miércoles, 25 de marzo de 2020

Cazar al más 'raro'


Una imagen de la madre abatida por furtivos. A su lado, otro ejemplar 'normal' de jirafa reticulada /AFP
Una imagen de la madre abatida por furtivos. A su lado, otro ejemplar 'normal' de jirafa reticulada / AFP

Matan en Kenia a una jirafa y su cría únicas en el mundo; solo queda un macho

ISABEL IBÁÑEZ
Para muchos es difícil de entender que alguien halle satisfacción en cazar por diversión, más aún si se trata de animales grandes, muy grandes, especialmente si se ha de viajar lejos para disparar a esos seres que admiramos a través de documentales y fotografías. Pero el límite llega a ser incomprensible cuando en el objetivo está acabar con la vida de especies en peligro de extinción y, peor aún, de seres únicos en el mundo. El crimen está aún por investigar; esta misma semana encontraron sus cadáveres en estado esquelético, los de una jirafa blanca y su cría abatidas por furtivos hace unos tres meses, cuando fueron vistas por última vez. Su hallazgo dio la vuelta al mundo en 2017, resaltaban entre sus semejantes 'rubias' corriendo tan blancas por tierras del condado de Garissa, al noroeste de Kenia. Su color no es fruto del albinismo como podría parecer; se trata de leucismo, una rara condición genética que provoca que las células de la piel no tengan pigmentación, pero sí las de los ojos, que son negros a diferencia de los rojizos de los animales albinos.
Mohammed Ahmednoor, responsable de Ishaqbini-Hirola Community Conservancy, un proyecto de conservación que gestiona 72 kilómetros cuadrados en la zona, se expresaba ayer en estos términos: «Me gustaría aprovechar esta oportunidad para condenar el atroz acto de la mente cobarde y egoísta que corta la vida de la hermosa naturaleza, y de esta madre y su joven ternero. Es un momento devastador para nosotros y el mundo en general. Resulta muy triste ver cómo una madre que dio a luz durante el momento más duro de la sequía (agosto de 2019), soportando un gran sufrimiento, termina siendo asesinada durante las fuertes lluvias, cuando la vegetación había regresado verde y saludable para regenerar y restaurar su energía y mejorar el crecimiento de su segundo bebé. Qué cruel acto».
Con el nacimiento de esta cría abatida, un macho, eran tres los ejemplares de jirafa blanca en la reserva, pues en 2017 esta madre había dado a luz a otro macho de las mismas características. Según el Servicio de Conservación de la Fauna de Kenia, se desconoce el paradero de este individuo y, por tanto, no se puede confirmar que esté vivo. Tampoco se sabe nada de otra jirafa blanca descubierta en 2016 en el Parque Nacional Tarangire, en Tanzania, que no ha vuelto a ser vista desde entonces.

Confiar en el macho

En la supervivencia de este único macho blanco confía ahora Mohammed Ahmednoor, que en la página de facebook del santuario de vida salvaje en el que trabaja ha lanzado un mensaje a las comunidades de Ishaqbini-Ijara y Garissa, la tierra que habitaban estos dos animales fallecidos: «Su pasión por ver a esta especie única e icónica vagando por su tierra y coexistiendo pacíficamente con su ganado ha sido herida, pero su espíritu y compromiso con la conservación es ahora aún mayor. Tenemos que unirnos y reaccionar fuertemente apoyando al macho blanco que queda. Si tiene los genes fuertes de la madre creemos que podrá volver a producir su 'mágico blanco', que iluminó nuestra hermosa tierra. La amenaza a la conservación es real y debemos hacer algo para evitar que tan malas noticias sucedan de nuevo».
La KWS, principal organismo de conservación en África Oriental, trabaja ya para localizar a los autores de estas dos muertes, cazadores furtivos que quizá fueran especificamente detrás de estos raros ejemplares, que podrían alcanzar en el mercado negro un elevado precio por su piel y su carne destinada a remedios de curanderismo.
Puede ser también que el hermoso pelaje blanco de estos animales adorne el despacho de algún ejecutivo del primer mundo, quizá un dentista como Walter Palmer, que cazó a la figura icónica del Parque Nacional Hwange, en Zimbabue, al león 'Cecil', famoso por su abundante melena oscura, la mayor atracción de la reserva. Su muerte dio la vuelta al mundo en julio de 2015, cuando se descubrió que habían sacado al animal de la zona protegida tentándolo con un cebo de carne de elefante para abatirlo con arco. Palmer pagó 50.000 dólares, unos 45.000 euros por matar al hermoso ejemplar.

En su contexto

40%:
decayó en África el número de jirafas entre 1985 y 2015, pasando de 155.000 individuos a 97.000, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), que las ha declarado en peligro de extinción; el crecimiento humano, la caza ilegal, la pérdida de hábitats por la agricultura y minería y los disturbios civiles son los principales culpables.
Cuatro especies
de jirafa habitan en 15 países africanos. Los dos ejemplares blancos pertenecen a la especie reticulada o somalí. Las otras tres especies son: jirafa masai o del Kilimanjaro, jirafa del Sur y jirafa del Norte.
Caza del león 'Cecil'
En 2015, otro ejemplar 'icónico' fue abatido a flechazos. Walter Palmer, dentista estadounidense, pagó 50.000 dólares (45.000 euros) por matar al león 'Cecil', estrella del Parque Hwange en Zimbabue. Dijo no saber que estaba cazando ese ejemplar en concreto y demostró tener sus papeles en regla, así que el Gobierno de aquel país lo absolvió, al igual que al guía local que lo condujo a 'Cecil', Theo Bronkhorst, que también resultó absuelto.
**********************************************
Publicado en Diario SUR.
Copiado/pegado de Internet por Victoriano Orts Cobos.
Málaga 25 de marzo de 2020.
**********************************************************************************************************************************************************************************

No hay comentarios: