la cárcel. No le arriendo la ganancia, sobre todo porque Carlos Fernández no sólo tuvo que esconderse, sino cambiar totalmente de vida, de hábitos y de aficiones. Carlos Fernández, la gran ‘esperanza’ del PA en la Costa del Sol, no sólo traicionó a los suyos, sino también a él mismo. Viendo su aspecto, y comparándolo con el que tenía Julián Muñoz este verano tomando el sol en la playa marbellí, no se sabe bien discernir quien ha estado en la cárcel y quién no...
     El exconcejal, uno de los ideólogos de la trama que sacó de la Alcaldía a Julián Muñoz, monigote de otro gran experto en prescripciones penales como fue Jesús Gil, ha vuelto a la actualidad porque se ha entregado. Es otro. Mejor, parece otro. Lo que ocurre es que su vuelta nos ha traído de nuevo a la cara el caso Malaya, que se niega a abandonarnos, a desaparecer de la escena. Hay concejales de aquella infame bancada que aún están en la cárcel, donde él ha evitado ir sin pasar una noche tranquilo. No me gustaría estar en el pellejo de nadie, pero mucho menos en el suyo. Fernández no sólo `vuelve` él, sino que nos `devuelve` Malaya, nos la pone de nuevo en la mesa, para tristeza de quienes queremos, como sea, olvidar aquella página negra de desvergüenza y choriceo, que tuvo, no lo olvidemos, a un gran capitán llamado Gil, que seguimos muchas veces olvidando las cosas.
     Marbella sufrió un linchamiento económico y moral. Los malagueños y ciudadanos de bien, un linchamiento mental. Y ellos fueron los culpables, incluido Carlos Fernández, un `valiente` concejal que salió por patas cuando vio que lo habían pillado con el `carrito` de los helados. No sé si habrán prescrito o no los cargos contra él; ni siquiera sé si irá o no a la cárcel, de lo que no me cabe la menor duda es que nunca podrá evitar que todos lo vean como un cobarde y un prófugo, y eso no es plato de gusto para nadie. Lo que no sé es si su entrega servirá para que nos enteremos de lo que se llevaron de Marbella, amén de todo lo demás. Sólo él y unos cuantos más saben bien lo que hicieron.
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Copiado por Victoriano Orts Cobos.
Málaga 18 de septiembre de 2017.   


jueves, 14 de septiembre de 2017

MUNDO CONVULSO
Por JAVIER FERNÁNDEZ ARRIBAS. Diario SUR, 13/09/17.

     El mundo anda bastante revuelto, por no decir convulso, e, incluso, caótico. Todo está más relacionado de lo que parece gracias a la globalización. El terremoto en México, los huracanes en el Caribe y Estados Unidos, las inundaciones en el sudeste asiático, demasiadas personas han perdido la vida por la furia de una naturaleza provocada y recalentada, que sufre un cambio climático indudable. Quizás el coste de la reconstrucción de las zonas afectadas en Estados Unidos haga recapacitar al presidente Trump, que opera con la única lógica del dinero. Una lógica que empieza a hacer mella en los británicos que se asoman al abismo del `brexit´ y provoca una fractura política y social, como se ha demostrado en el Parlamento británico cuando ha debatido la ley que supone el principio de la desconexión. La primera ministra, Theresa May, se ha encontrado más sola de lo que suponía y su brexit `duro´, la salida del mercado común, es cuestionada cada día más por buena parte de los ciudadanos británicos que además, se manifiestan en las calles. Un referéndum supone una dejación de las responsabilidades políticas asumidas por aquellos que se presentaron a unas elecciones. Hay decisiones  trascendentes que deben requerir una mayoría cualificada de, al menos, dos tercios. Lo demás es servir en bandeja a populismos desalmados la oportunidad de usar una herramienta de democracia asamblearia contra la democracia representativa que tanto esfuerzo ha costado consolidar.
     Este mundo convulso tuvo en el 11-S un día especial porque el mundo cambió con los atentados en Estados Unidos. Visto lo visto -Irak, Afganistán, Siria, terrorismo, Corea del Norte-, hemos aprendido poco en estos años. La democracia necesita ser defendida con todos los medios legales posibles para que el cumplimiento de la ley en un estado de derecho garantice la convivencia y el respeto entre todos. Las acciones unilaterales suponen el principio de un régimen autoritario y dictatorial. No son tiempos para ambigüedades ni actitudes vacilantes. Es imprescindible recuperar principios y valores que asienten, de nuevo, a nuestras sociedades.
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Copiado por Victoriano Orts Cobos.

Málaga 14 de septiembre de 2017.

martes, 12 de septiembre de 2017

MEJOR EL 155 QUE EL 116.
Por PEDRO MORENO BRENES. Diario SUR, Domingo 10/09/17.
Dada la situación, mejor aplicar el 155 para no tener que `despertar´ al 116.

     De un tirón, en dos días y hasta las tantas, sin que el reglamento parlamentario ni la oposición les pare.
     Los de Junts pel Sí y la CUP aprueban en el Parlament dos leyes que huyen de la Constitución (CE) al galope y el Gobierno catalán convoca el `Referéndum de Autodeterminación´ y el desafío les ha llevado a un precipicio en el que podemos caer si no se responde.
      El 155 era hasta hace poco un artículo de la CE ñoño y recluido en los estudios académicos, ya que ni el más pesimista pensaba que esta importación de la `coerción federal´ prevista en el artículo de la Ley Fundamental de Bonn fuera aplicable alguna vez. Dice el precepto que “si alguna Comunidad Autónoma ni cumpliere las obligaciones que la Constitución u otras leyes impongan, o actuase de forma que atente gravemente al interés general de España, el Gobierno, previo requerimiento al Presidente de la Comunidad Autónoma y, en el caso de no ser atendido, con la aprobación por la mayoría absoluta del Senado, podría adoptar las medidas necesarias para obligar a aquella al  cumplimiento forzoso de dichas obligaciones o para la protección del mencionado interés general. 2. Para la ejecución de las medidas previstas en el apartado anterior, el Gobierno podrá dar instrucciones a todas las autoridades de la Comunidades Autónomas”. ¿En qué caso habría que aplicarlo? Entiendo que de hecho el supuesto que legitima esta medida es la situación que atente  gravemente al interés general de España (el otro supuesto, en la práctica, ha quedado devaluado ya que todas las comunidades, y a veces el Gobierno central en algún momento han incumplido las obligaciones constitucionales). Si el Gobierno y el Parlamento catalán desobedecen las suspensiones adoptadas por el Tribunal Constitucional (TC) el viernes, y a pesar de las serias advertencias del tribunal siguen realizando actos para preparar el referéndum del 1-0, sería el momento de la puesta de largo del 155, previo requerimiento a Puigdemont y autorización del Senado y sin perjuicio de la medidas que incluso podría adoptar el propio TC y las eventuales responsabilidades administrativas, civiles y penales. Las medidas del Gobierno central deberían ser proporcionales al grado de desafío al que lleguen los sediciosos (incluso se podría destituir autoridades y funcionarios en sus funciones y sustituirlos por otras personas), pero no se puede suprimir la autonomía catalana (garantizada por el art. 2 de la CE) ni meter los tanques en las calles como algunas mentes calenturientas pronostican ya que las FFAA solo pueden intervenir en territorio español si se ha proclamado el estado de sitio previsto en el artículo 116 de la CE (para el caso de “una insurrección o acto de fuerza contra la soberanía o independencia de España, su integridad territorial o el ordenamiento constitucional, que no pueda resolverse por otros medios, el Gobierno... podrá proponer al Congreso de los Diputados la declaración de estado o de sitio, art. 32 de la Ley Orgánica 4/1981). Y dada la situación, mejor aplicar el 155 para no tener que `despertar’ al 116 en su parte más castrense.
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Copiado por Victoriano Orts Cobos.

Málaga 12 de septiembre de 2017.     

sábado, 9 de septiembre de 2017

LOS DAÑOS DEL PROCESO
Por JOSÉ MARÍA ROMERA, Diario SUR. VIERNES 08/09/17.

     El espectáculo del 6 de septiembre en el Parlamento de Cataluña quedará grabado en nuestras retinas como un mal sueño, como la escenificación de una pesadilla grotesca en la que todo parecía haberse conjurado para trastornar la realidad. No es solo que de golpe y porrazo saltaran por los aires las reglas de juego de las que nos hemos dotado en democracia, sino que se hizo con el mayor descaro, como si la mera voluntad de una pandilla de mentecatos bastara para justificar unas acciones que desafían la lógica y atropellan los derechos de la mayoría, parlamentarios incluidos. Ni que decir tiene que con estos modos de hacer cualquier resultado es posible y también impredecible. A la vista del sainete, el horizonte del 1 de octubre se antoja tan incierto como irreal. Pero, aunque se obrase algún milagro y las aguas volvieran a su cauce de cordura del que nunca deberían haber salido, nada volverá a ser como antes.
     No me refiero a que siempre saldrá ganando un relato independentista que ya ha logrado llegar a ese punto de la intriga en donde todo obra a su favor: la victoria, porque le daría alas; y la derrota, porque alimentaría su   victimismo nacionalista. Lo que tal vez deba preocupar más son los daños irreparables que este accidentado viaje al despropósito habrá causado a la sociedad catalana y, en no menor medida, a la española en general. Hasta hace pocos años, en distintos momentos de la historia reciente Cataluña se reveló como un ejemplo para la convivencia. El `seny’ catalán fue algo más que un simple tópico idealizador. Representó un modelo de cordura política equilibrado, juicioso y eficaz que no se dejaba arrastrar al arrebato extremista ni al delirio fanático. Ahora ocurre justo al revés. Los actuales dirigentes catalanes se han lanzado a la carrera desenfrenada hacia la alucinación en la que todo vale si sirve a sus intereses. Y esa singular interpretación de la “astucia” a la que apelaba Artur Mas como guía de su hoja de ruta ha ido engordando unas formas de actuar intransigentes, sectarias y bárbaras que costará tiempo erradicar en las cuestiones políticas, sociales, culturales, educativas, laborales y hasta familiares de la Cataluña convaleciente. Con referéndum o sin él, con independencia o sin ella, la Cataluña posterior al 1 de octubre será una sociedad envilecida por el embuste y la trampa, lastimada por la intolerancia, desalentada de tanto perseguir quimeras y necesitada de ayudas de emergencia para sobrevivir a la catástrofe. El trágala del 6 de septiembre en el Parlamento de Cataluña nos dejó una impresión amarga, pero tuvo una virtud: la de mostrar a la luz del día las flaquezas de quienes nos han traído hasta aquí. Ojalá lo que vimos no sea el anticipo de lo que les espera a los catalanes de a pie, las principales víctimas de esa farsa inexplicable.
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Copiado por Victoriano Orts Cobos.

Málaga  9 de septiembre de 2017.                

miércoles, 6 de septiembre de 2017

Sentados y tranquilos




SR. GARCÍA .

Los turistas guardan cola para fotografiarse. Ignoro si los reconocen, si los han leído, pero se retratan juntos, inmóviles

JOSÉ ANTONIO GARRIGA VELA y SR. GARCÍA .ILUSTRACIÓN
Estoy sentado en el café A Brasileira con Fernando Pessoa. Desde que murió en 1935 sigue presente en Lisboa. Lo veo por todas partes. Igual que permanece Andersen desde hace unos años sentado en la Plaza de la Marina en Málaga, haciendo un alto en el camino, y Borges sentado en un banco de Buenos Aires frente a la Biblioteca Nacional. Me pregunto cómo reaccionaría cada uno de ellos si anduviera por la ciudad en la que transcurrió su vida y de pronto descubriera que se han convertido en estatua de bronce. Los turistas guardan cola para fotografiarse. Ignoro si los reconocen, si los han leído, pero se retratan juntos, inmóviles, como si el escritor estuviera vivo. Como si los que posan a su lado viajaran un instante al más allá para hacerse una foto y luego regresar enseguida al presente. Me gustaría saber que pensaría Kafka si una mañana de septiembre paseara por las calles de Praga y se tropezara consigo mismo montado a hombros del gigante sin cabeza. Y que diría Saint-Exupéry si mirase al cielo de Lyon persiguiendo el rastro de una avioneta y se viera suspendido en el aire con ropa de piloto y acompañado por el pequeño príncipe de su relato.
Hace un par de años me encontré con Rosalía de Castro y Valle Inclán en Santiago de Compostela, los dos solos, ella aislada en su mundo y él sentado en un banco con aspecto de no esperar a nadie. La vida eterna de los escritores que vagan quietos por las ciudades en las que vivieron. Cervantes petrificado en la Plaza de España de Madrid vigilando a todas horas a los personajes de la ficción. Y Torrente Ballester sentado en el café Novelty de Salamanca. Y tantos y tantos otros que esperan no sé qué, no sé cuándo.
He mencionado a los que están sentados, pero hay muchos escritores que van caminando sin moverse del sitio, como si solo dieran vueltas a la cabeza. Los he visto mirando al río, andando meditabundos, decapitados. Pocos escriben, pocos leen, como si ya estuviera todo dicho y tocara descansar. Vuelvo al café A Brasileira. Pido un aguardiente para Pessoa y un Oporto blanco para mí. Todos los que pasan por delante parecen reconocerlo. Nadie pide permiso, se hacen la foto y se van. Hay quien incluso lo abraza. No lo entiendo. Levanto la copa y brindo en silencio. «Vivo siempre en el presente. El futuro, no lo conozco. El pasado, ya no lo tengo», dice. Bebo tranquilo, él ya lo ha bebido todo. Los dos hemos encontrado el sosiego del espíritu quizás gracias al alcohol. Vemos pasar la vida rápida e inquieta. Nadie se detiene excepto para hacer la foto y seguir corriendo hacia lo desconocido. ¿Por qué tanta prisa?
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Publicado en Diario SUR el día 02/09/17
Copiado/pegado  de Internet por Victoriano Orts Cobos
Málaga 6 de septiembre de 2017.