Érase una vez el poeta Vicente Aleixandre
Emilio Calderón y Carmen García Iglesias convierten en protagonista de un cuento ilustrado al premio Nobel que bautizó Málaga como 'Ciudad del Paraíso' y reivindican en el título, 'El poeta de Velintonia', su residencia que sigue sin protección
Vicente Aleixandre era muy de perros. Tuvo varios, pero todos fueron 'Sirio', el nombre que fueron heredando. Pero, ¿y si el poeta que acuñó el emblema de Ciudad del Paraíso para su adoptiva Málaga hubiera tenido un gato? ¿Cómo se llamaría? En eso pensaba el escritor Emilio Calderón cuando ultimaba su biografía sobre el poeta sevillano, 'La memoria de un hombre está en los besos'. Entonces, el propio minino le habló al biógrafo y le dijo que, como no podía ser de otra forma, se llamaba Verso. Y allí nació otro libro, con ese gato curioso y callejero que cuenta la historia del inagotable y algo olvidado premio Nobel Vicente Aleixandre y de su inseparable perro en el cuento ilustrado 'El poeta de Velintonia'. Una historia para niños... de cualquier edad.
«Está pensado para los más pequeños, pero lo pueden leer los adultos porque se van a reconocer igualmente en los personajes y en el poeta, en el que también se personifica un homenaje a toda la Generación del 27», explica el escritor malagueño Emilio Calderón que se ha aliado con la ilustradora Carmen García Iglesias para componer un álbum de exquisitos dibujos. «Desde los primeros bocetos vi que teníamos una historia para niños que no estaba contada, a lo que se unió el trabajo de Carmen que ha dibujado en acuarela cada imagen y las ha dotado de detalles prodigiosos», asegura el autor, que no oculta su complicidad con la personalidad gráfica de este cuaderno que define como un volumen «artesanal».
De la anécdota real de los piñones que Aleixandre le daba a Sirio y que en este cuento acaba zampándose Verso parte la historia de 'El poeta de Velintonia', que lleva al título el nombre de la singular residencia madrileña en la que vivió el autor de 'Sombra del Paraíso' y 'Diálogos del conocimiento' desde la década de los años 30 y hasta su muerte. Una propiedad que fue lugar de encuentro y peregrinación de la poesía, tanto nacional como internacional. «La casa tiene un componente mágico ya que reunió a lo más grande de la poesía, no solo a sus coetáneos, sino que después fue paso obligado de las nuevas generaciones de poetas, desde la de los cincuenta hasta la de los novísimos», recuerda Calderón, que recurre a las palabras de Luis Cernuda cuando dijo que Aleixandre era un «confesor de almas», lo que convirtió Velintonia en el refugio de autores que llamaban a la puerta de aquel poeta que sabía escuchar.
Eso también forma parte del argumento de este libro ilustrado, por donde transita Federico García Lorca, que se sienta al piano de Aleixandre, o Miguel Hernández, el poeta-pastor, al que le gustaba subirse a los árboles. También al histórico cedro del jardín de Velintonia. «Quería contar en estas páginas no solo la historia de Vicente, sino también el grado de amistad y lealtad que se profesaban los autores del 27, la generación de la amistad», explica Emilio Calderón que se ha servido de la mirada curiosa de Verso para relatar a los lectores más jóvenes los lazos y vínculos que unieron a los poetas de aquella época y que de alguna manera también salieron premiados con la concesión en 1977 del Premio Nobel a Aleixandre como autor de una obra fundamental y como representante de una generación literaria tan grande que ni el golpe mortal de la guerra civil española pudo hacer olvidar.
¿Una casa sin valor?
Aleixandre fue el exponente del exilio interior de los autores de posguerra que no abandonaron España, pero sobre los que cayó el silencio oficial. Un tiempo en el que Velintonia se convirtió en el escenario imprescindible de la cultura, en la casa de la poesía. «Este es un libro para niños, pero también planteamos una reivindicación de esta residencia que sigue sin ser reconocida como Bien de Interés Cultural», critica Calderón que recuerda que, paradójicamente, el cedro del jardín sí que cuenta con protección medioambiental.
«Para nuestras autoridades la casa está vacía y no tiene valor, pero no entienden que se trata de un valor inmaterial ya que su importancia reside en la memoria que es lo que debemos preservar como pueblo, en lugar de dejar que lo tiren y que construyan un edificio de apartamentos», se lamenta el también autor de las novelas 'El judío de Shanghái' y 'El mapa del creador', que expone la diferencia entre otros países europeos y España, donde las casas de sus grandes escritores están convertidas en museos. «Y aquí no andamos sobrados precisamente de premios Nobel como para despreciar Velintonia y lo que representa», expone el escritor que apoya la petición de la Asociación de Amigos de Vicente Aleixandre que propone recuperar esta residencia histórica como centro cultural y casa de la poesía. Y desde ahora también, la casa de los cuentos.
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El libro
Título: 'El poeta de Velintonia. Homenaje a Vicente Aleixandre'.
Autores: Emilio Calderón, con ilustraciones de Carmen García Iglesias.
Editorial: Edelvives, España, 2020, 48 páginas.
Precio: 10,90 euros.***********
Publicado en Diario SUR.
Copiado/pegado de Internet por Victoriano Orts Cobos.
Málaga 5 de julio de 2020.
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