La mujer del sexo más visto
Una bailarina de la Ópera de París es la misteriosa modelo de 'El origen del mundo', el célebre cuadro que Courbet pintó en 1866
'El origen del mundo' ya no tiene secretos. La pintura más clandestina del arte moderno ha encontrado por fin a su modelo original. Una antigua bailarina del ballet de la Ópera de París es la mujer del sexo más admirado por los aficionados al arte. Se llama Constance Quéniaux y tenía 34 años cuando en 1866 posó para el más célebre lienzo de Gustave Courbet, una anatómica representación de los genitales femeninos. Es la tesis, confirmada por los expertos, del investigador francés Claude Schopp que acaba de resolver por casualidad un enigma con siglo y medio de antigüedad.
El descubridor, galardonado con el premio Goncourt de biografía en 2017, está especializado en la obra y vida de los escritores Alejandro Dumas y su hijo Alexandre. Trabajaba en la correspondencia entre Dumas hijo y George Sand cuando dio con un texto sin sentido. Era la transcripción de una carta del autor de 'La dama de las camelias' fechada en junio de 1871. Se metía con Courbet porque «no se pinta con el pincel más delicado y sonoro la interviú de la señorita Queniault (sic) de la Ópera».
Escamado por la absurda frase, acudió al manuscrito original conservado en la Biblioteca Nacional de Francia (BNF). Así comprobó que ponía 'intérieur' ('interior') en lugar de 'interview'. No cabía duda de que Dumas se refería a aquellas interioridades sin pies ni cabeza inmortalizadas por Courbet en una pequeña tela rectangular de 46 por 55 centímetros. El escritor, hostil a la insurrección de La Comuna de París que apoyaba el pintor, se vengaba de su rival político con la revelación del íntimo misterio.
Quéniaux era una de las amantes de Khalil Bey, el hombre que encargó el cuadro a Courbet. Apasionado erotómano, quería enriquecer su colección personal de piezas pecaminosas. Este acaudalado diplomático turco-egipcio había sido embajador del imperio otomano en Atenas y San Petersburgo antes de afincarse en París. En 1869, arruinado por sus deudas de juego, vendió 68 obras en subastas. Pero se llevó el secreto de la querida a su casa de Constantinopla, donde lo instaló en el cuarto de baño detrás de una cortinilla verde que solo descorría a los amigos de confianza.
Su último dueño particular fue el psicoanalista Jacques Lacan. También lo tenía disimulado, en su caso escondido en un doble fondo tras un panel colgado en la consulta donde analizaba los fantasmas sexuales del inconsciente humano. Sus herederos lo cedieron en 1995 al Estado francés en pago parcial de los derechos sucesorios. Desde aquel año es uno de los tesoros más escrutados, a menudo con disimulo, del museo de Orsay.
El templo de los impresionistas, que en 2019 celebrará el bicentenario del nacimiento de Courbet, se congratuló ayer por la novedosa aportación a la historia de su obra maestra. También difundió dos retratos de la maja vestida captados en 1860 por el fotógrafo Eugène Disdéri. La BNF presentará a partir del 16 de octubre una pose de la bailarina ante Nadar, otro pionero de la fotografía.
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Publicado en la contraportada del Diario Sur el día 26 de septiembre de 2018 por
Fernando Iturribarría. Copiado/pegado de Internet por Victoriano Orts Cobos.
Málaga 29 de septiembre de 2018.
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