lunes, 27 de julio de 2020

Asteroides contra la Tierra, una historia real


Recreación artística de un asteroide en el sistema Tierra-Luna /Murayama
Recreación artística de un asteroide en el sistema Tierra-Luna / MURAYAMA

Dos estudios científicos publicados esta semana revelan el origen del meteorito que extinguió a los dinosaurios y cómo se recuperó la vida


Doménico Chiappe

DOMÉNICO CHIAPPEMadrid
El impacto de un asteroide ocasionó una serie de terremotos que sacudieron el planeta con una magnitud superior a los 10 grados en la escala Richter. Se deslizaron las placas sólidas tanto en los continentes como en los fondos marinos, se elevaron tsunamis de cientos de metros que arrasaron una franja de 300 kilómetros de ancho en las costas. La explosión produjo ondas de choque con fuerzas mayores a las de grandes bombas, se incendiaron los bosques, el aire se hizo casi irrespirable con lluvia ácida, hollín, polvo suspendido...
A juicio casi unánime de los científicos, el meteorito cayó hace 65 millones de años y provocó una extinción masiva de los organismos que reinaban entonces, como los dinosaurios que no podían volar. Los que no murieron con el impacto, lo hicieron con los cambios posteriores en el medio ambiente. Primero, el enfriamiento; luego, la destrucción de la capa de ozono y un recio efecto invernadero. El epicentro fue en el golfo de México, en un lugar bautizado por el hombre como Chicxulub.
Una investigación de la Universidad de Osaka ha encontrado lo que podría ser el origen de aquel meteorito que cambió la historia de la vida en la Tierra. Cuentan los científicos que había una vez, hace 800 millones de años, un gran asteroide de unos 100 kilómetros de diámetro que se desintegró en miles de rocas de gran tamaño, una de las cuales caería en la Tierra más de 700 millones de años después.
Al menos una parte de esa nube de asteroides se insertó en el sistema Tierra-Luna, según la investigación realizada a bordo de la nave Kaguya, lanzada por la Agencia Espacial Japonesa para orbitar alrededor del satélite, y que ha analizado 59 grandes cráteres lunares para determinar cuándo se formaron.
En el estudio aseguran que ocho de esos impactos se produjeron al mismo tiempo, creando una forma de espiga, y podrían provenir todos de la desintegración del gran asteroide inicial. Si cayeron en la Luna, ¿por qué no también en la Tierra? Los científicos japoneses sostienen que, teniendo en cuenta la teoría física y la ley de probabilidades, varios de esos meteoritos también cayeron en este planeta, aunque su rastro ha sido borrado por la actividad volcánica y otros fenómenos geológicos, como ha sucedido con todos aquellos impactos producidos hace más de 600 millones de años.
«Deben haber golpeado la Tierra inmediatamente antes del periodo criogénico (sucedido hace 720-635 millones de años), que fue una era de grandes cambios ambientales y biológicos», afirman en el artículo publicado en 'Nature Communications'.
Para estudiarlos, precisamente, los científicos de la Universidad de Osaka miraron a la Luna, donde no hay erosión, y eligieron cráteres con diámetros mayores a los 20 kilómetros, como el Copérnico, y calcularon sus «edades». Con los datos totales han determinado también que cada 100 millones de años puede ocurrir una colisión contra la Tierra de uno de estos asteroides desprendidos de la gran roca inicial.
El bombardeo de meteoritos que empezó a ocurrir hace 800 millones de años tuvo varios destinos, mantienen los autores del artículo 'Lluvia de asteroides en el sistema Tierra-Luna inmediatamente antes del período Criogénico revelado por Kaguya'. Unos cayeron en diversos planetas e inundaron sus superficies con fósforo, como en el caso terrestre; otros adoptaron una órbita cercana a la Tierra; y una gran parte acabó en el Cinturón de Asteroides.
     

La gran muerte

El impacto del asteroide Chicxulub provocó la extinción del 75% de las especies que existían hace 65 millones. Fue el comienzo del fin de los dinosaurios no aviarios. Sin embargo, un estudio de Ocean Discovery, un programa internacional para rastrear fósiles en el fondo marino, reveló la semana pasada que el cataclismo del Chicxulub afectó a los seres que vivían en la superficie terrestre o en la franja superficial de las aguas, pero que en las profundidades abisales apenas se produjeron cambios en los ecosistemas.
El estudio de las muestras recogidas en el fondo del cráter en la península de Yucatán (México), centrado en los organismos excavadores de las profundidades marinas, mostró una rápida recuperación de la «comunidad macrobéntica».
Los científicos extrajeron «núcleos rocosos de antes y después del impacto -y de la extinción masiva-» y lograron comparar la respuesta de los organismos vivos a los procesos de extinción sufridos por la Tierra en los últimos 500 millones de años.
El estudio concluye que en los procesos mortales masivos que ocurren lentamente, producidos por el aumento de la acidez y la pérdida de oxígeno de los océanos, la recuperación de los organismos del fondo marino demora «millones de años». En cambio, en los que suceden de golpe, como el impacto del Chicxulub, es más rápido. En este caso, unos 700.000 años. Hay sin embargo «patrones generales de recuperación similares después de ambos eventos con distintas fases de estabilización y diversificación, pero con marcos de tiempo muy diferentes». El choque de meteoritos contra la Tierra ha sido una constante en la evolución de la vida.
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Publicado en Diario SUR.
Copiado/pegado de Internet por Victoriano Orts Cobos.
Málaga 27 de julio de 2020.
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