martes, 31 de marzo de 2020

Poesía al SUR

García Baena, pájaro de lágrimas



García Baena, pájaro de lágrimas

Capaz de encontrar belleza hasta «en los contenedores rodeados de gaviotas», el poeta cordobés construyó una obra sugerente repleta de silencios, al abrigo del grupo Cántico, y premiada con el Príncipe de Asturias

ALBERTO GÓMEZ
Solía decir que la poesía «es misterio y precisión». Por eso la voz de Pablo García Baena enmudecía durante años y luego resurgía con el esplendor de siempre, que en su caso era un esplendor distinto en cada poema. El poeta cordobés, fundador de la revista y el grupo Cántico, que estableció un vínculo imprescindible entre la Generación del 27 y los autores de la posguerra, era dueño de una de las voces más sugerentes de la lírica española. La sensualidad y profundidad de su lenguaje constituyen una lección estética desplegada con brillantez en títulos como 'Antiguo muchacho', 'Rumor oculto', 'Junio' o 'Antes que el tiempo acabe'. Abordó temas universales como el olvido, la muerte o el desengaño amoroso desde una compleja combinación entre rigor técnico y sensibilidad. Convencido de que «hasta los contenedores rodeados de gaviotas pueden ser bellos», aunó tradición barroca y modernidad hasta su muerte en 2018, a los 94 años, por complicaciones respiratorias.
Nacido el 29 de junio de 1923, juntó sus primeras letras en la escuela pública López Diéguez, donde una inscripción le rinde homenaje. En su adolescencia leyó a San Juan de la Cruz y comenzó a frecuentar la biblioteca provincial de Córdoba. Allí conoció al también poeta Juan Bernier, puerta de entrada a las obras de Marcel Proust, Juan Ramón Jiménez, Pedro Salinas y Jorge Guillén, aunque el autor que más influyó en García Baena fue Luis Cernuda, cuyo compromiso y sentido de la ética hizo propios. Empezó a publicar poemas y dibujos en la prensa local bajo el seudónimo Luis de Cárdenas. Por entonces ya mantenía amistad con el pintor Ginés Liébana y había adaptado al teatro varios poemas de San Juan de la Cruz. En 1947 fundó la revista Cántico, una de las publicaciones más importantes de la posguerra, junto a Ricardo Molina, Julio Aumente, Mario López, Miguel del Moral y los propios Bernier y Liébana. Este grupo de artistas, que reivindicaba mayor exigencia formal y estética, enlazaba con los autores del 27 y sería conocido como Grupo Cántico. Su poesía sensual y vitalista influyó en diversos artistas posteriores y sirvió como puente intergeneracional.
García Baena nunca entendió la poesía como una ocupación, algo que dio pie a largos silencios entre sus obras. Uno de los más prolongados tuvo lugar entre 1958, cuando publicó 'Óleo', y 1971, año en que se editó 'Almoneda'. Dedicó aquellos años a viajar por la Costa Azul francesa, la Riviera italiana, Florencia, Milán, Venecia, Roma, Nápoles, Capri, Atenas, El Cairo, Nueva York, Florida, Alejandría y Delfos, entre otros destinos que influirían en sus poemas posteriores. En los años sesenta fijó su residencia en Torremolinos, donde abrió una tienda de antigüedades, y luego se trasladó a Benalmádena. Allí siguió trabajando como anticuario hasta 2004, cuando regresó a Córdoba. Era el más malagueño de los poetas cordobeses. Por eso varios artistas de la provincia organizaron un acto en su honor en 1971. Aquella iniciativa, liderada por José Infante, supuso el regreso del poeta andaluz a la escritura tras más de una década de silencio. Las casi cuatro décadas que pasó en la Costa del Sol le permitieron forjar amistad con autores como Manuel Alcántara, María Victoria Atencia y Antonio Jiménez Millán.
Vivía rodeado de libros, cuadros, antigüedades e imágenes religiosas. Las referencias a ritos y procesiones andaluzas resultan constantes en su obra, con un evidente acento gongorino, una voz genuina que, aunque ya enmudecida, perdura en títulos como 'Pinar de la piedra': «Yo espero confiado que tu inicial escrita en la piedra callada / vuelva a hablarme en la noche con tu voz, / con la voz del agua en el venero, / de ese agua que rompe su líquido alabastro / en el silencio verde de las hierbas». Jamás abandonó la poesía. Ni siquiera en sus últimos años de vida, cuando tenía dificultades para ver. Esa ceguera progresiva marcó su escritura en los compases finales, hasta su muerte.
'Claroscuro', publicado de forma póstuma, recoge poemas inéditos, trazados entre la neblina que ocupaba sus ojos. «A la noche, en el whisky, entre el hielo y las lágrimas, / volvían sombras idas, blancos comendadores, / el laurel de Michele, ojos persas de Omar. / Todo lo bello amaste: los cuarzos, los grabados, / los putti de Nápoles en la risa de Góngora, / los torsos palpitantes, sangre azul y plebeya, / timbrada por la heráldica o la bullente y roja», escribe en uno de aquellos poemas, que dictaba a un sobrino para que los pasara a ordenador y los imprimiese con letras grandes para corregirlos.
Entre los numerosos reconocimientos a su obra, García Baena recibió los premios Príncipe de Asturias, Reina Sofía de Poesía Iberoamericana y Federico García Lorca, además de ser nombrado Hijo Predilecto de Andalucía en 1988 y Premio Andalucía de las Letras en 1992. También se le otorgaron las Medallas de Oro de las Ciudades de Córdoba y de Málaga. En 2007 se creó un premio de poesía joven con su nombre. Antes, el Instituto Cervantes de Nueva York y la Universidad Barnard College presentaron un volumen de la colección Ciudad del Paraíso con sus poemas bajo el título 'Recogimiento'. En 'Cándido', como una premonición, escribió: «Así un día te fuiste y los perros / ladraron a tu muerte entre la niebla, / entre el olvido, pájaro de lágrimas».


PABLO GARCÍA BAENA

Elegía

Me envuelvo en tu recuerdo
como en nieblas secretas que me apartan del mundo.
En la calle sonrío al amigo que pasa,
y nadie,
nunca nadie
adivinó mi muerte bajo aquella sonrisa
ni el frío sin consuelo de mis ojos que ciegan
pidiendo de los tuyos más desdén,
más veneno.
Ahora que la tarde se derrumba en las sombras,
y que el libro de versos resbala por mis manos,
ahora que la lluvia llora por los cristales
de mi ventana,
y llanto va a caer de mis ojos,
antes de que una mano encienda la dorada
llama de mi quinqué,
dime si tú no sueñas en tu balcón, ahora
que la lluvia nos une a los dos con sus lágrimas,
o si sobre el teclado de tu piano oscuro
agoniza Chopin
bajo tus manos trémulas.
Nunca sabrás el loco deseo que me tortura
de cautivar tus labios bajo mi boca ávida,
y sentir el latido de tu sien en mi mano
aprisionada como un pájaro aterido.
Pero no sabrás nunca nada de mi deseo.
Nada de cuando pienso desgarrar con mis dientes
los azules canales de tus venas
y juntos
morirnos desangrados, confundidas las sangres.
Pero estamos ajenos.
Yo sigo en mi ventana,
y tú soñando en otro mientras Chopin suspira,
ahora que aún no arde en mi quinqué la luz
y que a los dos nos une la lluvia con sus lágrimas.

Otro adiós

La mermelada duró más que el amor...
No tendré que bajar ya por la confitura.
Chillan los gorriones no informados:
¡Levantaos, amantes que dormís las mañanas frías!
Terminaron los desayunos para dos.
Vuelve a tu duro pan de solitario.

Bobby

No era el amor y se llamaba Antonio.
Hablaba como un indio del Far-West:
«hombre alto», «boca larga». Era de Fuengirola.
y siempre había un teléfono donde llamarlo cuando
-y reía-
la noche era más larga, más amarga, más lenta.
Por las villas de canos jubilados de Holanda,
por la «suite» de la vieja dama inglesa,
la viuda o divorciada más allá de los ácidos,
por el apartamento oscuro del borracho,
surgía su desnudo auroral como Jonia.
Era animal de dicha y entraba fiel, ruidoso,
un grueso calabrote de plata por el cuello...
Sobre muebles de Herraiz o lacas chinas,
biombo bermellón de zancudas doradas,
o en raída moqueta o taquillones
de castellano en serie,
iba dejando las botas deportivas,
los calcetines rojos,
el pequeño taparrabos celeste,
la camiseta como broquel de un pecho
sin defensa. Portador de alegría,
tal un dios de tobillos alados que bajara
a los orcos humanos
ahuyentaba la lágrima, la carta, los somníferos,
la desesperación y su lívida mecha.
Y una noche me dijo, su lengua por mi oído,
«Quisiera haberme muerto.
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Publicado en Diario SUR.
Copiado/pegado de Internet por Victoriano Orts Cobos.
Málaga 31 de marzo de 2020.
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