miércoles, 23 de septiembre de 2020

¿Cómo se pinta un pájaro?

 

Cómo se pinta un pájaro?

Un águila pasó rozando la cabeza de Iñaki Díez... y la 'cazó' con acuarelas

Águila Real volando. Acuarela de gran formato. (160x105 cm.)/IÑAKI DÍEZ
Águila Real volando. Acuarela de gran formato. (160x105 cm.) / IÑAKI DÍEZ
Isabel Ibáñez
ISABEL IBÁÑEZ

Un piquituerto se posó una vez en la bota del pintor Iñaki Díez Cortaberría (Madrid, 1965). Llegó atraído por el sonido de la flauta que tocaba sentado en el umbral de la puerta de su refugio, en un pueblecito de Guadalajara rodeado de monte cuyo nombre calla. «El pájaro se fue acercando hasta que en un impulso incontrolado salió volando desde el tilo protector y fue a posarse directamente en mi pie. Me quedé paralizado, incrédulo de lo que estaba viendo. ¡Tenía un piquituerto, un macho rojo como un diablo, posado en la punta de mi bota! Durante unos segundos mágicos se cruzaron nuestras miradas, la mía atónita, la suya inquisitiva. Podía sentir en la puntera de mi bota sus dedos moviéndose para afianzarse en ese nuevo y extraño posadero. Y al rato, como ya no sonaba ese sonido irresistible que le llamó a intimar de esa manera tan atrevida con un humano… se fue. Estuve tocando la flauta media hora más, intentando que se volviera a repetir ese momento mágico, pero algunas cosas solo pasan una vez en la vida». Así lo cuenta él, con esa forma poética de narrar que tienen los que aman la naturaleza y viven aferrados a ella. Y decidió que tenía que inmortalizar con sus pinceles ese momento.

Le han pasado a Iñaki unas cuantas de estas. Ahora mismo, el Museo Nacional de Ciencias Naturales de la capital, con el que lleva colaborando más de tres décadas, ha organizado una gran exposición con más de 100 acuarelas y dibujos suyos, la mayoría aves y algunas de gran formato, que se titula 'Pájaros en la cabeza'. Iñaki es de esas personas que son muchas a la vez: pintor e ilustrador científico, flautista aficionado por influencia de su madre, una pianista vasca, hasta que una fatídica distonía (trastorno del movimiento que causa contracciones involuntarias de los músculos y que suele afectar a los músicos) se lo puso muy difícil... y veterinario de profesión. De hecho es así como se gana la vida, 25 años ocupándose de los animales de este entorno privilegiado, vacas y ovejas fundamentalmente, pero también algún que otro perro y gato, aunque desde hace dos años, por cosas de la vida, desempeña su labor en Madrid, donde reside.

El águila real

Las ideas sobre qué animal pintar suelen llegarle por vivencias que le sorprenden. Paseaba por las crestas de una montaña cuando un águila real descendió de los cielos y pasó sobrevolándole, rozando su cabeza con las alas, moviendo el aire alrededor: «Parecía que me iba a caer un misil encima. Fue a coger un corzo pequeño y despegó de nuevo. Quedé muy impresionado. Ahí pensé que tenía que dibujarle así, despegando». Generalmente, busca en Internet una o varias fotos de lo que quiere pintar y de ahí, junto a la observación y la idea que quiere transmitir, surge la composición. Y de ahí nació la que es la estrella de la exposición, un águila real, la que centra este reportaje, pintada en acuarela. Para tener este cuadro en casa ha de ser una vivienda grande, pues mide 1,60 metros de ancho, el animal pintado a tamaño natural, porque, para el que se interese, vende sus obras. Hay una que realizó por encargo para la portada del libro de un amigo que muestra a un tipo de saltamontes con una de sus extremidades mutada en pierna de mujer con tacón, la 'Metamorfosis' de Kafka pero al revés, «solo una curiosidad, un divertimento, el 90% son aves y luego hay algunos mamíferos». También paisajes que dibuja del natural. Vivir en un pueblo en medio del monte, y sin televisión, le ha dado mucho tiempo para practicar su segunda profesión, el dibujo y la pintura, «y además había temporadas en las que apenas tenía trabajo como veterinario, con los animales en los pastos de altura, y solo urgencias por algún perro. Los inviernos son duros allí, me meto en casa y no hago otra cosa». Es posible verle en acción en un vídeo disponible en YouTube con solo teclear su nombre y dos apellidos. Resulta placentero verle preparar un hatillo con pinceles y pinturas frente al fuego de la chimenea, metiendo carpetas en la mochila, y saliendo al monte nevado en busca de sus 'presas'. Se sienta en una roca, saca los bártulos y lo mismo dibuja el atardecer que un zorro. De vuelta al hogar, en el caballete, se le ve dando forma al imponente águila real. Y todo esto con el sonido relajante del duduk, una especie de oboe armenio –que Iñaki también sabe tocar–.

Alcaudón real. Acuarela (35x47,5 cm.)
Alcaudón real. Acuarela (35x47,5 cm.) / IÑAKI DÍEZ

Las golondrinas

Para la exposición del Museo de Ciencias, le pidieron que acompañara algunos de sus cuadros con las historias, las experiencias que los habían inspirado. Aquí va otra de ellas: «De pie, pinceles y paleta en mano, frente al lienzo, intentando entender por qué el pájaro que estaba pintando no acababa de mirarme cuando, sin previo aviso y con total naturalidad, entraron por la puerta abierta del estudio dos golondrinas que, tras darse un vuelo de reconocimiento por la estancia, se quedaron a dos palmos de mi cara; y aleteando en el sitio y mirándome a los ojos comenzaron un diálogo entre ellas –y quizás conmigo– que me dejó paralizado y con la boca abierta durante no pocos segundos. A ojos de una persona fascinada por el mundo animal este episodio se entendería como un claro intento de comunicación entre especies. Me vinieron a la mente lecturas de la infancia, las novelas en las que el Dr. Dolittle podía hablar con los animales, y me sentí de una gran torpeza por no ser capaz de entender lo que claramente me estaban intentando decir esas dos golondrinas. Durante esa mañana entraron dos o tres veces más en el estudio a intentar comunicarse conmigo… O quizás simplemente estaban buscando un lugar apropiado para poner el nido… Pero ¿por qué se paraban delante de mis narices y no paraban de canturrear? Con el tiempo me convencí de que quizás lo importante de esta vivencia no fue entender qué decían las golondrinas sino más bien tener la certeza de que me estaban diciendo algo a mí».

Iñaki participa del megaproyecto denominado 'Fauna Ibérica' que trata compilar, a través de ilustraciones e información, todas las especies animales que habitan nuestro país. «Es mastodóntico e implica a un montón de ilustradores de toda España. Está inacabado, queda mucho. Ahora está todo parado, pero es una obra pilar, fundamental».

– ¿Por qué seguir haciendo dibujos, ilustraciones, con la fotografía y el vídeo tan adelantados tecnológicamente?

– La ilustración, el dibujo, tiene una ventaja frente a la foto y el vídeo, aunque son complementarias, pero el pintor ha visto esas imágenes y las ha interpretado, te puede mostrar lo que él ha visto, y eso facilita la comprensión de ese animal. Puedes hacer un corte sagital de un insecto o una montaña para mostrártelo por dentro. Y con la pureza de las líneas todo es más fácil de comprender para el que lo ve.

Ampelis europeo. Acuarela (45,7x35 cm.)
Ampelis europeo. Acuarela (45,7x35 cm.) / IÑAKI DÍEZ

El roquero rojo

Asegura que entre las ventajas de vivir en un espacio natural, bien conservado y con pocos humanos a la vista, están los encuentros con fauna salvaje cuando sale de paseo. Si siempre es a la misma hora y por el mismo lugar, puede ocurrir que uno se tope siempre con el mismo 'personaje', «individuos que aprendes a reconocer y a los que inconscientemente buscas como si de una cita se tratase». Eso le pasó con un roquero rojo «que cantaba al atardecer en un cresterío rocoso cerca de casa, subido a un pináculo de roca, cantando a pleno pulmón su canción al valle entero». Sigiloso, Iñaki se acercó lo más que pudo, montó su telescopio y disfrutó de su plumaje encendido. «Volví a la cita con el roquero varias tardes más. Siempre a la misma hora, siempre en la misma piedra. Me quedaba observándolo hasta que el sol iba bajando y el frío nos hacía volver a los dos a refugios más cálidos».

Así, Iñaki pintó aquellas crestas rocosas coronadas por el roquero que les aportaba luz y color. «La vuelta a casa, entre dos luces, siempre era muy placentera. Momentos así te hacen tener la ilusión de creer que entiendes lo que pasa en la naturaleza y que no eres un mero observador sino que, indisolublemente, formas parte de ella».

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Publicado en Diario SUR.

Copiado/pegado de Internet por Victoriano Orts Cobos.

Málaga 23 de septiembre de 2020.

 

Gran exposición en el Museo Nacional de Ciencias Naturales

Título:
'Pájaros en la cabeza'.
Fechas:
Se inauguró el pasado 15 de septiembre y estará abierta hasta el 29 de noviembre.
Contenido:
Se trata de 100 obras del artista que ocupan dos plantas del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid. Grandes acuarelas a tamaño natural de muchas de nuestras aves ibéricas, apuntes de campo e ilustraciones científicas.
Especies:
Águila real, cernícalo vulgar, alimoche común, ardilla roja, arrendajo, zorro rojo, alcaudón real, avutarda, halcón peregrino, cárabo común, búho campestre, carbonero común, buitre negro, muflón común, urraca, abubilla, alimoche, martín pescador, frailecillo atlántico, petirrojo... (https://idiezcortaberria.wixsite.com/misitio ).
Notas biográficas del autor:
Nace en Madrid en 1965. Licenciado en Veterinaria por la Universidad Complutense de Madrid, cursa estudios de dibujo y pintura en la Fundación Araúco (donde obtiene una beca) con el pintor realista Guillermo Muñoz Vera. Desde 1985 se dedica profesionalmente a la ilustración científica, principalmente en el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid. Ha sido profesor de esta materia en un máster en la Facultad de Bellas Artes de la Complutense.
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Abubilla. Acuarela (38x25 centímetros).

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