miércoles, 10 de junio de 2020

El patrón cumple 90 años

Perfil. Jordi Pujol, el padre de la Cataluña moderna, lleva más de un lustro en el ostracismo, considerado un apestado por ocultar una fortuna en paraísos fiscales



El patrón cumple 90 años

CRISTIAN REINO ILUSTRACIÓN IVÁN MATA
Clint Eastwood y Jordi Pujol apenas se llevan 10 días de diferencia. El director estadounidense cumplió 90 años hace una semana y el expresidente de la Generalitat los alcanzará el martes que viene. Son de la misma quinta. Ambos son conservadores. Ahí se acaban las coincidencias. El cineasta ha engrandecido su figura con el paso del tiempo. El dirigente nacionalista ha caído en desgracia. De ser la figura más destacada en Cataluña durante el final del siglo XX, arquitecto de la Cataluña actual, ha pasado a ser casi un apestado. Ni muchos de los suyos, como hizo Laura Borràs el miércoles en el Congreso, le reconocen ya como un referente. Aunque sus viejos correligionarios se hayan lanzado a una carrera a contrarreloj para tratar de rescatar su legado.
«Si hubiera podido elegir, estoy seguro de que hubiera deseado morir antes de 2014», dice de él Joaquim Coll, doctor en Historia Contemporánea. El guion de la vida de Pujol cambió para siempre el 25 de julio de 2014. Aquel día confesó que mantuvo oculta al fisco en paraísos fiscales una fortuna que heredó de su padre. Le costó tres décadas regularizar ese dinero. «Además de ser un líder político, Pujol pretendía ser un líder ético y moral, daba lecciones», recuerda Joan B. Culla, profesor de Historia en la Universitat Autònoma de Barcelona.
Por ello, a Jordi Pujol, presidente de la Generalitat entre 1980 y 2003, le persigue una frase que pronunció al poco de llegar al poder. «En adelante, de ética y moral hablaremos nosotros, no ellos», dijo en 1984, tras su primera reelección y después de que la Fiscalía interpusiera una querella contra él y otros 24 exmiembros de Banca Catalana. Ahí forjó un estilo, el de presentarse como víctima de un Estado malvado y el de practicar el 'peix al cove' (firmó con Aznar el pacto del Majestic), que han empleado todos sus sucesores. Construyó una sociedad a su imagen y semejanza que luego se descubrió que era todo menos un oasis. Aquella querella por apropiación indebida y falsedad en documento mercantil acabó en un cajón, pero fue el primer gran escándalo del nacionalismo catalán. Luego llegaron otros: el 3%, el Palau y el 'caso Pujol', que afecta a todo el clan familiar y que todavía está bajo investigación judicial.
«En adelante, de ética y moral hablaremos nosotros, no ellos», pronunció al poco de llegar al poder
Culla, «amigo» personal del expresidente, con quien ha compartido «cientos» de horas de conversación, cree que para muchos catalanes «personifica la Generalitat». «Con él, la institución se encarna. Es el padre de la Cataluña actual», dice. Coll coincide en que es la figura más importante de Cataluña del último tramo del siglo XX. «Ganó la hegemonía ideológica al PSC y hasta Maragall acabó 'pujoleando'», apunta.

Imagen mitológica

En lo que ya no se ponen de acuerdo estos dos historiadores es en cómo pasará a la historia quien era conocido como el virrey, por el poder que atesoró durante sus 23 años al frente de la Generalitat. Un poder que le permitía verse -sin ser jefe de Estado- con George Bush en el despacho oval o con el emperador de Japón. «Pesará lo último», según Joaquim Coll. Y lo último es la confesión de la fortuna, que a su juicio «oscurece su figura» y provoca un «estropicio» en la imagen casi «mitológica» que a su entender había construido el nacionalismo. «Fue casi un padre espiritual, pero ha caído en desgracia», señala. Culla también considera que tras su confesión se esfumó la magia, pero, en cambio, cree que con el paso del tiempo «será más valorada su obra política que sus pecados». «Él sabe que esa mancha no se borrará nunca, pero entiendo que con el tiempo se minimizará. Prevalecerá el papel político», remata. Pujol confesó en 2014, cuando el 'procés' estaba lanzado, pero Culla mantiene que el exdirigente nacionalista nunca ha vinculado su causa judicial con el hecho de que el Govern se tirara al monte.
Coll ve similitudes con el Rey emérito. «También creo que habría deseado morir antes. Ahora es un lastre para la Corona, como lo es Pujol para el independentismo», asegura. «Estaban en lo alto de un pedestal y ambos se han caído, pero son casos distintos porque las conductas reprochables de uno y otro tienen dimensiones diferentes y porque la naturaleza de estas dos figuras es distinta», argumenta Culla.
Ironías del destino, el partido que fundó quien en 2014 fue desposeído de su título vitalicio de 'molt honorable', Convergència, se ha declarado en concurso de acreedores esta semana como paso previo a su liquidación. La corrupción se lo ha llevado por delante. Y, además, quien en una ocasión fue elegido 'español del año' apenas podrá celebrar su cumpleaños en familia, no solo por el confinamiento, sino porque al menos su hijo mayor, Jordi Pujol junior, el que atesoraba una enorme colección de coches de lujo, estará pendiente de la Audiencia Provincial de Madrid, donde empieza el juicio contra el comisario Eugenio Pino y el inspector Bonifacio Díez Sevillano por el llamado caso del `pendrive´
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Publicado en Diario SUR.
Copiado de Internet por Victoriano Orts Cobos.
Málaga 9 de junio de 2020,
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