LA VICTORIA VII.
Lo
de colegio mixto suena a ensoñación. Colegios en los que los niños y las niñas
desarrollaran sus actividades mezclados con toda normalidad ha sido una utopía
en la historia de España hasta después de la última dictadura. Ya lo decía la
canción, aparentemente inocente (creo que de Torrebruno), -“los niños con los
niños, las niñas con las niñas”-. Sin embargo, las clases particulares que
impartía D. José, sí eran mixtas. -“Los
niños con las niñas, las niñas con los niños”-, y se realizaban con absoluta
normalidad.
Dª
Encarna, la esposa de D. José, ejercía también de maestra. De niñas, por
supuesto, en otra aula del colegio, y al
igual que los niños, aquellas niñas que sus padres querían y podían, daban también clases particulares con D. José. De
ahí el grupo mixto a que hago referencia en el relato anterior.
Había
menos niñas que niños. Yo sólo recuerdo a dos. Eran las hijas del boticario. No
recuerdo sus nombres. Sí recuerdo que eran dos niñas inteligentes, muy guapas y
simpáticas.
De
los niños, con el que mejor me llevaba era con Pepe Gálvez, hijo de “Pepita la
de la tienda”. Compartíamos el mismo pupitre (de dos plazas). Era muy
simpático, muy inteligente y mejor compañero. Llevaba bocadillos que compartía
conmigo; que no llevaba nunca.
¡Qué
buena persona era Pepe Gálvez, el hijo de “Pepita la de la tienda”! No pienses
mal, posible lector. No era bueno sólo por los bocadillos que compartía
conmigo. ¡Era bueno por naturaleza!
Victoriano
Orts Cobos.
(Re)visado
el día 13 de marzo de 2016
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